Por: Idafe Martin. BRUSELAS, ESPECIAL
La economía de la zona euro se contrajo en el primer trimestre del año un 2,5%, pero arrastrada por la caída dramática del 3,8% del Producto Interno Bruto alemán, que superó las previsiones más pesimistas.
La contracción es más profunda que en Estados Unidos -1,6% en el mismo período- a pesar de que la crisis financiera empezó en la otra orilla del Atlántico. El Banco Central Europeo dijo que la recesión será al menos el doble de lo prevista. Esta caída no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, es decir más de medio siglo. El BCE prevé las primeras cifras de crecimiento para 2010, con un raquítico 0,2%.
Francia entró oficialmente en recesión al caer por segundo trimestre consecutivo. Los datos de Eurostat, la Oficina Europea de Estadísticas, muestran un desempleo récord del PIB de la Eurozona y del conjunto de la UE. La economía europea nunca había estado tan mal desde la introducción del euro y a finales de año podría haberse dejado por el camino un 4,5%
Pero veamos el más inquietante de los protagonistas de esta crisis. Alemania dio ayer la peor noticia a Europa. La economía germana, principal motor económico europeo, cayó un 3,8%, según las cifras divulgadas por Destatis, la oficina gubernamental de estadísticas.
La cifra es mucho peor de lo esperado y no se producía desde 1970, aunque la crisis actual es más duradera y los alemanes no sufrían un período así desde la Segunda Guerra. En términos anuales, el PIB alemán cae ya al 6,9% cuando las previsiones de Berlín esperaban un 6% para este año.
Francia, por su parte, certificó la previsible entrada oficial en recesión tras dos trimestres consecutivos de caídas. La economía gala destruyó en los tres primeros meses de 2009 más puestos de trabajo que en todo 2008, haciendo aumentar el desempleo en casi 150.000 personas desde principios de año. Cifra que parece ridícula frente a la española, que en el mismo período ha dejado sin empleo a casi 800.000 personas. Además, su PBi cayó un 1,5%, superando también la previsión gubernamental, que esperaba un 1,1%. La ministra francesa de economía, Christine Lagarde, reconoció que la caída anual podría estar cercana al 3%, doblando las cifras que había previsto hasta ahora.
También cae Austria y Holanda un 2,8%, Italia un 2,4%, Grecia un 1,2%, España un 2,5%, Eslovaquia un 5,4%, la República Checa un 3,4%, Bulgaria un 3,5%, Rumania un 2,6% y Hungría un 2,3%.
Los sindicatos europeos protestan estos días -ayer en Bruselas- en lo que ya llaman "manifestaciones paneuropeas" contra la pérdida de empleos. Las marchas se han producido también en Madrid, Praga y Berlín. Las malas noticias para el empleo continúan, después de que la británica British Telecom anunciara el despido de 15.000 trabajadores.
La inflación se mantuvo en el 0,6% en abril y dio un respiro ante los temores de que acabe derivando hacia deflación, que haría mayor la pérdida de puestos de trabajo y más difícil la salida de la crisis. Aunque algunos países, como Francia y España, llevan dos meses viendo caer los precios.
La solución a la parálisis económica podría ser más estímulo fiscal público tras el plan de reactivación de 200.000 millones de euros que los 27 aprobaron en diciembre. El ministro sueco de economía, Anders Borg -Suecia ocupará la Presidencia europea a partir julio 1°- dijo en Bruselas que los 27 deberían aumentar ese plan para estimular la demanda.
En verdad el mayor peligro que enfrenta Europa Occidental, aparte de sus propios desequilibrios debidos a la crisis, es el enorme agujero en que se han convertido los países del Este. Esa región le debe a la banca occidental europea más de 1,5 billones de euros en inversiones cuyos resultados no maduraron a raíz del desastre financiero global.
Hay países como Austria cuyo involucramiento en esos créditos amenaza con causar una crisis nacional. A ello se suman economías que ya están rodando en la barranca como la de Irlanda que colapsó, Islandia y últimamente Letonia.
La cumbre del G 20 realizada en Londres en abril pasado, logro en parte frenar la velocidad del estrago de la crisis por dos vías: el compromiso de los países desarrollados de evitar quiebras de bancos comerciales de gran tamaño, por un lado. Y por el otro el aumento hasta 1 billón de dólares en el capital del FMI con la intención de destinar buena parte de esa suma para aliviar la crisis en el Este Europeo y evitar de ese modo consecuencias en el banca comercial de Europa Occidental.
Un dato interesante de la jornada de ayer es que en EE.UU., donde se originó la crisis, los datos de la economía fueron sin embargo auspiciosos. Por tercer mes consecutivo subió la confianza del consumidor y se lentificó en abril la caída de la producción industrial.
El director del FMI, Dominique Strauss-Kahn estimó en Viena que la situación mundial "podría comenzar a revertirse en algún momento a partir de octubre" de este año. Advirtió, sin embargo, que no habrá recuperación hasta que los bancos privados, plagados de cuentas tóxicas, no pongan en orden sus balances.