Esta es la primera reflexión de una serie. Del 9 al 12 de enero una delegación de Justicia Global participó en el tour de la realidad sobre la pobreza en algunos pueblos y zonas rurales del estado de Nueva York, un programa dirigido por la organización Iniciativa de la Pobreza.
Entre los diversos propósitos de esta gira fueron: 1) conocer la realidad que está viviendo la población del estado de Nueva York en cuanto a empleo, educación, salud y servicios sociales; 2) conocer la diversidad de grupos comunitarios y religiosos trabajando para combatir la pobreza de una forma u otra; 3) compartir perspectivas estructurales sobre las raíces de la pobreza y la actual crisis financiera, y fortalecer una red regional de organizaciones dedicadas a acabar con la pobreza.
En los próximos días estaremos informando sobre las vivencias y aprendizajes de estos 4 días.
Primero, vimos de cerca la situación actual en Estados Unidos, una crisis financiera que afecta profundamente a la población trabajadora e inmigrante.
En diciembre en Estados Unidos se perdieron otros 500,000 empleos. Más de 10,000 familias pierden sus casas cada día porque no pueden pagar el préstamo. Miles de inmigrantes están dejando de perseguir el sueño americano y regresan a sus países. En el estado de Nueva York, más de 10,000 personas por hora tratan de acceder la ayuda estatal para personas desempleadas.
En las pequeñas ciudades y zonas rurales del estado de Nueva York, se está sintiendo la crisis como una extensión de la crisis post-industrial que están viviendo desde hace 50 años. El post-industrialismo es la salida de la industria de un área, cuando los dueños de las empresas trasladan sus empresas y fábricas a otras regiones o países buscando mano de obra más barata.
En el estado de Nueva York se nota la de-industrialización: donde quiera hay fábricas y almacenes abandonados. El sindicalista Ron Powell en el pueblo de Cortland, lamentó que “ya no se produce nada aquí”.
Nos dijo que los únicos empleos que quedan están en la universidad y el hospital. Antes se empleaba miles de personas fabricando máquinas de escribir y camionetas y fundiendo acero, pero todos cerraron. Ya los y las jóvenes más sobresalientes del bachillerato se van a las ciudades porque no hay trabajo.
Para incentivar el “desarrollo” y el empleo en muchos pueblos pequeños del estado de Nueva York, el gobierno está promoviendo la construcción de cárceles de máxima seguridad. Estas cárceles cuestan millones de dólares de fondos públicos y se construyen a costo de la educación y salud de la zona.
Trasladan a los presos de la ciudad de Nueva York -un alto porcentaje de hombres negros y latinos, y todos pobres- a cárceles en pueblos pequeños lejos de la ciudad. Emplean a hombres blancos pobres de carceleros, y les pagan pésimo, pero como explicamos, hay pocas fuentes de trabajo en estas zonas.
Desde hace 400 años en las Américas la clase dueña usa la raza para dividir a la gente pobre. Les da un poco más privilegio a los pobres blancos, para que sientan una superioridad sobre los pobres negros. Esto ha funcionado para que las dos razas no se unan como clase, a pesar de tener las mismas necesidades.
En un futuro informe profundizaremos sobre la historia de la raza en EEUU.
El trabajador social, Peter Swords, nos explicó que en su ciudad, Syracuse, un 40 por ciento de los niños y niñas con menos de 5 años de edad, vive en la pobreza. La pobreza, definida como la no satisfacción de las necesidades básicas de una persona.
Muchos de estos niños y niñas aprovechan el desayuno y almuerzo escolar, y lo único que comen en sus casas es una papita frita o un refresco. Esto mientras el 30 por ciento de los alimentos producidos en EEUU se bota.
Un dirigente de la Iniciativa de la Pobreza, Willie Baptist, destaca que no estamos ante una escasez de recursos: “Estamos hablando del abandono en el medio de la abundancia. Es una vergüenza que en el país más rico de la historia del mundo, haya niños y niñas pasando hambre. Es una vergüenza que haya gente sin casa mientras haya apartamentos y hoteles de lujo vacíos”.
La pobreza en Estados Unidos existe, y esta población invisibilizada está creciendo y haciéndose ver cada vez más. En esta gira por los pueblos pequeños y zonas rurales de Nueva York, escuchamos las historias de muchas personas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos.
Kris Townsend nos dijo, “No soy pobre porque quiera ser pobre, como dice mucha gente. Es que el sistema tiene tantas formas de hacer que una no se supere”.