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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: residente  (Mensaje original) Enviado: 01/10/2009 04:23

El caso argentino

En el caso de la guerrilla urbana en América Latina, esta tuvo como principales escenarios países donde las perspectivas de un movimiento revolucionario eran posibles y la descomposición del régimen estaba bastante avanzada, las posibilidades para trasformar la sociedad eran inmensas pero nuevamente la enfermedad del guerrillerismo hizo aparición en el movimiento de izquierda que pretendía ser revolucionaria. Por supuesto, estamos muy lejos de decir que los alzamientos guerrilleristas o de terrorismo individual desviaron o determinaron la derrota de los procesos. Lo que si afirmamos categóricamente es que no contribuyeron en nada a debilitar al enemigo y a evitar la salida represiva que significaron los golpes de Estado.

En 1975, en Argentina, los Montoneros —un grupo con importante influencia en la juventud peronista— y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) se lanzaron a una campaña de atentados contra militares, policías y torturadores, secuestros espectaculares y otros métodos por el estilo, pensando también que por esta vía acelerarían el advenimiento de la revolución. Las acciones individuales de estos grupos fueron utilizadas como pretexto para llevar acabo una brutal campaña de represión para “combatir el terrorismo”, en realidad las fuerzas represivas orientadas por la reacción enfocaron sus esfuerzos a reprimir al movimiento obrero. Tras la muerte del Perón y la llegada a la presidencia de su mujer —Isabel— tras la cual se encontraba lo más vil y podrido de la sociedad Argentina, la triple A (Alianza Anticomunista Argentina, integrada por militares y fascistas y dirigida por un colaborador cercano a la presidenta) pasó a la ofensiva y cientos de dirigentes y activistas obreros fueron asesinados. Con la excusa de la lucha contra el terrorismo, el gobierno prohibió las huelgas, intervino los sindicatos y obligó a miles de activistas a pasar a la clandestinidad. Los capitalistas aprovecharon la situación para lanzar nuevos ataques en el terreno económico y político.

¿Quiere decir con esto que había que cruzarse de brazos y suspender cualquier lucha para no provocar a la burguesía?, absolutamente no. En esos momentos debería haberse planteado la consigna de autodefensa armada de los trabajadores, era necesario organizar el armamento obrero controlado por los sindicatos, integrando milicias. Contra la represión de los fascistas, había que oponer la fuerza de la clase obrera organizada, convertir la represión en una derrota política y un avance para la revolución, era una tarea que debía implicar a las masas, en lugar de ello, las acciones individuales de Montoneros y ERP continuaron sin establecer ninguna ligazón con el movimiento. Una táctica marxista de lucha contra la reacción —vinculada con un programa revolucionario— hubiese acercado a esos grupos que se reivindicaban del marxismo a la base de los sindicatos peronistas, y de este modo habrían podido ganar cada vez a sectores más amplios de trabajadores, que en esos momento podían sacar conclusiones rápidamente. Pero los métodos de estos grupos en lugar de aproximarlos a la clase obrera, los fue alejando cada vez más, dejándola a merced de los dirigentes peronistas.

Sólo cuando los trabajadores con una huelga general de 36 horas, entraron en escena y adquirieron protagonismo en la lucha, cambió el rumbo de los acontecimientos. El gobierno cayó, López Rega —dirigente de la triple A— huyó del país y su organización aterrorizada por el movimiento de masas declaró una tregua. Los fascistas se ocultaron en sus guardias, pero seguían esperando el momento preciso. La clase obrera, en sólo dos días de lucha colectiva, había logrado lo que no pudo un año de acciones terroristas.

Sin embargo por este carácter colectivo y organizado, las luchas obreras y más en situaciones decisivas requieren de una dirección correcta que les brinde una táctica y estrategia, que le ofrezca un programa y les señale el camino hacia la victoria; si esto no ocurre, más pronto o más tarde la situación se tronará en su contrario, la lucha pasará del ascenso al descenso, el movimiento empezará a dividirse y este comenzará a dispersarse.

 Si hubiese existido una corriente marxista de masas en la base del peronismo, los sectores determinantes de la clase obrera hubiesen sido ganados por ella, y la situación habría cambiado drásticamente. Pero ausente esta corriente, entre los sectores de la juventud que se acercaban al marxismo, los métodos del ERP y los Montoneros parecían más atractivos, más audaces, la desorientación y el ultraizquierdismo nuevamente aparecieron.

La clase obrera temporalmente había paralizado a la reacción, pero en cuanto el movimiento entró en reflujo, las acciones de los guerrilleros eran totalmente insuficientes para detener a los reaccionarios.

Cuando los reaccionarios recuperaron confianza dieron un golpe de Estado que abrió el camino a una de las más brutales dictaduras de los últimos años, con más de 30 mil muertos y desaparecidos.

http://www.militante.org/el-marxismo-y-la-guerrilla



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Rene Gomes Enviado: 01/10/2009 13:34
Matilda ha ocultado este mensaje


 
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