Con ocasión de la publicación de su quinto libro, presentamos una entrevista exclusiva de Salim Lamrani para Cuba Sí France
, seguida de un capítulo de la obra titulado: “Los mercenarios de la Casa Blanca”.
Cuba Sí: Acaba de publicar un nuevo libro. ¿Puede decirnos algo más sobre él?
Salim Lamrani:
Este libro trata de la desinformación mediática en Occidente respecto a
Cuba e ilustra el enorme abismo que existe entre la imagen que da
nuestra prensa de Cuba y la realidad del país. Esta obra abre también
algunos interrogantes sobre el papel de los medios de comunicación: ¿se
ocupan de dar una información fiable y objetiva a los ciudadanos o
tratan de defender el orden político, económico y social establecido?
¿Cuáles son los temas esenciales?
Hay
varios, pero me centro sobre todo en aquellos que más aparecen en los
medios de comunicación occidentales, a saber: la cuestión de los
derechos humanos, la oposición cubana, la emigración y el futuro de
Cuba.
La obra incluye un prólogo de Nelson Mandela.
Nelson
Mandela es una persona extraordinaria y una fuente de inspiración para
todos aquellos que luchan contra la injusticia y por un mundo mejor. Me
ha hecho el gran honor de prologar mi libro y tengo con él una deuda de
gratitud infinita.
* * *
Extracto del capítulo 4: “Los mercenarios de la Casa Blanca”
La
disidencia cubana cuenta con una cobertura mediática excepcional en
Occidente, muy desproporcionada respecto a su tamaño e influencia. No
existe ninguna oposición latinoamericana tan mimada por las
transnacionales de la información. Según la prensa, esa disidencia es
víctima de una salvaje represión por parte de las autoridades cubanas y
no dispone de ningún espacio de expresión. Sin embargo, no pasa una
sola semana sin que los medios de comunicación occidentales publiquen
alguna entrevista a famosos opositores supuestamente amordazados por el
“régimen castrista”. ¿Son representativos de la sociedad cubana? ¿Son
independientes de cualquier influencia extranjera?
1. Los “opositores”
La
oposición cubana tiene un estatus especial. Por una parte, es muy
apreciada por la prensa occidental. En efecto, ningún grupo de
opositores en América Latina, excepto tal vez la oposición venezolana,
dispone de semejante aura mediática. Por otra parte, recibe colosales
sumas de dinero de Estados Unidos, sobre las que los medios de
comunicación no dicen ni una palabra y goza de una libertad de acción
que escandalizaría a los fiscales de todo el mundo.
El 21 de
junio de 2007, la Cámara de Representantes de Estados Unidos decidió
aprobar el presupuesto de 45,7 millones de dólares para el año
2007-2008, presentado por el Presidente Bush y destinado a la
disidencia cubana. Así, 254 congresistas, entre ellos 66 demócratas,
respaldaron la estrategia de la Casa Blanca para derrocar al gobierno
cubano. El legislador de Florida, Lincoln Díaz-Balart, descendiente
directo del antiguo dictador Fulgencio Batista, acogió esta ayuda con
entusiasmo. “Esta victoria representa un apoyo para la oposición
política interna” cubana, señaló. “La ayuda a los opositores no es
simbólica sino concreta” añadió. Asimismo, hizo pública una carta de
algunos insignes disidentes cubanos que afirman que la ayuda
estadounidense es “vital para la supervivencia de los militantes (1)”
La
Cámara ha aprobado también, para el año 2007-2008, una suma de 33,5
millones de dólares (seis millones más que en 2006) para Radio y TV
Martí. Estos dos medios estadounidenses emiten ilegalmente programas
subversivos hacia Cuba con la intención de incitar a la población a
subvertir el orden establecido (2).
Ese mismo día, el 21 de
junio de 2007, el representante de la diplomacia estadounidense en La
Habana, Michael Parmly, recibió con gran pompa a los celebérrimos
disidentes René Gómez Manzano, Félix Bonne, Martha Beatriz Roque y
Vladimiro Roca en su suntuosa residencia privada. Estos últimos venían
a agradecer su generosidad al preciado mecenas (3).
Los medios
de comunicación occidentales, normalmente tan prolijos con Cuba,
permanecieron extrañamente silenciosos sobre estos dos hechos. Las
razones son relativamente sencillas. Las personas que se afanan en
presentar desde hace años como valerosos militantes en busca de la
democracia, en realidad, solo son vulgares mercenarios que se venden al
mejor postor. La palabra mercenario no es un término desproporcionado o
exagerado. Según el diccionario Littré, se trata de cualquier individuo
“que trabaja por dinero, dispuesto a hacer todo lo que le pidan por
dinero (4)”. Manzano, Bonne, Roque y Roca encajan perfectamente en esta
definición.
