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General: Se hace camino al andar: los ancianos en Cuba.
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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 03/11/2009 17:43 |
Bajo el peso de las canas; por Dixie Edith y Helen H. Hormilla
Bohemia/ inSurGente(A.M.).-
“Ante una población que envejece aceleradamente, el sistema de salud
está urgido de una mejor organización de sus recursos materiales y
humanos, fundamentalmente en la atención primaria. Incorporar más
contenidos vinculados con la geriatría y la gerontología en las
carreras de Ciencias Médicas se convierte en necesidad impostergable.
Para la familia, la comunidad y los propios adultos mayores, se impone
aprender a vivir con más años a cuestas(…) La situación no dejaba lugar
a las dudas. El panorama de salud en Cuba transitó en pocos años de la
presencia de enfermedades infecciosas y problemas materno-infantiles a
la prevalencia, cada vez mayor, de pacientes con padecimientos crónicos
y múltiples que generan fragilidad, discapacidad y dependencia(…) En
trabajos publicados en 2007 y 2008, BOHEMIA alertaba sobre la frágil
organización de los servicios de salud, sobre todo en los predios de la
atención primaria. La necesaria salida de médicos hacia varios países
del mundo acelerada a partir de 2004 desordenó el ritmo de trabajo del
sector. Desde entonces, el Minsap ha enfrentado varios procesos de
reorganización y quizás el más radical fue el seguido en los últimos
tres años, con la mira puesta en vincular toda la población del país a
algún consultorio y que estos se mantuvieran abiertos ocho horas cada
día(...)”.
Bajo el peso de las canas
Dixie Edith y Helen H. Hormilla
Bohemia
Cuatro
historias clínicas y una extensa lista de medicamentos tenía Mario
Terán la primera vez que se sentó en la consulta del Equipo
Multidisciplinario de Atención Gerontológica (EMAG), del Policlínico
docente Manuel Díaz Legrán, en la ciudad de Holguín.
Con
76 años, jubilado y vuelto a contratar “porque siempre hay que estar
haciendo algo”, Mario padece hipertensión, osteoartritis degenerativa y
una cardiopatía isquémica.
“Llegó
a tomar hasta tres medicamentos para controlarse la presión arterial,
antiinflamatorios y analgésicos múltiples, pero ahora lo mantenemos
solo con vitaminas inyectables y lo esencial para la hipertensión y la
cardiopatía”, ilustra la doctora Lídice Ricardo Martínez, especialista
en Medicina General Integral (MGI), diplomada en Gerontología
Comunitaria.
“Con
estas bellezas y el trato que me dan, uno se cura enseguida”, bromea el
abuelo, mientras dedica una sonrisa a dos de las mujeres del equipo: la
propia Lídice y María Cristina Piedrahita, técnica en trabajo social.
Los
EMAG llegaron para quedarse en el Sistema de Salud cubano, en 2006, de
la mano de un proceso de envejecimiento poblacional cada vez más
acelerado. “Están constituidos por un médico especialista, una
licenciada en enfermería, un trabajador social y un licenciado en
psicología, los cuales reciben diplomados en Gerontología Comunitaria”,
detalla el doctor Alberto Fernández Seco, director nacional de Atención
al Adulto Mayor, del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Ya
una década atrás, en 1996, vistas las estadísticas demográficas, el
Minsap había decidido que el Programa de Atención al Adulto Mayor fuera
uno de los cuatro priorizados del sector, junto al Materno Infantil y a
los de Control de Enfermedades Trasmisibles y No Trasmisibles.
La
situación no dejaba lugar a las dudas. El panorama de salud en Cuba
transitó en pocos años de la presencia de enfermedades infecciosas y
problemas materno-infantiles a la prevalencia, cada vez mayor, de
pacientes con padecimientos crónicos y múltiples que generan
fragilidad, discapacidad y dependencia.
Enfrentar
el envejecimiento desde el sistema de salud pasa por estabilizar
servicios como los del Equipo Multidisciplinario de Atención
Gerontológica , encabezado en el policlínico holguinero Manuel Díaz
Legrán, por la geriatra Lídice Ricardo (a la derecha) (Foto: ARIEL TERRERO)
Según
estimaciones realizadas por la dirección de Atención al Adulto Mayor
del ministerio, a partir de los resultados del estudio Salud, Bienestar
y Envejecimiento en América Latina y el Caribe (SABE), para fecha tan
temprana como el próximo año, por cada 600 habitantes, el llamado
equipo básico de salud —médico y enfermera de la familia— atenderá,
dentro de su población habitual, un promedio de 96 niños hasta los 14
años y apenas siete nacimientos anuales frente a 118 adultos mayores de
60 años; 32 mayores de 75 y nueve ancianos sin amparo filial.
