La gripe porcina o influenza porcina es una enfermedad infecciosa
causada por un virus perteneciente a la familia orthomyxoviridae
y que afecta fundamentalmente a poblaciones porcinas.
Estas cepas virales son conocidas como virus de la influenza porcina o SIV, por las siglas en inglés de Swine Influenza Viruses, aunque esta distinción no está basada en filogenia. Las cepas de SIV detectadas hasta la fecha han sido clasificadas como parte del género Influenzavirus C o alguno de los subtipos del género Influenzavirus A.
Los subtipos del virus Influenza A
más comúnmente encontrados como causantes de infecciones
de SIV son H1N1, H1N2, H3N1 y H3N2, aunque se ha encontrado recientemente que el H2N3 también produce este tipo de patología.
En el mundo circulan 3 subtipos de virus de influenza A (H1N1, H3N2, y H1N2), conocidos por infectar cerdos.
En los Estados Unidos, el subtipo clásico H1N1 era casi exclusivamente prevalente entre las poblaciones porcinas antes de 1998;
sin embargo, desde agosto de 1998 se aislaron también subtipos H3N2.
Se ha encontrado que la mayor parte de los virus H3N2 tienen material recombinado, con linajes de genes de virus que atacan humanos (HA, NA, and PB1), cerdos (NS, NP, and M) y aves (PB2 and PA).
Sintomatología
Los animales pasan por un cuadro respiratorio caracterizado por tos
y frecuencia respiratoria elevada,
estornudos, temperatura basal elevada, descargas nasales, letargia, dificultades respiratorias (frecuencia de respiración elevada además de respiración bucal) y apetito reducido.
La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección.
Las tasas de morbilidad son altas y pueden llegar al 100 por ciento,
aunque la mortalidad es bastante baja y la mayoría de cerdos se recuperan tras unos 5 o 7 días tras la aparición de los síntomas.
La transmisión de la enfermedad se realiza por contacto
a través de secreciones que contengan el virus (a través de la tos o el estornudo, así como por las descargas nasales).
La gripe porcina infecta a muchas personas cada año,
y se encuentra típicamente en aquellos que han
estado en contacto con cerdos de forma ocupacional,
aunque también puede producirse transmisión persona-a-persona.
Los síntomas en seres humanos incluyen:
fiebre, desorientación, rigidez en las articulaciones,
vómitos y pérdida de la conciencia
y muchas veces puede terminar en la muerte.