Sin embargo, esto no es nuevo. Desde hace decenas
de años, Estados Unidos intenta por todos los medios crear y dirigir
una oposición interna en Cuba para acabar con el proceso revolucionario
cubano. Los archivos de Estados Unidos son elocuentes a este respecto.
Además, muchos documentos estadounidenses, oficiales y públicos, dan fe
de esta realidad que ningún periodista o analista político digno de ese
nombre puede ignorar. La ley Torricelli de 1992, y en particular el
artículo 1705, establece que "los Estados Unidos proporcionarán
asistencia, a organizaciones no gubernamentales pertinentes, para
apoyar a individuos y organizaciones que promuevan un cambio
democrático no violento en Cuba (5)”. La ley Helms-Burton de 1996
establece, en el artículo 109, que "el Presidente [de Estados Unidos]
está autorizado a proporcionar asistencia y ofrecer todo tipo de ayuda
a individuos u organizaciones no gubernamentales independientes para
apoyar los esfuerzos destinados a construir la democracia en Cuba (6).
El
primer informe de la Comisión de Apoyo a una Cuba Libre, aprobado el 6
de mayo de 2004, contempla la puesta en marcha de un “sólido programa
de ayuda que favorezca la sociedad civil cubana”. Entre las medidas
propugnadas figura una financiación de 36 millones de dólares destinada
al “apoyo a la oposición democrática y a la consolidación de la
sociedad civil emergente (7)”. El segundo informe de dicha Comisión,
publicado el 10 de julio de 2006, contempla asimismo un presupuesto de
31 millones de dólares para financiar aún más a la oposición interna
(8).
En 2003, la justicia cubana condenaba a 75 mercenarios de
Estados Unidos, lo que suscitó una reprobación mediática internacional.
En cualquier otro país del mundo, individuos como Manzano, Bonne, Roque
y Roca se encontrarían actualmente entre rejas (9). Ricardo Alarcón,
Presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, advirtió a los miembros de
la “disidencia” que quienes conspiren con Washington y acepten sus
emolumentos deberán “pagar las consecuencias (10)”
“ Mientras
exista esta política, habrá personas implicadas [...] que conspirarán
con los estadounidenses [y] aceptarán el dinero. Esto, según las leyes
cubanas, es un delito. No conozco ningún país que no clasifique esta
actividad como delito”, señaló Alarcón. “Imaginen que alguien en
Estados Unidos recibiera el apoyo, entrenamiento, equipamiento y
asesoramiento de un gobierno extranjero. Eso constituye un delito. En
Estados Unidos es un delito muy grave que puede costar muchos años de
cárcel, muchos más de los previstos aquí en Cuba", añadió (11).
Sucede
lo mismo en Francia y así lo establece el artículo 411-4 del código
penal. Un caso acaecido en 2004 refleja de forma elocuente esta
realidad. El 28 de diciembre de 2004, las autoridades francesas
detuvieron a Philippe Brett y Philippe Evanno, dos colaboradores de
Didier Julia. Se les consideraba responsables de un intento fallido de
liberar a los dos secuestrados en Iraq, Christian Chesnot y Georges
Malbrunot, en septiembre de 2004. Estos dos individuos fueron
inculpados por “colaboración con una potencia extranjera con el
objetivo de atentar contra los intereses fundamentales de la nación”.
Fueron presentados ante los jueces antiterroristas Jean-Louis Bruguière
y Marie-Antoinette Houyvet, que se ocupan de los asuntos relacionados
con la seguridad del Estado. Se les acusó de haber tenido contactos con
la resistencia iraquí y de haber recibido asistencia logística de Costa
de Marfil. Brett y Evanno podían incurrir en penas de diez años de
reclusión criminal y de 150 000 euros de multa. Didier Julia escapó de
la justicia gracias a la inmunidad parlamentaria. La gravedad de los
cargos que se les imputaron no provocó ninguna agitación en la prensa
internacional (12).
El informe de 2006 contempla asimismo una
cantidad de 24 millones de dólares adicionales para Radio y TV Martí,
destinados a ampliar la transmisión de programas subversivos hacia
Cuba, quebrantando así la legislación internacional. Los miembros de la
“disidencia” cubana recibirán una parte de esta suma para adquirir y
distribuir equipos radiofónicos y televisivos que permitan captar los
programas emitidos desde Estados Unidos. Se ha invitado a otros países
a emitir programas subversivos hacia Cuba. El informe prevé también
“entrenar y equipar a periodistas independientes de la prensa escrita,
radiofónica y televisiva en Cuba (13)”.
