CONCLUSIÓN
Este breve análisis de la situación de la estructuración social cubana indica la presencia de grandes desigualdades. Estas podrían considerarse muy superiores a las existentes en la sociedad precastrista, debido a la naturaleza y funcionamiento de las mismas. Dichas desigualdades se basan fundamentalmente en la filiación o lealtad política de la persona.
En este sentido, el sistema, que se proclama erróneamente socialista, como sugiriera el agrónomo socialista francés y estudioso de la realidad cubana, René Dumont, tiene grandes semejanzas con la estratificación social del feudalismo. Una elite con gran poder sobre vidas y haciendas, y el resto de la población sin posibilidades significativas de ascenso social y económico que no sea por la vía política. Dicha estratificación tiende a seguir los patrones descritos inicialmente por el yugoslavo Milovan Djilas en su insigne obra, La Nueva Clase, referente a la situación en la Unión Soviética. A mayor vinculación con la cúspide gobernante y su eje principal, Fidel Castro, mayor será la oportunidad de privilegio. Este es por naturaleza inestable y relativo, dependiente del favor de esa cúspide gobernante y partidista. Esa nueva elite denominada popularmente en Cuba los pinchos y los mayimbes no tendrá título de propiedad de nada, pero será en la práctica dueña de todo. El perder el favor político implicará la pérdida absoluta de los privilegios y prebendas adquiridos.
Parece pues, que el modelo de estratificación social propuesto por Djilas en el ámbito europeo se ha replicado de modo muy similar en la Cuba caribeña. Este ejemplo de transformación social parece también confirmar una vez más el apotegma del gran politólogo inglés Lord Acton, cuando enunciara que «el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente», al analizar los ejemplos de uso y abuso del poder sin límite, del caso cubano.
Al cabo de 40 años de gobierno totalitario, Castro y la elite que lo acompaña parecen atrincherados en el poder, sin visos de desear compartirlo. Ellos desechan, en la práctica, modelos ideológicos que dicen haberlos inspirado. Tratan por todos los medios, incluido el capitalismo de estado sin cortapisa de sindicatos que reten su arbitraria gestión empresarial, de permanecer en el disfrute ilimitado de un poder que ya tiene 40 años, para gran detrimento de un pueblo que un día vio en Castro a su héroe y salvador.