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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: residente  (Mensaje original) Enviado: 04/09/2009 17:36

¿Los primeros pasos?

Fernando Ravsberg | 2009-09-03, 12:39

Cubanos leyendo el periódico (Foto: Raquel Pérez)Cuba es un país tan paradójico que la publicación de "malas noticias" resulta ser una "buena nueva". Es que después de tantas loas a los logros de la Revolución, las críticas a lo mal hecho empiezan por fin a mostrar un país de carne y hueso.

No se trata de que los medios lograsen engañar a los ciudadanos, realmente nadie en Cuba cree en ese "país maravilloso" creado por la prensa oficial. La gente aprendió a leer entre líneas y a buscar fuentes de información alternativas.

Incluso los humoristas se burlan de la prensa. "Noticias internacionales: hambre en África, guerra en Afganistán, desocupación en EE.UU.", dicen y agregan "noticias nacionales: inauguran consultorio médico, reparan escuelita rural, record de producción de malanga".

Pero eso parece estar cambiando, incluso algunos de los participantes de este blog lo han mencionado sorprendidos. Desde hace meses el periódico Juventud Rebelde comenzó a lanzar reportajes críticos que afectan a diferentes instancias de poder.

Sin embargo, este domingo el periódico de la Unión de Jóvenes Comunistas definió con toda claridad el rumbo que pretende seguir. Uno de sus periodistas lanzó un durísimo ataque contra la burocracia censuradora que les prohíbe escribir de los problemas de Cuba.

Afirma en el artículo que estos "censores", lejos de pretender salvar la imagen del país, en realidad protegen sus propios cargos. Y yo agrego que muchos de ellos temen que en la isla se desarrolle un periodismo sin ataduras que "los descubra".

Arremete el periodista contra quienes dicen que hablar de los problemas es "darle armas al enemigo". Sentencia que el peor favor que se le puede hacer a la Revolución "es el silencio, la simulación, la doble moral, la conformidad (...) ante los males que se incuban y desarrollan ante nuestros ojos".

Pero no se trata sólo de este periódico juvenil. El mismísimo Granma, que ostenta el título de órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista Cubano, lanzó un artículo en el que se critica muchas de las chapucerías que se hacen en el país.

Es verdad que se protege con discursos de Fidel Castro de hace 45 años, pero de todas formas el diario tiene el mérito de denunciar a "quienes se escudan en las carencias y la estrechez económica" y también a los que "invocan el bloqueo y la crisis" para esconder sus chapuzas.

Pero mi sorpresa es total cuando veo en el noticiero de la TV cubana un reportaje sobre la corrupción en la empresa de autobuses interprovinciales. Cierto es que al final lo edulcoran pero aun así son cosas a las que uno no está acostumbrado.

¡Es que se trata del noticiero de TV!, el mismo que en los años 90 presentaba imágenes y cifras de las enormes producciones agropecuarias, mientras que en la realidad los ciudadanos no tenían prácticamente nada que comer.

En aquellos tiempos de durísima escasez de alimentos, los cubanos se burlaban de los periodistas del noticiero. Decían que para comprar plátanos y malangas había que encender la TV, porque allí era el único lugar donde aparecía comida en abundancia.

Sin duda, es un signo positivo que los medios de prensa nacionales -estrechamente controlados por el todopoderoso Departamento Ideológico del Comité Central del Partido- empiecen a mostrar el país real y lleguen incluso a rebelarse contra los censores.

Me pregunto si se habrán decidido a seguir el ejemplo de los intelectuales cubanos que en el último Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) expresaron: "Habremos de ser implacables en el ejercicio permanente de la crítica".

Esa actitud de los intelectuales no es nueva y ya ha provocado no pocas transformaciones en el país. Basta recordar que la crítica contenida en la película "Fresa y Chocolate" fue punto de partida para una mejor integración de los homosexuales en la sociedad.

Es verdad que mis colegas van mucho más atrás en el "ejercicio permanente de la crítica", pero romper moldes no es fácil. Ellos fueron formados como "educadores ideológicos" y se les inculcó que su primer deber es "defender la Revolución".

Podremos decir que son avances pequeños o movimientos demasiado lentos pero es innegable que algo está cambiando. Yo soy de los optimistas, de los que creen que un largo camino se inicia con el primer paso, si éste se da en la dirección correcta.

http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2009/09/los_primeros_pasos.html#more



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: residente Enviado: 04/09/2009 17:41

Somos todos

Fernando Ravsberg | 2009-08-27, 13:32

Escuela primaria en Cuba (Foto: Raquel Pérez)Por estos días me vi metido en la tarea de buscar un uniforme escolar para mi ahijada, la cual tenía dificultades para encontrar su talla. El problema es que María Fernanda, a sus 7 años, es algo pequeñita a pesar de tener un espíritu gigantesco.