La prensa occidental,
que censuró este hecho, estigmatizó la respuesta de la autoridades
cubanas, denunciando las sanciones contra “militantes pacíficos y
periodistas independientes”. Según ella, los inculpados habrían sido
castigados por haber expresado abiertamente su desacuerdo con la línea
oficial y haber publicado artículos difamatorios en la prensa de
extrema derecha de Miami (14).
Es preciso detenerse un momento
en estas acusaciones. Los dos “disidentes” cubanos con mayor influencia
mediática en el plano internacional, que lanzan las invectivas más
agrias contra la Revolución cubana y que gozan de gran simpatía entre
los extremistas de origen cubano de Miami son Oswaldo Payá y Elizardo
Sánchez (15). Frente a ellos, Raúl Rivero es un opositor casi moderado
y tímido (16). Sin embargo, fue condenado a una pena de veinte años de
reclusión criminal. Payá y Sánchez no tienen ningún problema con la
justicia, aunque sus escritos políticos son mucho más virulentos que
los de Rivero. La explicación es sencilla. Hasta ahora, Payá y Sánchez
han rechazado siempre la financiación generosamente ofrecida por
Washington, mientras que Rivero cometió el error de aprovechar la
prodigalidad económica de la administración Bush. Eso fue lo que se
condenó y no la producción literaria o política supuestamente
heterodoxa.
Pertenecer al mundo de la “disidencia” es un
lucrativo negocio. Los beneficios económicos de esta profesión son
sustanciosos y despiertan la codicia de individuos poco escrupulosos.
Las 75 personas condenadas no tenían ningún oficio y vivían de las
retribuciones ofrecidas por las autoridades estadounidenses, a cambio
de las tareas realizadas. Los sueldos considerables para el nivel de
vida de la sociedad cubana propiciaron que ciertos personajes amasaran
pequeñas fortunas personales, que alcanzan hasta los 16 000 dólares en
efectivo, mientras el salario medio oscila entre quince y veinte
dólares al mes (17). De este modo, llevaban un tren de vida muy
superior al de los cubanos y aprovechaban al mismo tiempo los
incomparables privilegios que ofrece el sistema social cubano.
Para
apreciar con exactitud la importancia de semejante suma es conveniente
recordar el valor del dólar en Cuba. Por el equivalente a un dólar, un
cubano puede optar entre adquirir: ciento cuatro litros de leche,
cuarenta y cinco kilos de arroz, veintiséis entradas para el béisbol,
entre cinco y veintiséis entradas para el teatro o el cine, 5200
kilovatios de electricidad o cinco cursos de inglés televisados de
ciento sesenta horas cada uno. El resto de alimentos de primera
necesidad (pan, judías, aceite) se encuentra en el mismo orden de
precios. A esto hay que añadir la gratuidad de los servicios educativos
y sanitarios. Dado que el 85% de los ciudadanos cubanos son
propietarios de su vivienda, no pagan alquiler. Además, en Cuba no
existen los impuestos. Otro hecho que es único en el mundo: los
medicamentos adquiridos en las farmacias cuestan dos veces menos que lo
que valían hace cincuenta años (18). Todo ello es posible gracias a las
subvenciones concedidas anualmente por el Estado cubano, tan
vilipendiado por los mismos “disidentes” que no dudan en aprovechar las
ventajosas condiciones de vida que ofrece la sociedad cubana.
Tras
la intervención diplomática de España, varias personas que estaban
encarceladas desde marzo de 2003, entre ellas Raúl Rivero, fueron
liberadas a finales de noviembre de 2004 por razones humanitarias (19).
Es preciso señalar que Rivero se aprovechó de una mediatizacion
internacional, solo porque era, con Oscar Elias Biscet, el único
condenado de los 75 que realmente había ejercido la labor de
periodista. Su caso es interesante en la medida en que ilustra la
envergadura de la campaña de desinformación lanzada contra Cuba. En una
entrevista concedida a Reporteros sin Fronteras, Blanca Reyes, la mujer
de Rivero, afirmaba que este se encontraba en “condiciones de detención
infrahumanas e inaceptables”. Y añadía que Raúl había perdido cuarenta
libras (19,5 kilos). “Tiene hambre. Quiero que se sepa [que] Raúl
Rivero pasa hambre” se lamentaba en un impulso melodramático de
circunstancias (20). Esta información fue retomada a bombo y platillo
por toda la prensa internacional.
