La cifra es elocuente de la tragedia y de lo caótico de la situación. Ayer, como si el fin del mundo se concentrara en la región, un potente sismo de 7.6 en Indonesia provocó al menos 75 muertes, pero las autoridades estimaban que podrían ser miles. El movimiento se registró a 53 kilómetros de la isla de Sumatra, a las 19.16 (9.16 de la mañana en Argentina), un día después de que Samoa sufriera los efectos de un tsunami provocado por otro sismo en las profundidades del mar. El sismo se produjo a 87 kilómetros de profundidad, al noroeste de la ciudad de Padang, capital de la provincia de Sumatra occidental. En la ciudad, varios edificios se desmoronaron. Los rescatistas alcanzaron a recuperar 75 cadáveres, pero la impresión es que puede haber más de mil víctimas sepultadas.
Padang se encuentra sobre la costa de la isla indonesia de Sumatra. Tiene alrededor de 900 mil habitantes que el martes corrían hacia afuera de los edificios, aterrados por la probabilidad de quedar sepultados bajo los escombros. Los rescatistas habían recuperado al cabo de unas horas 75 cadáveres, pero las estimaciones de las autoridades eran que debía haber más de un millar de personas sepultadas debajo de los edificios. El techo del aeropuerto de la ciudad se desplomó. “Cientos de viviendas resultaron dañadas, hay mucho miedo porque las cañerías de agua están rotas y hay inundaciones en las calles”, señaló un habitante de Padang a la agencia Reuters.
“Por ahora no puedo ver cadáveres, sólo casas colapsadas –dijo otro vecino, de nombre Adi, a la misma agencia, temprano, cuando los habitantes de la ciudad recién comenzaban a despertar en medio de la pesadilla–. Algunas están semidestruidas, otras completamente. Las personas están paradas alrededor, demasiado asustadas para volver a entrar. Se teme un tsunami. Hasta ahora no ha llegado ayuda. Puedo ver a niños pequeños parados alrededor llevando mantas. Algunas personas están buscando a parientes, pero todas las luces se apagaron completamente”, agregó Adi.
Las imágenes de tevé mostraban a Padang demolida, incluso su hospital central había colapsado con todos sus internados dentro. El vicepresidente de Sumatra, Jusuf Kalla, en conferencia de prensa desde la capital, Yakarta, hizo público un primer informe del alcalde de Padang que daba cuenta de los 75 cuerpos hallados, pero Kalla aclaró la dificultad del rastreo ya que en ese momento en la zona ya era de noche.
El ministro de Asistencia Social, Aburizal Bakrie, fue más allá y sostuvo que los daños provocados por el sismo podrán equipararse a los del que se produjo en el 2006, que provocó cinco mil muertes y la destrucción de 150 mil viviendas en la ciudad de Yogyogyakarta, en Java. En Singapur, a 400 kilómetros al nordeste, los edificios de mayor altura fueron evacuados ya que el temblor se llegó a sentir en los pisos superiores.
Padang está situada sobre una zona de fuertes riesgos sísmicos, entre la gran falla continental de Sumatra y una subducción oceánica (deslizamiento del borde de una placa por debajo del borde de la otra). La subducción preocupa desde hace años a los expertos, pues temen que la fricción submarina de las placas tectónicas indoaustraliana y euroasiática, que se acercan a una velocidad de cinco a seis centímetros por año, provoquen un violento terremoto. Esta inquietud se agudizó tras el terrible terremoto de 9,1 grados que provocó, en diciembre de 2004, un tsunami catastrófico en el norte de Sumatra. Más de 220.000 personas murieron en varios países de Asia, de las que 168.000 correspondieron a las costas de Indonesia.
Ayer, la población de Padang, además, estaba aterrada por aquella experiencia que golpeó especialmente la provincia norteña de Aceh, Tailandia, Sri Lanka y la India. Según geólogos estadounidenses, Padang está en la línea de una de las fallas más activas del mundo, conocida como Cinturón de Fuego del Pacífico. La ciudad entera mantiene desde 2005 prácticas permanentes de emergencia ante un tsunami.
Pese a todo, las autoridades indonesias no activaron un alerta de tsunami. Pero el Centro de Alerta para Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawaii, lanzó un aviso de vigilancia para Indonesia, Malasia, India y Tailandia, y en Singapur se tomaron medidas de precaución.
En Padang, la oscuridad y el corte de las comunicaciones telefónicas dificultaban la búsqueda de sobrevivientes del terremoto, de 7,6 grados de la escala Richter. Las autoridades indonesias anunciaron el envío de ayuda, de médicos, de medicamentos, de tiendas de campaña y de víveres a la ciudad de alrededor de un millón de habitantes a más de 800 km de la capital Yakarta.
“Si los edificios fueron destruidos, las víctimas necesitan alimentos, agua y mantas urgentemente”, explicó Jimmy Nadapdap, encargado de operaciones de emergencia para la ONG World Vision. Varias réplicas del sismo, dos de ellas de magnitud superior a 6, siguieron al terremoto, según Suharjono, de la agencia indonesia de geofísica. “Es el peor temblor que he sentido jamás. Las casas quedaron seriamente dañadas y la gente se precipitó a la parte alta” de la ciudad, dijo Yuliarni, un habitante de un barrio de Padang.
Tras la catástrofe del tremendo tsunami de 2004, la comunidad internacional invirtió decenas de millones de dólares en la construcción de un sistema de alerta antitsunami en el océano Indico. Indonesia sufre con frecuencia terremotos mortíferos. El último mató a 123 personas en isla de Java, el 2 de septiembre. El sismo de Sumatra es la última de una serie de catástrofes naturales que han golpeado esta semana a Asia (tsunami en el Pacífico, tifón devastador en Filipinas, Vietnam, Camboya y Laos) y que ya dejaron de momento 500 muertos confirmados, numerosos desaparecidos y varias regiones devastadas.