El lustro errático

Cubamatinal/ La discutible actuación de la cancillería española frente al gobierno de Cuba, mas que favorecer la transición democrática, sirve para detener las transformaciones necesarias en la isla.

La Habana, 25 de octubre /PD/ En la fría madrugada El 18 de marzo de 2003 comenzó la Primavera Negra en Cuba. Durante tres días las viviendas de más de 75 demócratas cubanos fueron allanadas ante el estupor de los niños y los gritos de indignación de familiares y amigos. Ellos terminaron arrestados y condenados en juicios sumarios, hasta 28 años de cárcel. El gobierno de España, presidido por José Aznar en consenso con la Unión Europea y los Estados Unidos, condenó el crimen y propuso el aumento de la presión internacional sobre la dictadura.

Un año después, el Partido Socialista Obrero Español asumió la presidencia del gobierno ibérico. Al asumir, el nuevo canciller portó la doctrina de proyectarse al liderazgo mundial. Su estrategia. Distanciarse de las democracias internacionales y favorecer la negociación con dictaduras y terroristas. La hoja de servicio lo acredita. Retiraron unilateralmente sus tropas de la fuerza multinacional que democratiza Iraq, Luego de eliminar las sanciones del 2003, trabajan por prescindir la Posición Común, apoya al gobierno Bolivariano de Venezuela en sus restricciones a las libertades individuales y es el bastión del bloqueo europeo a una salida democrática en Honduras.

La discutible actuación de la cancillería española frente al gobierno de Cuba, mas que favorecer la transición democrática, sirve para detener las transformaciones necesarias en la isla. Ninguno de los pasos dados durante cinco años liberó a un solo presos político, permitió la libre circulación de los cubanos por su país y el mundo, o mejoró las condiciones de vida y trabajo de la población. Al apoyar a la dictadura mas larga de este continente y sostener un dialogo segregado solo con las autoridades, afianzó su percepción de inmovilidad.

El tipo de relación del gobierno PSOE con la dictadura, se pudo mantener en estos marcos desde la época de Franco, sin temer al rechazo. Sin embargo, la caída del Muro de Berlín, trajo la discusión de su vialidad. La discusión se trasladó entonces a la dicotomía izquierda-derecha. Pero hoy, la sociedad española y los medios de comunicación no apoyan esta política, literalmente la rechazan por su doble rasero y su incapacidad de promover la modernización, luego de cinco años de implementada.

Por eso, debemos aclarar que la segunda visita del Ministro de Exteriores a la isla, es la mejor muestra del fracaso de esa política. Se realiza por la imposibilidad de que el presidente del gobierno nos visite, por no darse las condiciones mínimas refrendadas, como la liberación de los presos políticos y la liberalización, demandadas por la sociedad española. Además, esta visita está coartada por el incidente de los espías del CIN, que todavía vaga por la Habana.

La detección y expulsión de los funcionarios complicó y justificó el escenario donde fueron purgados sus interlocutores más eficaces.

En un principio, el entonces recién nombrado embajador español, agredió a los demócratas cubanos, para congraciarse con el tirano. A partir de ahí la fractura se ancho y la incomunicación con la sociedad llega hoy a los niveles más bajos. En el 2007, durante un encuentro entre cancilleres, Felipe Pérez negó la inexistencia de presos políticos en la isla. El español no contestó al insulto.

En septiembre de ese año, un grupo de demócratas, fueron golpeados por la “porra”, en momentos de visitar la isla, la Secretaria de Estado para la Cooperación España, Leire Pajín. En 2008, luego del paso de los Huracanes, se desató la Operación Victoria contra comerciantes y transportistas. Esas medidas pusieron en entredicho la firma de los Pactos de los Derechos Civiles, Económicos y Culturales.

Para algunos observadores internos, la política española de “dialogo crítico”, está dentro de los marcos del realismo político. Para ellos, España no cambió la política hacia Cuba, cambió el sujeto de la interlocución, que pasó de toda la sociedad a la elite de la dictadura.

Estableció nuevas expectativas en las fuerzas prodemocráticas, en desventaja, por que aunque tienen proyectos políticos viables, capacidad testimonial y representación moral del sujeto del derecho, le falta un elemento para la discusión dentro del realismo político: la representación social... “Esto matiza el hecho que la interlocución política, no fue igual a la presencia de poderes reales, al no representar los grupos prodemocráticos fuerzas sociales considerables. Cuando desde el realismo político, lo valido es mantener los niveles de intercambio o representatividad, con los iguales...”

La visita, además reabre las puertas de la polémica sobre la readecuación de los protagonismos gubernamentales de cara a la transición, y donde los anteriores actores (Lage, Remirez, Pérez) fueron desplazados con la justificación de la intromisión española. El hecho de mantener sentada a España en la mesa de negociaciones y bajo las condiciones de la dictadura, es evidentemente un triunfo de la política exterior de la Habana.

Por ello el nuevo encuentro, mantiene en si mismo un nivel de interlocución que provoca una crisis (como replanteamiento estratégico) y sostiene un nivel de expectativa a todas luces alta dentro de los grupos prodemocráticos dentro de la isla y del exterior. La exclusión de los presos políticos cubanos de la agenda de conversaciones, la más traumática de las decisiones españolas, marca ante todo, la inflexibilidad del gobierno cubano y un mensaje directo a las autoridades norteamericanas. Indica que solo con ellos se tratará, un tema de tanta sensibilidad, para la construcción democrática. España esta fuera del juego.
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