Sin embargo, al salir de la
cárcel, Rivero presentaba un excelente estado de salud, con una
corpulencia notable, como mostraron las fotos tomadas por la prensa y
como lo proclamaron insistentemente las autoridades cubanas (21).
Mientras que Washington y sus voceros denunciaban, con una gran
repercusión mediática, las “terribles condiciones de vida” de los
prisioneros, el mismo Rivero confesó que podía acceder sin
restricciones a la lectura y que había devorado con avidez la última
novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, Historias de mis putas tristes
, obra difícil de encontrar en ese momento en las librerías francesas
(22). En efecto, Rivero no vivió en un hotel de cuatro estrellas, pero
tampoco en un “gulag tropical” como las gentes decentes suelen llamar a
las cárceles cubanas, como si las penitenciarias del resto del mundo
fueran lugares de veraneo (23).
Sin duda, las cárceles de Abú
Ghraib en Iraq, donde la tortura a los prisioneros de guerra esta
institucionalizada por Washington, son más confortables. Y qué decir de
la prisión de Guantánamo, tierra sin ley en donde la tortura aplicada a
los detenidos es tal que ha habido numerosas tentativas de suicidio
entre personas piadosas, para quienes el hecho de acabar con su vida
constituye el peor de los pecados (24). En cualquier caso, muy pocos
prisioneros pueden presumir de haber leído la última novela de García
Márquez antes incluso de que esta llegara a algunas librerías europeas
especializadas.
Pero esto tampoco es nuevo. En efecto, la
transformación de criminales en “disidentes” no data de hoy en día. La
historia de Armando Valladares, el “poeta paralítico condenado por
delito de opinión”, según la propaganda de Washington, es muy
instructiva. Detenido en 1960 por terrorismo, este ex oficial de la
policía de la dictadura de Batista contó con el apoyo de una gran
campaña internacional lanzada por la extrema derecha cubana de Florida
a principios de los ochenta. Tras las negociaciones efectuadas por el
gobierno francés de François Mitterand, bajo los auspicios de Régis
Debray, el prisionero fue liberado y perdió, en es mismo instante, sus
talentos de poeta y su hemiplejía. En cambio, conservó con esmero sus
dotes de actor y, al obtener la nacionalidad estadounidense, entró al
servicio del gobierno de Ronald Reagan y se convirtió en embajador ante
las Naciones Unidas. Régis Debray, desengañado, escribe en su libro Les Masques: “El hombre no era poeta, el poeta no era paralítico y el cubano es hoy americano (25)”.
Luis
Ortega Sierra es un periodista cubano que se exilió en Estados Unidos
en 1959, tras el triunfo de la Revolución. Es un feroz adversario del
gobierno de La Habana, como muestran sus escritos. Estuvo vinculado al
ex dictador cubano Fulgencio Batista que financiaba sus actividades. En
una carta fechada el 22 de septiembre de 1961 para el antiguo hombre
fuerte de Cuba, Ortega expresaba su “simpatía” y su “admiración” hacia
él (26).
Sobre los opositores cubanos, Ortega declara lo
siguiente: "los disidentes en Cuba son gente sin importancia política y
todo el mundo comparte esta idea, incluso los que viven a su costa. Son
marionetas de la mafia de Miami. Están al servicio de la Sección de
Intereses de Estados Unidos que los pasea de un sitio a otro [...]. Son
gente que recibe un salario y una orientación ideológica del gobierno
americano. Esto no es un secreto para nadie. Es el gobierno
estadounidense quien proporciona el dinero para financiar las
actividades de estos señores en la isla. Pensar que este grupo pueda
constituir un movimiento fuerte de oposición al gobierno es una
estupidez (27)".
Si Irán o China financiaran a opositores a
Estados Unidos, Reino Unido o Francia, estos caerían inmediatamente
bajo el peso de la ley. Si los medios de comunicación occidentales
fueran intelectualmente libres, solo utilizarían una palabra para
referirse a los que se presentan como opositores al gobierno cubano:
mercenarios.
Notas
(1) Wilfredo Cancio Isla, “La Cámara da sólido apoyo a la democracia en Cuba”, El Nuevo Herald , 22 de junio de 2007.
(2) Ibid .
(3) Andrea Rodríguez, “Disidentes cubanos usan casa de diplomático de EEUU”, The Associated Press , 21 de junio de 2007.
(4) Le Littré, V. 1.3.
(5) Cuban Democracy Act , Título XVII, Sección 1705, 1992.
(6) Helms-Burton Act , Título I, Sección 109, 1996.
