Desde Puerto España
Con la voz un poco tomada por la angina, la presidenta Cristina Kirchner pidió “un nuevo orden regional” en el continente americano y reclamó a los Estados Unidos el levantamiento “del anacronismo que significa hoy el bloqueo a la hermana República de Cuba”. En su discurso durante el inicio de las sesiones de la Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago, la Presidenta aclaró que no buscaba hacerle reproches al presidente norteamericano Barack Obama, quien ayer debutó hablando ante sus pares de la región, sino “entender las cosas que nos han pasado y entonces construir algo diferente”. Obama no habló en concreto del bloqueo, pero aceptó que estaba dispuesto a “un nuevo comienzo” en la relación entre los Estados Unidos y Cuba.
A Cristina Kirchner le tocó el discurso que inauguró la sesión ayer por la tarde, dado que Argentina fue sede de la anterior cumbre americana, en 2005, en Mar del Plata. Justamente, la Presidenta comenzó recordando aquel encuentro en el que George Bush fracasó en su intento de imponer el ALCA como “un punto de inflexión en las relaciones del continente”. “Muchas veces desde los Estados Unidos se concebía la relación con nuestros países como una forma de subordinación, acrítica a toda propuesta que se nos hiciera”, subrayó.
Mencionó como hechos emblemáticos de esa época la expulsión de Cuba de la OEA, en 1962, al invocarse el principio de unidad hemisférica consagrado en el TIAR, el Tratado de Asistencia Recíproca que, recordó, no se aplicó cuando Inglaterra atacó a la Argentina durante la guerra de Malvinas. En cada afirmación, la Presidenta aclaraba que no hablaba con ánimo de confrontar o de abrir una polémica.
Cristina Kirchner habló de pie en la tarima en medio de los asientos donde la escuchaban el resto de los presidentes. Al principio le costó sacar la voz, pero una vez que arrancó pudo seguir sin problemas. Los oradores que la siguieron –en representación de diversos organismos regionales– fueron el nicaragüense Daniel Ortega, el primer ministro de Belice, Dean Barrow, Obama, y cerró el anfitrión, el primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning. Las sesiones continuarán hoy pero no serán públicas, a menos que los propios presidentes lo pidan.
En su discurso, la Presidenta mencionó dos veces directamente a Obama. “Quiero decirle al presidente Obama, de los Estados Unidos, que de ninguna manera esto significa un reproche hacia él. En absoluto, él no fue responsable ni del Consenso de Washington ni de aquel mundo, ni de aquel mundo bipolar, ni de las injusticias que sufrimos muchísimos ciudadanos americanos. Al contrario, tal vez él también fronteras adentro de su propio país haya sentido pisoteados sus derechos civiles, económicos o políticos por el color de su piel”, fue su primer mensaje.
La segunda mención fue cuando –como había dicho el propio norteamericano en la cumbre del G-20, en Londres– señaló que Estados Unidos tenga un presidente que se llama Barack Obama es también “producto del cambio”. Mencionó otros dos presidentes como ejemplo de esos nuevos tiempos, “impensables” en los años noventa. “Un dirigente sindical como Lula en Brasil, o un miembro de los pueblos originarios como Evo Morales en Bolivia”, marcó.
Se esperaba que la Presidenta hiciera mención a la situación de Cuba porque sería la primera en hablar de los mandatarios de la región que meses antes, reunidos en Brasil, habían incorporado a la isla al Grupo de Río y habían reclamado el levantamiento del bloqueo. Además, Lula y el venezolano Hugo Chávez habían advertido que era un tema que no se podría saltear en esta cumbre.
Como es su costumbre, la Presidenta no leyó su discurso. Cada vez que habló de Cuba la llamó “la hermana República”. Cuando pidió el levantamiento del embargo fue la única vez que se escucharon aplausos de parte de los invitados especiales que seguían su discurso en el salón del primer piso del Hotel Regency Hyatt, de Puerto España. Con todo, enseguida reconoció el anuncio realizado esta semana por Obama respecto de la situación de la isla que levantó las restricciones para viajar a Cuba y enviar remesas. “Creemos que a partir de escuchar inclusive a la hermana República de Cuba manifestar su apertura total para hablar con Estados Unidos acerca de todas las cuestiones, como derechos humanos, presos políticos, etcétera, estamos sinceramente en las Américas ante una segunda oportunidad de construir una nueva relación. No la dejemos escapar”, indicó.
El otro tema central del mensaje que duró 16 minutos fue el de la crisis internacional. Sostuvo que la debacle económica también servía como punto de partida para un nuevo orden regional “que dé cuenta de las transformaciones de ese mundo que no volverá a ser el mismo”. Como se esperaba, imaginó “imprescindible” dotar de recursos a los organismos de crédito para evitar que se profundicen los efectos de la crisis. Mencionó concretamente al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como el medio adecuado para apuntalar que las economías de la región no detengan el nivel de crecimiento que experimentaron en los últimos años.
Según confirmó ayer el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, quien se encuentra participando de la Cumbre, hoy se reunirá con la Presidenta para terminar de cerrar una línea de créditos para proyectos de infraestructura para el país de entre mil y dos mil millones de dólares.
Será la segunda actividad de hoy de Cristina Kirchner. La primera –programada para las 8, aunque había quienes descreían que pudieran encontrarse tan temprano– es la reunión de los presidentes de la Unasur con Barack Obama. Difícilmente el tema de Cuba no salga de nuevo al ruedo.
En la comitiva argentina analizaban anoche la posibilidad de que luego de esas actividades la Presidenta decidiera retornar a Buenos Aires. Cristina Kirchner conversaba con el canciller Jorge Taiana y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, sobre esa posibilidad. Dependía de la evolución de la salud de su madre.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)