Un chiche. Así, 10 puntos. Casi como nuevo quedó el telescopio espacial Hubble. Es que los astronautas del transbordador Atlantis terminaron de arreglarlo y ponerlo a punto.
Los trabajos de mejora del Hubble llegaron a su fin después de cinco jornadas a pura tuerca y se espera que le permitan "vivir" en el espacio cinco años más.
La última jornada de trabajo espacial, realizada por los astronautas John Grunsfeld y Drew Feustel, se inició a las 09.28 de Argentina, cuando el Atlantis cumplía su órbita 103 alrededor de la Tierra, viajando a unos 27.000 kilómetros por hora. Tardaron seis horas y cuatro órbitas en reemplazar las baterías del telescopio, lanzado al espacio hace 19 años y que orbita a unos 600 km del planeta.
Para darle fuerzas al Hubble durante cinco años extra, tuvieron que reemplazar el segundo módulo de baterías. Cada uno pesa cerca de 208 kilos y contiene tres baterías que suministran energía para las operaciones del observatorio espacial cuando éste transcurre por la porción nocturna de su órbita.
El primero de los módulos fue reemplazado en la segunda de las cinco jornadas de trabajo exteriores en esta misión, la última de un transbordador en el mantenimiento del Hubble.
La primera salida de los dos astronautas se produjo el jueves. Y luego, reemplazaron uno de los sensores de orientación fina del telescopio que se usan para brindar la orientación del ojo telescópico y también sirven como instrumento científico para la determinación de la posición y movimiento preciso de las estrellas.
Una vez completadas esas tareas, Feustel y Grunsfeld pusieron su atención en la nueva cubierta de una sección en el exterior del telescopio e instalaron los tres paneles de metal brillante que protegerán el casco del Hubble.
Algunos de los paneles sirven tanto de aislantes como de radiadores para los delicados instrumentos de la lente. Estos materiales protegen al artefacto de las radiaciones intensas y los cambios extremos de temperaturas del espacio, mientras permiten la radiación del calor para impedir el recalentamiento dentro del telescopio.
Si todo transcurre como está previsto, mañana a las 09.53 de Argentina el Atlantis, que lleva siete tripulantes, soltará al Hubble, que podrá así continuar su travesía espacial, en la que ha completado ya más de 97.000 órbitas a la Tierra.
Media hora después, el transbordador empezará a alejarse de este equipo que ha permitido, durante casi dos décadas, que más de 4.000 astrónomos efectuaran observaciones y descubrieran vistas sin precedentes del Universo. El retorno del Atlantis a la Tierra está programado para el viernes a las 12.40 de Argentina, tras haber despegado el lunes de Cabo Cañaveral.
La NASA tiene previsto en el 2010 retirar de servicio los transbordadores, un medio de exploración que debutó en 1981 y que ha registrado la tragedia de dos naves que estallaron y la muerte de 14 tripulantes.
Esta misión de reparación y modernización del Hubble se había postergado varias veces mientras los técnicos evaluaban los riesgos y los costos de una labor muy diferente de las misiones de reaprovisionamiento, cambio de tripulación y construcción de la Estación Espacial Internacional (EEI).
Durante las misiones a la EEI, el transbordador se posiciona en el puesto que orbita a unos 380 kilómetros de la Tierra y en el cual habitan regularmente tres tripulantes. En caso de accidente de la nave, los astronautas pueden refugiarse en la Estación.
Pero no es lo mismo con el Hubble. Para arreglarlo, el Atlantis viajó a casi 600 kilómetros de la Tierra, en una región en la cual abundan los restos de viejos satélites y basura espacial, lo que obliga a la NASA a monitorear de cerca al transbordador.