Nuestro largo periplo nos llevó incluso hasta el mercado negro. Una buena amiga, con niños en edad escolar, me presentó a un señor y éste me ofreció todos los uniformes escolares que quisiera, aclarando que los vende sólo al por mayor.

Por supuesto que este especulador no se abastece de los tenderos que se roban uno o dos uniformes. Para poder ofrecer la mercancía por docenas tiene que tener un alto contacto en las empresas que los fabrican o distribuyen.

Caigo en esto porque, como he podido observar, el grueso de las mercancías que están en venta en el mercado negro son extraídas en grandes cantidades de los centros productivos y esto sólo puede hacerse con la complicidad de los directivos.

Uno de los camioneros que se roban contenedores del puerto me explicaba que ellos no corren casi ningún riesgo porque sacan la carga "con todos los papeles en regla", es decir con las firmas y los sellos que solamente puede poner la administración.

En una empresa de alimentos que conozco reforzaron los controles en la puerta para evitar que los obreros roben. Sin embargo, acaban de "perderse" 100 Kg. de productos cárnicos, una cantidad que difícilmente podría llevarse un trabajador de a pie.

Si se observan las casas de los gerentes cubanos, sus automóviles, los electrodomésticos, las ropas de sus esposas, los juguetes de sus hijos y los lugares donde vacacionan, se podrá comprobar el "milagro" que realizan con los US$30 que ganan al mes.

Pero sería injusto decir que son los únicos que meten las manos en la propiedad estatal. Los trabajadores comunes también requisan lo suyo, claro que en menor cantidad, lo justo para "resolver", palabra con la que popularmente describen la acción.

Todos se llevan algo para completar unos salarios porque estos son totalmente insuficientes para vivir. Los tabaqueros esconden habanos, los bodegueros arroz y frijoles y los obreros de la fábrica de pintura venden cubetas.

En muchas empresas contrataron guardias de seguridad para evitar los hurtos. Paradójicamente, su presencia aumenta las pérdidas porque ahora los trabajadores tienen que robar lo propio y lo que le dejan al guardia para que éste "no vea nada".

Una antigua trabajadora del hospital Ameijeiras me cuenta que "cuando nosotros sacábamos las cajas de pollo, teníamos que dejarles 3 postas a los guardias y US$100 por cada caja de azulejos. Ese era el pago para que no nos revisaran a la salida".

El campesino privado, Alejandro Robaina, le explicó al máximo dirigente sindical de Cuba que no se puede poner hombres a cuidar el tabaco en las noches por US$15 al mes. Si no se les paga bien serán los mismos guardias quienes robarán las hojas, concluía el tabaquero.

Sin embargo, los gerentes y los obreros tampoco son los únicos que forman parte del mercado negro. Igual que en el caso de las drogas, no existiría tráfico si no hubiera consumo, es decir personas dispuestas a comprar las mercancías.

Ahí entramos los demás, los que nos limitamos a abrir la puerta de nuestra casa a los vendedores para comprarles queso, carne de res, jamón, salsa de tomate o aceite. Hay de todo, en una ocasión me ofrecieron hasta un cocodrilo vivo.

Incluso los más puros necesitan de este comercio. Un buen amigo, antiguo escolta de Fidel se escandalizó cuando descubrió, después de jubilarse, que su mujer compraba en el mercado negro. La respuesta de ella fue contundente: "¿de dónde crees que has comido todos estos años?".

Una de las razones por la que la gente cae en esta ilegalidad es la combinación de bajos salarios y altos precios. El gobierno le aplica un impuesto del 240% a todo lo que oferta en divisas. Un litro de aceite de soya llega así a costar casi US$3.

Los vendedores callejeros ofrecen mejores precios, alrededor de un 30% menos de lo que cuesta en las tiendas del gobierno. Y para muchos cubanos de bajos recursos ese porcentaje es el que les da la posibilidad de acceder a algunos artículos básicos.

La otra razón por la cual muchos acuden al mercado negro es la escasez. Aunque pueda parecer muy loco, algunos de los productos que faltan en las tiendas de alimentos o de las medicinas que no hay en las farmacias se encuentran en las calles.

Con el uniforme de María Fernanda fue al revés, yo pagué en la tienda US$0,12 mientras que en la calle me pedían US$ 4. La venta al por mayor de estas prendas me escandalizó pero, tras pensar un poco, comprendí que al fin y al cabo, el mercado negro somos todos.

http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2009/08/somos_todos.html


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: residente Enviado: 04/09/2009 17:43
 


 
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