“El
equipo básico es la línea de fuego, es al que le toca convivir con los
adultos mayores y conocer sus necesidades y sus problemas”, asegura el
geriatra Mario Enrique Sánchez Benítez, jefe del departamento de
Asistencia Social, en la dirección provincial de salud de la provincia
de Villa Clara.
Pero
justo la atención primaria ha sido el espacio del sistema de salud
sujeto a mayores y más reiterados ajustes en años recientes.
De visita en el consultorio
La línea de fuego está en el consultorio, coinciden los criterios de no pocos geriatras, entre ellos, la villaclareña Madalys Díaz (Foto: RANDY RODRÍGUEZ PAGÉS)
En
trabajos publicados en 2007 y 2008, BOHEMIA alertaba sobre la frágil
organización de los servicios de salud, sobre todo en los predios de la
atención primaria. La necesaria salida de médicos hacia varios países
del mundo acelerada a partir de 2004 desordenó el ritmo de trabajo del
sector. Desde entonces, el Minsap ha enfrentado varios procesos de
reorganización y quizás el más radical fue el seguido en los últimos
tres años, con la mira puesta en vincular toda la población del país a
algún consultorio y que estos se mantuvieran abiertos ocho horas cada
día.
El
reordenamiento apuntaba más lejos: hacia la recuperación de funciones
cardinales del médico de la familia que se habían perdido o deteriorado
por la inestabilidad del personal, como la dispensarización y la
prevención, imprescindibles para una población aquejada esencialmente
de enfermedades crónicas no transmisibles y con altos niveles de
envejecimiento. A juicio del doctor Alberto Fernández, el
reordenamiento empieza a rendir frutos: “Hoy la permanencia del médico
en el consultorio no es un problema, pero hay que avanzar en la calidad
de la atención. Evidentemente no es lo mismo cuando un médico atendía
600 habitantes que ahora que atiende mil 200”.
Si
ya en reportajes anteriores el experto doctor Francisco Rojas Ochoa,
Premio de la OPS en Administración de Salud, admitía como debilidad
para la eficacia de un médico de familia, la cantidad de pacientes que
debía atender en una jornada laboral, la situación adquiere tintes
oscuros cuando de canas se trata.
Preparar a los futuros médicos en la llamada medicina del envejecimiento es vital en una sociedad que encanece a pasos agigantados. Experiencias como la de Sancti Spíritus van en ese camino (Foto: RANDY RODRÍGUEZ PAGÉS)
La
mayoría de los geriatras consultados por estas reporteras coincide en
que atender a un anciano les toma mucho más tiempo que si se tratara de
otro tipo de consulta, entre los reconocimientos necesarios y una
entrevista que suele estar plagada de reiteraciones y omisiones, obra y
gracia de los años y las trampas de la memoria del paciente.
“El
tiempo promedio de una consulta de este tipo oscila entre 45 y 60
minutos, sobre todo si se trata de la primera vez que se ve a ese
paciente. Esa valoración coincide, incluso, con resultados de recientes
investigaciones internacionales”, confirmó el doctor José R. Rodríguez
Rodríguez, especialista de III grado de Geriatría y Gerontología y jefe
de ese servicio en la provincia de Ciudad de La Habana.
“Está
establecido que el médico de la familia vea a cada adulto mayor de su
área como mínimo una vez al año y le realice el Examen Geriátrico de
Evaluación Funcional (EGEF). Luego debe tomar decisiones como enviarlo
al EMAG, en caso de necesidad. Pero eso no ocurre de manera estable en
todas las provincias del país”, advierte el doctor Alberto Fernández.
Su
colega villaclareño, el geriatra Mario Enrique, lo tiene bien claro.
“Estamos enfrascados —reconoce— en incrementar el número de adultos
mayores que son evaluados integralmente en el sistema de salud. Hoy ya
alcanzamos un 60 por ciento, pero consideramos que es una cobertura
baja pues cuando termine el año deberían estar evaluados todos los
ancianos.”