(7) Colin L. Powell, Commission for Assistance to a Free Cuba , (Washington: United States Department of State, mayo de 2004). www.state.gov/documents/organization/32334.pdf (sitio consultado el 7 de mayo de 2004), pp. 16, 22.
(8) Condolezza Rice & Carlos Gutierrez, Commission for Assistance to a Free Cuba , (Washington: United States Department of State, julio de 2006). www.cafc.gov/documents/organization/68166.pdf (sitio consultado el 12 de julio de 2006), pp.
(9) Salim Lamrani, Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006).
(10) BBC , « Cuba Warns Dissidents Over US Aid », 12 de julio de 2006.
(11) Ibid.
(12) Salim Lamrani, Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis , op. cit.
(13) Condolezza Rice & Carlos Gutierrez, Commission for Assistance to a Free Cuba , (Washington: United States Department of State, julio de 2006). www.cafc.gov/documents/organization/68166.pdf (sitio consultado el 12 de julio de 2006), pp. 22
(14) Reporteros sin fronteras,
“Un año después de la detención de 75 disidentes, Reporteros sin
Fronteras llama a la movilización en Europa contra la represión en
Cuba”, 18 de marzo de 2004. www.rsf.org/article.php3?id_article=9547 (sitio consultado el 20 de marzo de 2004).
(15)
Oswaldo Paya, “Mensaje de Oswaldo Paya Sardiñas a Vaclav Havel,
Presidente de la República checa en su visita a la ciudad de Miami,
Florida”, 23 de septiembre de 2002. www.pdc-cuba.org/paya_havel.htm (sitio consultado el 25 de septiembre de 2004); El Nuevo Herald , “Piden a Europa más firmeza contra el régimen”, 7 de octubre de 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/9853178.htm (sitio consultado el 8 de octubre de 2004).
(16) Raúl Rivero, “El cartel del queso blanco”, Luz Cubana , enero/febrero 2003, n°1: 9-10.
(17) Felipe Pérez Roque, “Conferencia a la prensa nacional y extranjera”, MINREX , 25 de marzo de 2004: 5-7.
(18) Gouvernement révolutionnaire de Cuba , « Documents », 18 de abril de 2003. www.cuba.cu/gobierno/documentos/2003/fra/n180403f.html (sitio consultado el 2 de diciembre de 2004).
(19) Andrea Rodríguez, “En libertad el poeta y disidente cubano Raúl Rivero”, El Nuevo Herald , 30 de noviembre de 2004. www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/10303056.htm (sitio consultado el 1 de diciembre de 2004).
(20) Reporteros sin fronteras
, “La mujer del periodista encarcelado Raúl Rivero denuncia unas
condiciones de detención ‘inaceptables’”, 5 de agosto de 2003. www.rsf.org/imprimir.php3?id_article=7698 (sitio consultado el 17 de diciembre de 2004).
(21) Nancy San Martin, « Cubans Tell Rivero to Consider Leaving », The Miami Herald , 1 de diciembre de 2004. www.miami.com/mld/miamiherald/10308130.htm?1c (sitio consultado el 2 de diciembre de 2004).
(22) Nancy San Martin, « Cubans Tell Rivero to Consider Leaving », The Miami Herald , 1 de diciembre de 2004. www.miami.com/mld/miamiherald/10308130.htm?1c (sitio consultado el 2 de diciembre de 2004).
(23) Olivier Languepin, « Dans les prisons de Castro », Le Monde , 31 de diciembre de 2004.
(24) Robert Scheer, « A Devil’s Island for Our Times », Los Angeles Times, 28 de diciembre de 2004.
(25) Gianni Miná, Un Encuentro con Fidel (La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 1987), pp. 43-60; Jean-Marc Pillas, Nos Agents à La Havane. Comment les Cubains ont ridiculisé la CIA (Paris: Albin Michel, 1995), pp. 145-51.
(26) Ivette Leyva Martínez, “Despierta singular interés vida y obra de Batista”, El Nuevo Herald , 3 de mayo de 2008.
(27) Luís Ortega Sierra, “Fidel rebasó la historia”, in Luis Báez, Los que se fueron (La Habana: Casa Editora Abril, 2008), p. 221.
Cuba. Ce que les médias ne vous diront jamais
Prólogo de Nelson Mandela
Paris, Editions Estrella, 2009.
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Fuente: http://www.michelcollon.info/index.php?option=com_content&view=article&id=2265:cuba-ce-que-les-medias-ne-vous-diront-jamais&catid=7:attention-medias-&Itemid=12
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.