La palabra humor proviene de la palabra latina umor y del vocablo medieval humor, siendo ambos términos médicos que significan disposición biológica o temperamento. El humor se define comúnmente, y no sólo en
psicología, como
estado de ánimo, disposición del espíritu o del
carácter. Es por tanto, un
estado emocional o afectivo de relativa larga duración que determina en un individuo el realizar ciertas asociaciones mentales con cosas agradables o desagradables, según el humor que posea un momento dado
El humor es así, crítica contundente a todas las cosas de la vida, poniendo al desnudo lo ridículo que hay en ellas. Surge cuando se da la ruptura abrupta de la isotopía. El humorista se dirige a los valores visibles, a lo importante, a lo nimio, busca errores, prejuicios y nulidades, es jugar con los valores esenciales, sin apoyarse en nadie ni en nada.
Según Freud, "la esencia del humor consiste en que uno se ahorra los afectos que la respectiva situación hubiese provocado normalmente, eludiendo mediante un chiste la posibilidad de semejante despliegue emocional". De esta manera el Yo rehúsa dejarse ofender y elude el sufrimiento mediante el humor, triunfando así el principio del placer.
El Chiste encarna una situación insostenible, una especie de prueba de resistencia sobre la realidad. Los chistes nos hacen reír cuando sacuden la aterradora hiperseriedad.
En la Ironía el sujeto guarda para sí su juicio desfavorable, manifestando una actitud opuesta a su juicio de valor. Su efecto cómico atenúa el sentido agresivo del ironista.
Lo cómico es todo aquello que nos ayuda a liberarnos de nuestros miedos y preocupaciones creados por la mente. Siempre que las leyes físicas o el orden cómico degradan las creencias o abstracciones de nuestra mente, siempre que lo natural humilla lo sobrenatural, lo cómico hace su aparición.
El humor también es fantasioso, nos tienta a escapar y a esquivar las dificultades. También utilizamos el humor para tratar de establecer un ambiente más relajado y más agradable.
El Sentido del humor se concibe como una actitud derivada del autoconocimiento y la autoaceptación. Conlleva una actitud hacia la vida, una manera de verla o recibirla, una modalidad de estar en el mundo. Es básicamente una visión o percepción realista del mundo que nos rodea, significa percibir ambos polos de una situación tal como ellos son, desde una visión panorámica.
El sentido del humor podemos adquirirlo si jugamos con nuestro propio ego y sus pretensiones, si nos tomamos en broma nuestras afectaciones, poses o personalidades asumidas, si no consideramos ciertamente nuestra hiperseriedad y si desarrollamos un sentido del auto-ridículo.
La falta del sentido del humor parece derivarse de la actitud que nos lleva a considerar inflexibles, absolutamente serias. El sentido del humor parece originarse en un regocijo que todo lo penetra, situación abierta que no tiene la solemnidad impuesta de considerar todo demasiado en serio. El no tomar en serio las cosas es una forma de tomar posición frente a las cosas sin que ellas se lleguen a representar en lo necesario, como ocurre al tomar las cosas en serio.
Un sentido del humor suficientemente agudo como para mostrar al hombre tanto sus propios absurdos como los de la otra gente es un elemento importante en las relaciones interpersonales pues puede ayudar a crear vínculos no hostiles, puede crear una agradable atmósfera saludable de intimidad y camaradería, algo muy importante para nuestra especie, nacida para vivir en comunidad. Es el único modo que tenemos para escapar de una vida dominada por los temores y los sufrimientos de la mente.