Incluso en
una provincia como Holguín, que mantiene resultados reconocidos en la
atención a los más viejos de casa, la doctora Lídice admite que los
pacientes no siempre llegan al EMAG remitidos desde los consultorios.
“Vienen
por vías diversas y siempre los atendemos, pero les decimos que deben
acudir al consultorio para que sean evaluados porque es allí donde los
conocen y pueden darnos más elementos para una evaluación integral”,
explica.
Para Lídice
también es importante independizar el EMAG de otros equipos
especializados. En el momento de la entrevista, ella simultaneaba
responsabilidades entre la atención geriátrica y el seguimiento de las
consultas de salud mental.
En
la provincia de Sancti Spíritus también hay ajustes por hacer. “Tenemos
19 EMAG incompletos porque le falta un miembro o hay otro que trabaja a
tiempo parcial. Generalmente faltan médicos y sicólogos. En general,
tenemos poca cobertura de especialistas en medicina general integral”,
refiere el doctor Alexis Ihanes Soto, jefe del Programa del Adulto
Mayor y asistencia social en esa provincia.
“La geriatría no es muy popular entre los médicos porque es compleja”, opina además Lídice.
Pero
geriatras o médicos generales integrales con conocimientos sólidos para
atender a los más viejos no solo son necesarios en los policlínicos.
Hospitales, hogares de ancianos y casas del abuelo también precisan de
los servicios de estos profesionales que pronto podrían estar, como los
bandidos de las películas del oeste, en carteles con el letrero de “se
busca”. Formarlos también es un reto del sistema.
Frente al pizarrón
Las salas de rehabilitación integral, una apuesta del sistema de salud que soluciona muchos “problemas de abuelos” (Foto: RANDY RODRÍGUEZ PAGÉS)
Entrevistado
en un trabajo anterior por esta revista, el geriatra cubano Enrique
Vega García, actualmente asesor de Envejecimiento y Salud de la
Organización Panamericana de la Salud, argumentaba esa urgente
necesidad de la Isla.
“El
90 por ciento de todas las especialidades médicas tendrá desde hoy
mismo un 80 ó 90 por ciento de pacientes mayores de 60 años, y todos
esos médicos van a tener que practicar la llamada medicina del
envejecimiento. Pero todavía seguimos educando al médico de acuerdo al
concepto de hace años. (...) En la farmacología, por ejemplo, falta
prepararse en los efectos de la polifarmacia; de las reacciones
medicamentosas en un organismo envejecido. Hay que ocuparse también de
enseñar al médico a explicar al anciano de 70 u 80 años, que vive solo,
cómo diferenciar una pastilla de otra, cómo hacer un tratamiento.” La preocupación de Vega es compartida por no pocos de sus colegas.
Hoy
se prepara en diplomados en Gerontología o Longevidad Satisfactoria a
todos los integrantes de los EMAG, pero el resto de los galenos sigue
careciendo de conocimientos suficientes para lidiar con quienes serán,
cada vez más, mayoría entre sus pacientes.
“En la enseñanza de pregrado hay muy poco contenido sobre el tema geriátrico”, confirma Mario Enrique Sánchez. Tal
déficit llevó, en Sancti Spíritus, a añadir en la rotación del tercer
año de los futuros especialistas en MGI, una semana en la sala de
geriatría del hospital provincial, explica la doctora Tamara Álvarez
Gómez, geriatra y profesora del Hospital Provincial Camilo Cienfuegos,
en ese territorio.
En
Villa Clara también han asumido fórmulas propias. “Conjuntamente con
los profesores y autoridades docentes de la Facultad de Ciencias
Médicas, hemos introducido temas como la evaluación geriátrica, los
elementos fundamentales del tratamiento a los adultos mayores, el
manejo de los medicamentos, de las dosis, las diferentes
manifestaciones clínicas de enfermedades en el adulto mayor. Sin
embargo, no es suficiente”, alerta el doctor Mario.
Para
él, estamos en tiempos de soluciones urgentes: “El envejecimiento nos
sorprendió, nos pasó como con algunos ciclones, pero no se puede seguir
viendo como un fenómeno a largo plazo porque ya está ahí”.
Por: DIXIE EDITH y HELEN H. HORMILLA (nacionales@bohemia.co.cu)
(29 de octubre de 2009)
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