El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, aseguró que "la tensión" que se produjo tras la destitución el miércoles del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez, y aceptar la renuncia al ministro de Defensa, Ángel Edmundo Orellana, "hoy ha sido superada en una forma totalmente pacífica".
En Tegucigalpa, donde el ambiente es de tranquilidad relativa, centenares de militares resguardan edificios públicos y privados ante eventuales disturbios que pudieran darse producto de la crisis, dijo hoy una fuente castrense, mientras que otros sectores han abogado por una solución a través del diálogo.
Según Zelaya, la solución, llegó cuando las autoridades de la Fuerza Aérea Hondureña le entregaron el material que se utilizará en la consulta popular del domingo, incluidas urnas y papeletas, entre otros. Zelaya recogió el material de la consulta acompañado de decenas de sus seguidores, que coreaban consignas a favor del presidente y su iniciativa.
Vásquez fue destituido por negarse a apoyar la consulta para la eventual instalación de una Asamblea Constituyente.
La supuesta amenaza golpista ha sido recogida en un comunicado divulgado hoy en las Naciones Unidas por los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), en el que denunciaron "un golpe de Estado en proceso en curso contra el compañero José Manuel Zelaya".
"En Honduras está en marcha un golpe de Estado", aseguró el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. El mandatario venezolano advirtió que los Gobiernos "revolucionarios" de la región no se van a quedar "de brazos cruzados" ante el eventual intento de derrocar a Zelaya y que están "dispuestos a hacer lo que haya que hacer para que se respete la soberanía de Honduras y la voluntad del pueblo de Honduras".
Su homólogo boliviano, Evo Morales, se pronunció en términos similares y rechazó en una carta enviada a Zelaya y hecha pública "cualquier intento de golpe de Estado o amenaza al proceso democrático" en Honduras.
"Cuente, presidente, con el respaldo de mi Gobierno en estas difíciles circunstancias", manifestó a Zelaya.
Por parte de Nicaragua, la primera reacción fue del presidente de la Asamblea General de la ONU, el ex canciller sandinista Miguel D'Escoto, quien condenó lo que también consideró un intento de golpe de Estado contra el Gobierno democráticamente electo del presidente Manuel Zelaya.
Más tarde, el gobernante nicaragüense, Daniel Ortega, rechazó en su carácter de presidente pro témpore del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) el proceso de golpe de Estado técnico denunciado por su colega de Honduras.
En un comunicado difundido por su portavoz gubernamental y esposa, Rosario Murillo, Ortega se solidarizó con Zelaya "frente al proceso desestabilizador de la gobernabilidad democrática y del Gobierno constitucional electo libremente por el pueblo en enero 2006".
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)