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General: El resto del mundo es una maravilla: las debilidades de la telaraña anticubana
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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 23/05/2009 14:10 |
El resto del mundo es una maravilla
Las debilidades de la telaraña anticubana; por Graciela Guerrero Garay
inSurGente.- “(…)Es lo común que suceda. Todo tiene un origen. Y estas líneas brotan justamente de una relatoría que decidió contar un argentino sobre su vida entre los cubanos de “a pie” y, como es usual, la web se llenó de opiniones groseras, parcializadas, subjetivamente atacantes y anticastristas a ultranza desmintiendo a su autor o tildándolo de vendido a los “Castros”. Muchos cubanos eran sus redactores, radicados en la Isla y en el extranjero. (…)La ausencia de niños desnutridos, el constante accionar para contrarrestar enfermedades como el dengue hemorrágico, las medidas adoptadas ante la amenaza e inminencia del paso de los huracanes para salvar vidas humanas, entre los esfuerzos y la inestabilidad emocional que genera el sustento diario y la incapacidad del salario en solventar las necesidades, con la presencia de una dualidad monetaria, fueron aspectos que destacó el comentarista(…)”.
Las debilidades de la telaraña anticubana
Graciela Guerrero Garay
inSurGente
· Parece ya un decreto internacional – hasta inviolable y respetado – que todo lo que suceda en Cuba tiene que pasar por algún tanque pensante, sobre todo los que venden su baba barata y pagan caro las reglas de sus “progenitores”
· Es tan enfermiza la campaña cincuentenaria contra los cubanos que, desgraciadamente, tanto dentro como fuera, hasta estos olvidan que sobrevivieron en su suelo gracias a la Revolución – y hoy sobreviven muchos de sus familiares – y se suman a opinar en negro, sin detenerse en matices y en sus propias historias de vida
· Si se dice, está mal y si se calla, también. El resto del mundo es una maravilla, la Isla es la que está patas arriba. Este mensaje es el más insustancial de cuantos leo a diario por doquier. Cuba es el único lugar de la tierra donde la gente come sin trabajar, hecho que no es bueno para nada pero que sí testifica la magnificencia de la Revolución y los niveles de justicia social que la caracterizan.
Pudiera empezar por mi misma, que llevo ya varios meses con una urticaria crónica originada por un hongo y me ha afectado incluso la visión, para demostrar cuánto puede hacer un hombre y recibir en una sociedad donde impere la justicia social para todos. Pero no, enseguida los detractores acosarían diciendo que soy “un soldadito de Fidel, una pagada a sueldo de la prensa oficialista y que si no hablo bien, me botan”.
Es lo común que suceda. Todo tiene un origen. Y estas líneas brotan justamente de una relatoría que decidió contar un argentino sobre su vida entre los cubanos de “a pie” y, como es usual, la web se llenó de opiniones groseras, parcializadas, subjetivamente atacantes y anticastristas a ultranza desmintiendo a su autor o tildándolo de vendido a los “Castros”. Muchos cubanos eran sus redactores, radicados en la Isla y en el extranjero.
La ausencia de niños desnutridos, el constante accionar para contrarrestar enfermedades como el dengue hemorrágico, las medidas adoptadas ante la amenaza e inminencia del paso de los huracanes para salvar vidas humanas, entre los esfuerzos y la inestabilidad emocional que genera el sustento diario y la incapacidad del salario en solventar las necesidades, con la presencia de una dualidad monetaria, fueron aspectos que destacó el comentarista.
Todo ello en medio de un cruel bloqueo económico impuesto por el criminal imperio – cito textual -, del cual dijo aprendió a comprenderlo mejor y valorarlo en su dimensión antihumana. Por estas verdades, el colega argentino fue atacado con todos los colores que los enemigos habituales suelen esgrimir para desacreditar el proceso cubano.
