La
locura de ocupación sangrienta que azota a Irak y Afganistán (un "manicomio en
el infierno", como dicen algunos corresponsales) no es un fenómeno únicamente
atribuible al espectáculo de la muerte diaria con ataques y atentados, sino que
tiene otra expresión más oculta en el desarreglo mental de los soldados
ocupantes que cada vez más frecuentemente protagonizan masacres de civiles
que son silenciadas por el Pentágono.
Tanto en Irak como en Afganistán, se estima que un alto número de muertes
está constituido por el "gatillo fácil" de los marines norteamericanos
que, en estado de paranoia y demencia acentuada, a diario asesinan a civiles en
rutas, calles y ciudades, ante el menor movimiento que les parece
"sospechoso".
Tanto en Kabul
como en
Bagdad, hay un sentimiento generalizado de indignación y de miedo
a transitar por las calles, principalmente por las carreteras, por temor a ser
muerto por alguna de las patrullas militares que se desplazan en blindados y
disparan sin preguntar ante la menor sospecha.
Marines
norteamericanos, en un estado de "nerviosismo" que ronda el pánico,
durante las 24 horas, y ante la menor sospecha, comienzan a disparar contra todo
lo que se mueve a su alrededor, y cuyo número de victimas
aparecen disimuladas en el número de muertos diarios que colapsan morgues y
hospitales, señalan en sus crónicas los corresponsales.
Todos los días se
conocen historias trágicas de acribillamiento de
vehículos particulares, con heridos, victimas
fatales, autos destruidos y cubiertos de sangre,
y ciudadanos civiles convertidos en
blanco permanente de las balas invasoras, que no son registrados por la
prensa internacional.
A
este cuadro, se le suma la ola de suicidios en aumento de los soldados
invasores
por
desorden mental, problemas de ansiedad, depresión y consumo de drogas o de
medicamentos para poder combatir.
Según cifras que acaba de
proporcionar el Pentágono, el número de suicidios en el Ejército sobrepasó los
niveles récord del año pasado, en lo que el jefe del Estado Mayor de las
Fuerzas Armadas de EEUU calificó como una tendencia "horrible".
Desde enero del año 2009 se han suicidado 140 soldados activos, además de
71 de la reserva y de la Guardia Nacional, mientras que en 2008 el número total
de suicidios fue de 197 entre soldados activos y reservistas.
En
2004 hubo 32 suicidios confirmados o posibles de marines estadounidenses,
sobrepasando así a los 28 ocurridos en 2001, cuando EEUU invadió Afganistán.
Aunque los marines son
el cuerpo militar más reducido de EEUU, en lo que respecta al número de sus
efectivos, han venido teniendo la tasa de suicidios más alta, una media
de 25 al año, de entre los distintos cuerpos militares de EEUU desde 1999, año
en que el gobierno estadounidense comenzó a conservar registros detallados.
Por otra parte, el jefe del Estado
Mayor señaló que además del aumento de los suicidios se ha advertido un
incremento en el número de soldados que consumen una mayor cantidad de
fármacos y alcohol tras su regreso desde zonas de combate.
En
la mirada atenta de los expertos, al genocidio militar de la conquista de Irak
se le suma otra masacre -aún no estudiada- y cuyas consecuencias ya están a la
vista- conformada por los emergentes psicológicos de la ocupación
imperialista en los propios soldados que la ejecutan.
Un cuarto (25%) de los militares
veteranos estadounidenses bajo tratamiento médico cuando vuelven de Irak o
Afganistán sufren algún tipo de problema de salud mental,
según un estudio, publicado en Archives of Internal Medicine, que se realizó a
partir de una muestra de 103.788 militares ingresados en centros de salud
para veteranos entre 2001 y 2005.
El diagnóstico más frecuente era el
de desorden de estrés postraumático, aunque también se detectaron
problemas de ansiedad, depresión y consumo de drogas o medicamentos.
Según un
documento difundido por el diario The New York Times, como en Vietnam
muchos marines sufren profundas enfermedades psiquiátricas después
de servir en Irak.
Según The New York Times,
el estudio demuestra que “uno de cada seis soldados norteamericanos tiene
síntomas de aguda ansiedad, fuerte depresión o desorden de estrés postraumático,
una proporción que, según algunos expertos, podría aumentar eventualmente hasta
uno de cada tres, la tasa que fue hallada entre los veteranos del Vietnam”.
El
documento, elaborado por la Marina de EEUU, señala que algunos marines
relataron cómo habían matado a soldados iraquíes en combate o habían apuñalado a
iraquíes que se hallaban en el suelo, con el fin de asegurarse de que estaban
muertos. Algunos de ellos fueron apuñalados hasta 28 veces.
