Hoy cumple cien años la científica italiana Rita Levi Montalcini, sobreviviente de la persecución antisemita e hija rebelde de una familia patriarcal que, a fuerza de perseverar, consiguió lo que quería: recibirse de médica y dedicar su vida a la ciencia. Y no sólo eso: en 1986 se coronó con el Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento del factor de crecimiento nervioso (FCN). También fue una de las cofundadoras del Instituto Mundial de la Ciencia, la primera mujer en entrar a la Academia Pontificia de las Ciencias y miembro vitalicio del Senado italiano desde 2001 (el Ejecutivo italiano puede nombrar a cinco ciudadanos ilustres para ese puesto y ella fue elegida por el presidente Carlo Azeglio Ciampi).

Después de duras peleas con su padre, con quien tuvo siempre una relación difícil, Rita logra aprender en ocho meses griego, latín y matemáticas para obtener el diploma de liceo en 1930, a sus 21 años. Más tarde estudia medicina en Turín al lado de dos científicos que también fueron galardonados con el Nobel, Renato Dulbecco y Salvador Luria. Pero en 1938 debe abandonar su país natal debido a que las leyes raciales de Benito Mussolini la obligan a exiliarse en Bruselas. Al estallar la Segunda Guerra Mundial se traslada a Florencia. Allí, Rita Lupani (su nombre clandestino durante el conflicto mundial) monta un laboratorio donde comienza sus investigaciones sobre el sistema nervioso de los pollos. Primer paso para luego dedicarse al cerebro humano.

En 1947 es invitada a trabajar en la Universidad de Saint Louis en Missouri, Estados Unidos. Es allí donde inicia las investigaciones del factor de crecimiento nervioso con el estadounidense Stanely Cohen. Ambos obtienen por sus descubrimientos el Nobel de Medicina en 1986. "La primera y única vez que tuve una gran depresión fue cuando me concedieron el Nobel. No conseguía soportar aquel clamor", reconoció Rita en un reportaje periodístico.

Conocida como "La dama de la neurona", Levi Montalcini pasó años de su vida viajando entre Estados Unidos e Italia. En 1961 crea en Roma el Centro de Investigación sobre el Factor de Crecimiento Nervioso y en 1969 funda el Instituto de Biología Celular. Ambas instituciones se dedican a investigar el proceso mediante el cual el cerebro renueva las células en forma espontánea. Ocho años después, decide regresar a vivir definitivamente en Roma, donde se dedicará a la investigación y a la docencia universitaria hasta 1995. En 1987 edita su primer libro: "Elogio de la imperfección", una autobiografía.

Todas las mañanas, esta joven madura mujer --cuya mente brillante y tenacidad apasionada le han permitido mantener una salud impecable-- trabaja en el Instituto Europeo de Investigaciones del Cerebro y pasa sus tardes en una fundación que lleva su nombre y que fomenta la escolarización entre las mujeres africanas.

Rita nunca se casó ni tuvo hijos. Al respecto, durante una entrevista que le hicieron en Estados Unidos, explicó: "I'm my own husband" ("Yo soy mi propio marido"). Los periodistas no entendieron qué quería decir; pensaron que hablaba mal el inglés o que estaba bromeando. Pero Rita sabía muy bien lo que estaba diciendo