Lo curioso es que ninguno pudo argumentar una sola idea con un dato real sobre la ciudad de Bayamo o la provincia Granma, donde radicó el relator. Nadie dijo que la Sierra Maestra estaba llena de analfabetos, oscuridad y ranchos de yagua antes de 1959, contra toda una infraestructura intramontañosa que hoy reluce hospitales, carreteras, escuelas, casas de mamposterías, luz eléctrica, transporte serrano, cafeterías, centros turísticos, comercios, salas de video y televisión, un canal televisivo, agua potable, llega el periódico y hay consultorios médicos, policlínicos, farmacias y consultorios.
Y su gente vive mejor y hay profesionales, empleados, productores privados y estatales, en medio de cientos de limitaciones, con muchísimos asuntos pendientes por resolver, sin ostentaciones ni lujos, pero segura de que no habrá desalojo de ahora para ahora, que no morirán por falta de medicinas ni dinero en los bolsillos y que, aún con un pedazo de plátano con arroz congrí y mantequita de cerdo, duermen a piernas sueltas y se levantan al día siguiente a realizar sus labores cotidianas.
Esta es la debilidad de la telaraña anticubana. No convence por ser una precoz eyaculación de odio manipulado y parcial, contaminado más por las frustraciones personales que por la objetividad de los criterios y el enfoque crítico y saludable a un proyecto, que con todos los defectos del mundo que se le puedan señalar jamás perderá su meridiana claridad de ideas: justicia social y amparo vital para las principales coordenadas del crecimiento espiritual de sus ciudadanos.
Aquí hay racionados muchos alimentos y ni sobran y ni alcanzan, pero se venden a precios irracionales para como los venden quienes limitan a Cuba de negociar libremente con quienes quieran venderles con las facilidades de pago que estimen. Y son irracionales no por caros, sino porque cuestan centavos y con esos salarios mínimos, mal pagados en algunos casos como también sucede, toda la población puede comprarlos.
Antes de la caída del sistema socialista en Europa, el pago laboral alcanzaba para todo y hasta quedaban kilos para vacacionar. Pero eso parece se lo llevó la amnesia de los de “adentro y de afuera”. Nadie se acuesta sin comer, como testificó el argentino, venga la comida de la bodega, mediante la libreta de racionamiento, los agromercados o las cadenas de tiendas en divisas. Es más, yo conozco núcleos que venden su cuota normada, porque en el centro de trabajo almuerzan y comen todos los días y, simplemente, deciden no cocinar. Solo lo hacen los fines de semana.
Llénenme mi casilla de comentarios también, pero por favor, díganme nombre y apellidos, ciudades y naciones donde esto hoy, en el 2009 del siglo XXI, sucede. Porque ahora el “cantaito” es que de “mamá URSS pasamos a papá Chávez”, pero Venezuela, con toda esa magia de amor que está pariendo y con un Presidente que ha demostrado llevar el corazón en el pecho y su pueblo a medio centro, todavía no ha podido, sin bloqueo y con toda su riqueza, lograr que la justicia esté pareja en sus cerros, barrio adentro, y tiene miles de miles de internacionalistas cubanos luchando por ello.
Salvando distancias históricas y dimensiones geofísicas, Cuba en 1961 erradicó el analfabetismo, solo a dos años y tres meses de triunfar la Revolución y estar sola frente al mundo, atacada por fuerzas mercenarias armadas de Estados Unidos y sin otro antecedente que no fuera miseria, incultura e insalubridad a lo largo y ancho de su geografía, la herencia patética que recibió en sus manos ese grupo de hombres que apostó todo por la libertad y un sistema donde el hombre no fuera lobo del hombre.
Estas verdades siempre retumbarán como piedras. Pudiéramos estar mejores en todos los sentidos, se han cometido errores y quizás se cometan más. Ninguna obra humana es perfecta. Uno de los mayores atracos que puedan darse como ciertos en cualquier prensa de esta centuria, es negar que en Cuba el socialismo ha sido la sobrevivencia y la realización plena de millones de personas pobres de nacimiento, ignorantes y sin otra salida que morir como llegaron al mundo.
Las manchas del proceso revolucionario cubano jamás serán más grandes que sus luces. Esto fue lo que sintió y contó el colega argentino. No os asombréis del ataque. En épocas de buitres es lógicamente dialéctico que se intente a cualquier precio matar las palomas blancas. |
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