Las Hadas existen, dijo con absoluta certeza mientras miraba hacia los bosques de concreto que se dibujaban en el horizonte al tiempo que sacudía el polen de su cuerpo.
- Las Hadas no existen, le respondió ella mientras ordenaba el pétalo sobre el que habían dormido esa noche.
Por un momento se quedaron en silencio observando cómo el sol iba descubriendo cada detalle del paisaje que habitaban.
- Las hadas tienen el cabello oscuro -dijo - Hay veces en que su piel es del color del caramelo y el sonido de sus risas es aun más bello que el de nuestras vertientes cuando descienden desde las montañas. Pero también hay veces en que están tristes y estrellas cristalinas se escapan de sus ojos. Si miras fijamente a los ojos de las hadas podrás ver lo que ellas han visto y si ellas lo permiten, podrás sentir lo que ellas han sentido.
Juan C.Romero
Cuba
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