El cultivo de marihuana en casas particulares se ha convertido en un
dolor de cabeza para la Policía del centro de Florida, donde es cada
vez más común el hallazgo de sofisticados sistemas en viviendas
ubicadas en vecindarios latinos.
Residenciales tranquilos y zonas suburbanas, favoritas por familias que
buscan criar a sus hijos lejos del bullicio y las criminalidad
características de las grandes ciudades, también lo son para
traficantes y cultivadores de marihuana, que han encontrado un
escondite casi perfecto para sus negocios.
De acuerdo con datos del Programa Doméstico de Erradicación y Supresión
de Cannabis (marihuana) de Florida (MDE, en inglés), la mayoría de la
marihuana cultivada en viviendas en regiones del norte y del centro de
Florida como Jacksonville, Polk y Lake, es operada por traficantes
cubanos provenientes del sur del estado, así como de otros grupos
criminales de origen mexicano.
Según el reporte del 2008 de la Fuerza Conjunta para el Área de Gran
Actividad de Tráfico de Drogas (HIDTA, por su sigla en inglés)- un
grupo de oficiales y agentes antinarcóticos federales, estatales y
locales-,
"por años, los cubanos han cultivado una marihuana de gran
potencia en viviendas del sur de Florida y han movido sus operaciones
hacia el sureste y norte del estado, incluso llegando hasta Carolina
del Norte y Georgia".
Esta misma fuente indica que estos cultivadores se están aprovechando
del mercado de viviendas a la baja, con miles de casas en procesos de
embargo, por lo que pueden alquilar o adquirir casas a precios
irrisorios que luego utilizan para sus cultivos ilícitos.
Para estos cultivos, según las autoridades, los traficantes utilizan
mano de obra indocumentada, "frecuentemente requeridos para vivir en
estas casas, como pago por el costo de su pasaje ilegal hacia Estados
Unidos".
Cosechar marihuana en casas particulares es una meticulosa y
sofisticada operación que depende de una combinación de luces
artificiales, ventilación y, sobre todo, cuidado personal, que resulta
en un producto de alta calidad, con precios en la calle que oscilan
entre los 2.000 a 4.000 dólares por libra, según reportes del
Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA, en inglés).
Según HIDTA, la marihuana hidropónica se vende a unos 375 dólares la
onza, mientras que la marihuana comercial se vende a unos 120 dólares
por onza.
Las autoridades de Florida unieran sus fuerzas para en el 2008 lograr,
en 56 de los 67 condados, detectar y desmantelar 1.321 residencias
utilizadas para el cultivo de marihuana, erradicar 94.700 plantas y
arrestar 1.223 individuos, la mayoría hispanos, de acuerdo con su más
reciente reporte anual.
Entre los operativos más recientes, se cuenta el del pasado 14 de mayo
en la ciudad de Lakeland, y en el que agentes del HIDTA del Condado
Polk arrestaron en distintas residencias a cuatro latinos, decomisaron
75 plantas de marihuana y 15.000 dólares en efectivo, así como armas de
fuego de largo alcance.
El pasado 19 de mayo, la HIDTA de Polk y agentes del alguacil del
condado Osceola arrestaron a 29 latinos, allanaron 11 residencias,
ubicadas en Ponciana, una comunidad de mayoría latina, ubicada entre
ambos condados, destruyeron 295 plantas de marihuana y decomisaron más
de 20.000 dólares en efectivo, según un reporte oficial de ambas
agencias.
"Estas operaciones de cultivos de marihuana en casas particulares se
han convertido en un gran negocio en Florida", dijo a Efe el alguacil
Grady Judd, Jefe de la Comisaría de Polk.
De acuerdo con Judd, es vital que las comunidades se involucren en la detección de cultivos de marihuana en sus vecindarios.
"Estos cultivadores tratan de mezclarse con la comunidad en vecindarios
decentes, pero encomiamos al público a reportar a la policía
actividades sospechosas en sus vecindades y que se enfoquen
especialmente en las viviendas rentadas, en las que las actividades
diarias son inconsistentes con las actividades cotidianas normales de
una vivienda", agregó.
Los cultivos de marihuana en residencias no sólo son peligrosos porque
facilitan y aumentan la presencia de esta droga en las calles, sino
además porque estas viviendas se convierten literalmente bombas de
tiempo debido a la gran cantidad de electricidad que consumen, en un
daño potencial a la salud por el constante olor a químicos y a
marihuana que expiden.
"Estos cultivos caseros son además peligrosos porque envuelven armas de
fuego y grandes sumas de dinero que atraen a otros criminales los
vecindarios", finalizó Judd.
Erradicar la marihuana de las zonas residenciales en Florida no es
tarea fácil, pero el Legislativo se ha encargado de fortalecer las
armas con las que cuentan las autoridades policiales para atrapar a
estos criminales, decomisar cultivos clandestinos y achacar
responsabilidades penales a sus implicados.
En octubre del 2008 entró en vigencia una nueva ley auspiciada por el
representante Nick Thompson, de Fort Myers, que redujo de 300 a 25 el
número de plantas requeridas para una acusación de tráfico, convirtió
el cultivo en un delito de primer grado, cuando viven niños en la misma
residencia y castiga con un delito de tercer grado a dueños de
viviendas que sean utilizadas para en cultivo ilícito de marihuana.