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De: Matilda  (Mensaje original) Enviado: 18/10/2009 20:16
¿Qué era esto?




Era una mina de oro en una paradisiaca isla de Guinea

El pueblo Ipili de Papua Nueva Guinea tuvo la desgracia, no la suerte, de vivir sobre un montón de oro. Cuando las empresas mineras llegaron a la región y quisieron hacer un arreglo para iniciar una mina de oro, los lugareños pensaron que podrían llegar a un acuerdo que les garantizara beneficios a partir de todos los réditos que se obtendrían. Desafortunadamente, la realidad los defraudó.

Al  acuerdo  alcanzado  entre  los  lugareños  y  la  empresa  se  lo aludió como un arreglo histórico y sin precedentes, ya que hasta entonces los propietarios de tierras raramente o nunca se habían visto  implicados  en  las  negociaciones.  Porgera  Joint Venture, el ente creado por Placer Dome(la empresa minera compradora) para administrar la mina, les pagaría a los porgeranos a través del gobierno de PNG por el uso de su tierra, pagaría dividendos a las familias de los dueños originarios basándose en cuánto oro  se extrajera, y construiría una escuela y otros edificios  para la ciudad.

Comienzan los problemas

Desde el comienzo del proyecto hubo denuncias de fraude. La gente denunció que los firman tes de los contratos eran analfabetos en aquel momento, y que se les dio alcohol durante las negociaciones. Las cosas empeoraron a comienzos de los 1990, cuando se agotaron  las vetas de mena más accesibles.   Fue entonces que la  empresa  empezó  a practicar minería  a  cielo  abierto,  inició  la voladura de los cerros, el uso de cianuro para lixiviar el oro y las sustancias tóxicas de los escombros, y empezó a arrojar desechos tóxicos a los ríos y arroyos del lugar.  De hecho, mientras que en el año 2000 la mina Porgera producía 6,6 toneladas de desperdicios por onza de oro producida, en 2006 esa cifra  fue de hasta 97,6 toneladas de desperdicios por onza de oro aproximadamente.Aunque PJV  les pagó  a  los  aldeanos para que  reubicaran  sus nuevos hogares en los cerros por encima del valle devastado, las casas  comenzaron  a  hundirse  en  la  tierra  o  a  deslizarse  lenta-mente cuesta abajo a medida que la escoria de la mina erosionaba el paisaje.

Con el paso del tiempo, los aldeanos comenzaron a medir  la  diferencia  entre  sus humildes  casillas  de  chapa  con  el paisaje devastado y la riqueza extraída por la empresa minera. Los aldeanos dependían cada vez más de la mina para su sustento,  tanto a  través de  salarios como de concesiones. Muchos de ellos, según un artículo publicado en el Ottawa Citizen, están ahora “golpeados  por  el  impacto  de  un  arreglo  donde canjearon tierra  por  dinero,  arreglo  que  trastornó  sus  tradiciones  y convirtió su hogar ancestral en un paisaje industrial desértico y patrullado por guardias y policías”.

Aproximadamente 40  personas murieron  en  luchas  entre  el  personal de  seguridad de  la empresa y  los mineros artesanales. Los hombres a cargo de la seguridad de la empresa están acusados de golpizas y violaciones contra aldeanos y aldeanas. En el pasado, cada vez que los aspirantes a recolectores de oro se acercaban a la propiedad de la empresa, los guardias disparaban contra ellos, según la ATA (Akali Tange Association), organismo de lucha por los derechos humanos en esa zona.

La creciente desigualdad y los cambios en las estructuras sociales exacerbaron la insatisfaccion de los lugareños a la empresa minera.  Los recién  llegados  que  buscan  trabajo  en  la mina constituyen el 40 por ciento de los 10.000 habitantes en la zona de influencia de Porgera, y parientes de las familias terratenientes han comenzado a exigir una parte de la compensación monetaria que les  fue otorgada a  sus consanguíneos. Este  fenómeno es perfectamente normal entre los Papuas de Nueva Guinea que comparten cualquier suerte o fortuna, buena o mala, con su tribu y su familia extensa.

Ubicada en el  radiante Pacífico Sur, Papua Nueva Guinea fue rica en recursos, en ecología, en  lenguas y culturas... y  sin embargo sus habitantes son pobres.

Fuente: Corpwatch - Comunidades responden a los impactos de las minas
Fotografía: Photobucket - Papua New Guinea
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