Bajo
el pueril pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo,
la estrategia de la presencia de tropas estadounidenses en las bases
colombianas es, en primer término, la de hostigar y amenazar al
gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez.
Uribe
Vélez busca hacer aparecer como una amenaza externa al gobierno de
Chávez para explotar aún más un falso nacionalismo y consolidar su mal
llamada política de "Seguridad Democrática", en el sentido de mostrar
que Colombia además de ese "enemigo" debe enfrentar otro, de carácter
interno como las guerrillas de las FARC. De esta manera, logra sacar
réditos políticos para jugar una nueva reelección presidencial que le
permita seguir manteniendo su modelo neoliberal en lo económico, y su
política en favor de las mafias del narcotráfico, el paramilitarismo y
el contrabando, en lo político. Es decir solidificar el proyecto de la
lupenburguesía colombiana.
En este propósito Washington
es cómplice y es el que mayor ganancia saca, pues cuenta con un aliado
cipayo como Uribe a quien no le importa entregar la soberanía
colombiana con tal de lograr a cualquier precio sus fines protervos.
COLOMBIA, AMENAZA REGIONAL
Estados
Unidos a través de las bases en Colombia va a contar con una plataforma
tecnológica para realizar espionaje electrónico a los países de América
del Sur, al tiempo que establecerá un puente entre Latinoamérica y
África para desplegar control sobre ese continente.
La base de
Palanquero en el centro de la geografía colombiana ya se identificaba
en los documentos del Pentágono como un sitio ideal de su estrategia de
movilidad aérea mundial para regiones de interés geopolítico, dentro
del nuevo concepto de Ubicaciones de Cooperación de Seguridad que
posibilita el reabastecimiento de combustible, así como sirve de punto
de enlace para realizar operaciones en otras regiones del mundo.
El
documento "Estrategia global en ruta" del Comando de Movilidad Aérea de
la Fuerza Aérea de Estados Unido revela la verdadera intención
estratégica de Washington frente a la base militar de Palanquero en
Colombia: "Incluir a Suramérica en una estrategia global de rutas logra
dos resultados: ayuda a la estrategia de presencia regional y asiste
con el enrutamiento de la movilidad hacia África".
nfortunadamente,
hoy no están disponibles recursos de puente aéreo para una táctica de
presencia en Suramérica (…) Recientemente, el Comando Sur de Estados
Unidos se ha interesado en establecer una localización en el continente
suramericano que pudiera ser usado no sólo para operaciones contra
narcóticos, sino como un sitio desde el cual se puedan ejecutar
operaciones de movilidad. En consecuencia, (...) el Comando Sur ha
identificado a Palanquero, Colombia, como una Localización de Seguridad
Cooperativa (LSC). Desde allí, es posible cubrir cerca de la mitad del
continente con una aeronave C-17 sin necesidad de reabastecimiento de
combustible". ¡Y ahora habrá seis bases más distribuidas en puntos
claves de la geografía colombiana!
DEBILIDAD DE URIBE FRENTE A E.U.
Si
bien el presidente Uribe Vélez cuenta con fortalezas y suficiente
capacidad de manipulación frente a los factores de poder en el plano
interno, respecto a Estados Unidos es débil dado la información y el
"expediente" que tienen de él las diversas agencias gubernamentales de
Washington.
El gobierno demócrata no ha facilitado la
aprobación del Tratado de Libre Comercio que es fundamental para los
intereses de ciertos sectores comerciales y económicos que representa
el gobierno de Uribe Vélez y con la anuencia de éste para que el
Pentágono a través del Comando Sur haga presencia en bases militares
colombianos, la Casa de Nariño aspira a que en reciprocidad, en el
corto plazo, pueda ser viabilizado ese convenio en el Congreso
norteamericano, lo cual es una percepción equivocada, al decir de los
analistas de Dialogo Interamericano, un centro académico con sede en
Washington.
Pero, al mismo tiempo, lo que demuestra la
presencia de soldados norteamericanos en dichas plataformas militares
de Colombia es el fracaso de la "Seguridad Democrática", estrategia
bandera de Uribe, que a lo largo de siete años no ha sido capaz de
derrotar en forma definitiva a la guerrilla, no obstante que se le
mintió al país cuando en 2002 la entonces ministra de Defensa, Martha
Lucía Ramírez, manifestó a los cuatro vientos que en un lapso de 16
meses las Farc estarían completamente derrotadas.
El
anuncio del embajador norteamericano en Bogotá, William Brownfield, en
el sentido de que en desarrollo del acuerdo bilateral de utilización de
bases colombianas por parte del Comando Sur la guerrilla de las Farc
serán blanco de las operaciones militares conjuntas para aniquilarlas,
dan cuenta de dos cosas graves para la soberanía colombiana: una, es
que Estados Unidos interviene de forma abierta en el conflicto interno
colombiano; y dos, que el gobierno de Uribe requiere del contingente
militar norteamericano para enfrentar a la insurgencia.
De
esta manera, la administración Uribe Vélez le da argumentos a las Farc
para sostener que su lucha armada además es por una causa de liberación
nacional, por cuanto que la directa intervención norteamericana en el
conflicto colombiano atenta contra el principio de autodeterminación de
los pueblos.
PROLONGACIÓN DEL PLAN COLOMBIA
Adicionalmente,
el acuerdo denominado eufemísticamente de "cooperación militar" entre
Bogotá y Washington y que hace parte del programa denominado "Salto
Estratégico" que no es más que una prolongación del Plan Colombia,
constituye una seria amenaza para Venezuela y Ecuador, porque de
entrada se sabe, así lo nieguen en forma enfática, que las bases
servirán para realizar operaciones de rastreo y de espionaje satelital
en la región.
Con la operación de estas bases en
Colombia, el gobierno de Caracas queda completamente cercado. En
efecto, la supervisión y vigilancia por parte de Washington ahora será
total, pues las bases norteamericanas en Aruba, Curazao y Guantánamo;
la de Palmerola, en Honduras; y la Cuarta Flota que dispone de
suficientes recursos para patrullar efectivamente todo el litoral
venezolano, constituyen serias amenazas para la seguridad política y
económica de Venezuela.
Pero no sólo Hugo Chávez está
amenazado, también lo están los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa y
de Bolivia, Evo Morales, quienes quedan en la mira del Washington a
través de sus plataformas de alta tecnología que se instalan en
Colombia por un lapso de diez años.
Esta circunstancia
puede generar un conflicto de incalculables proporciones entre Bogotá y
Caracas, lo cual terminará desestabilizando a la región por la
desconfianza que crea la presencia norteamericana. Por eso en forma
oportunista Uribe vuelve a presentar "disculpas" al gobierno de Rafael
Correa con el fin de tratar de ablandar la situación diplomática con
Ecuador y, de esta manera, enfrentar solo la tirante situación con
Venezuela.
De todas maneras, el entreguismo de Uribe
contrasta con la actitud del ultraderechista presidente de México,
Felipe Calderón, quien en una postura digna señaló en forma contundente
que no admitirá la presencia de militares norteamericanos en su país,
porque éste es la frontera de Estados Unidos con América Latina y no
puede desestabilizar la seguridad del hemisferio.