Sabrás todo de mí,
y, como único testigo: esta cama,
que romperá el silencio de la noche
con su vibrar sonoro de campana!
Esta noche, preciosa niña amada,
se fundirán dos cuerpos,
como se funde el hierro
con la terrible flama de su llama.
Arderán nuestros labios;
retozarán las lenguas en tu boca,
en un beso tan febril y apasionado,
que a la misma pasión volverá loca.
Tú, en mi cama, serás mi mejor verso;
y tus adentros recibirán mi alborada;
te bañaré de blanco, y serás tan amada,
que gritarás con toda tu alma al universo.
Y ya, calmado el éxtasis, yo besaré tu hoguera,
como el punto final de nuestro encuentro;
recordarás con ansia nuestra noche en tu adentro,
porque esta noche no será... ¡una noche cualquiera!