"Tengo hijos muy pequeños y sólo tendré tiempo para prácticas espirituales después de que hayan crecido", el hombre contestó.
Después de que hubieran crecido ios hijos, Kabir Sahib se encontró de nuevo al hombre y le preguntó:
"¿Ahora encuentras tiempo para la meditación espiritual?"
"Ah, Señor,
ahora debo esperar que los niños se casen,
para que los pueda ver independientes.
Entonces tendré el tiempo para dedicarme a la
Después cuando Kabir Sahib de nuevo se encontró al hombre, le preguntó:
"Y ahora, amigo afortunado,
"Ah, ahora", el hombre contestó,
"estoy ansioso de ver a mis nietos crecer y casarse".
Después de que esto había sucedido, Kabir Sahib de nuevo le preguntó al hombre:
"¿Cuál es tu posición ahora, mi amigo?".
"Oh, Señor", el hombre contestó,
"encuentro que mis nietos son poco cuidadosos.
Como resultado de esto es necesario que cuide la casa, aún durante la noche porque si yo también fuera poco cuidadoso los ladrones vendrían y robarían lo poco que tenemos".
Algunos años más tarde Kabir Sahib de nuevo visitó la casa del hombre y preguntó dónde estaba el anciano.
Los hijos y nietos le dijeron que había muerto.
"Ah, esa es una gran pena", Kabir Sahib dijo.
"Pobre hombre, su vida fue desperdiciada siguiendo las órdenes y deseos de su mente mundana que lo llevó a un apego tan profundo hacia su familia y sus bestias.
Y aún por unos pocos momentos de sólo amor por el Señor hubiera empezado a finalizar su prisión aquí".
Cuando el hombre estaba vivo él estaba muy apegado a su familia, y generalmente también cuidaba a las vacas y búfalos.
Él estaba particularmente interesado en una vaca, cuando murió reencarnó como un becerro y cuando creció y se convirtió en un toro fue atado al arado.
Cuando ya no era capaz de hacer este trabajo fue atado a la carreta.
Cuando después de diez años ya no era capaz ni siquiera de hacer este trabajo fue enviado al carnicero.
Finalmente su carne fue vendida y el cuero fue usado para hacer un tambor, y siempre que alguien golpeaba el tambor repetía este refrán:
"Vine como un toro, fui atado al arado, luego se me puso en la carreta, y cuando ya no era capaz de hacer este trabajo,
fui vendido al carnicero quien me cortó en pedazos y los vendió como carne.
Mi cuero está siendo usado como tambor.
Asi que lo que quede de Karma para mí está ahora recibiendo golpes cada minuto
y estoy continuamente en la miseria".
"Todo en este mundo es un estado de ilusión. Es inútil intimidar con lo que debe de pasar. Él el Creador, es el único establecido, todo lo demás va y viene"
Gurú Nanak