Estos
problemas psicológicos han incrementado la tasa de suicidios entre los
marines norteamericanos, que ha alcanzado su nivel más alto de los pasados cinco
años.
La Universidad de Carolina del Sur y el Instituto
de Tecnologías Creativas crearon un simulador "virtual" para ayudar a los
soldados de EEUU a "superar el trauma de la guerra" que padecen muchos
efectivos luego de una estadía prolongada en Irak y Afganistán.
Este martes, el
jefe del Estado Mayor señaló
que el Ejército manifestó que algunos suicidios militares se deben al trastorno
post traumático causado por el despliegue de los soldados en conflictos en el
exterior, como los de Irak y Afganistán.
Por otro lado, el general
Chiarelli señaló que hay nuevas
cifras estadísticas que muestran un aumento de los suicidios entre soldados
jóvenes que nunca han participado en una misión de combate.
En
este escenario, medios, políticos y
analistas estadounidenses comienzan a parangonar las matanzas y violaciones de
los derechos humanos de los actuales marines en Irak y Afganistán , con lo
sucedido en Vietnam, en la década del setenta, donde el ejército
norteamericano, derrotado, decadente, y con sus soldados afectados por la
corrupción, la locura y las drogas, debió retirarse vergonzosamente del país
ocupado.
Dementes de "gatillo fácil"
Hay una campaña montada sutilmente en
las grandes cadenas mediáticas estadounidenses (destinada particularmente a los
sectores pacifistas y "antiguerra" de todo el mundo) consistente en presentar a
los marines invasores como "víctimas" de las propias invasiones que generan.
Esta
estrategia sutil de "victimizar al victimario" está claramente expresada
en la propaganda realizada con la "madre de Irak", Cindy Sheehan, cuyo hijo
murió en Irak formando parte del ejército genocida de EEUU en el cual de
enganchó por una paga y un "futuro profesional".
The New York Times y las cadenas
autodeclaradas "progresistas" de EEUU la inmortalizaron mediáticamente en su
apostolado de exigirle a Bush que le explique porqué su hijo "murió engañado"
en Irak.
En las fuerzas invasoras de EEUU no
hay ningún "engañado": desde que comienzan sus primeros ejercicios de
entrenamiento los futuros marines ya saben cual van a ser sus funciones
en los países que les toque actuar.
Aparte de trazar una clara diferencia
entre los marines (invasores asesinos) con los iraquíes y afganos (víctimas
de los invasores asesinos) hay que puntualizar que un marine cuando se
enrola conoce perfectamente lo que va a hacer en Irak.
Sabe que su función primordial
consiste en matar gente, sean rebeldes o civiles acusados de apoyar a la
resistencia, matar gente, esa es la única función valida que le compete a un
marine invasor de EEUU en Irak o Afganistán.
Como en Vietnam, esos marines
mercenarios consumen drogas, violan, torturan, se bestializan, se corrompen, y
cumplen las órdenes de sus superiores convencidos de que detrás de cada iraquí o
de cada afgano hay un "terrorista", como en Vietnam, donde detrás de
cualquier vietnamita se escondía un "comunista".
Un video difundido por el sitio http://www.animalweb
muestra que la
faceta asesina de los marines invasores no solamente se manifiesta con civiles
inocentes o combatientes que defienden su país, sino que también se extiende a
animales inocentes en los cuales descargan su adrenalina de invasores
alienados.
La nota que acompañaba el
Video
que envió un mercenario invasor a una página web decía:
"Hola, mi nombre es M. D., formalmente de A TRP 1-10 CAV 4ID y mientras
estuve en Irak tuvimos una competición de matar perros cuando los iraquíes nos
disparaban a nosotros.
Cuando le disparé a éste desde unas 50 yardas con mi M4 y huyó a duras penas a
zonas más bajas, tuvimos que rematarlo y por ello mis amigos y yo fuimos a junto
él y empezamos a dispararle. Nunca he visto a un perro llevarse tantos tiros en
la cabeza, al menos 4 como éste, y después de pensar que estaba muerto cavamos
un hoyo y cuando lo cogimos con la azada volvió a la vida y le disparamos un par
de veces más...es bastante divertido".
Las balas y los misiles del ejercito invasor
norteamericano mataron o mutilaron el cuerpo de decenas de miles de iraquíes o
de afganos, pero la desesperación, la marginalidad, las drogas, la alienación
consumista y las lacras del capitalismo introducidas con las fuerzas invasoras
están causando el otro emergente de la conquista imperialista: el genocidio
cerebral y psicológico de los propios pueblos ocupados.
Desocupación masiva, infraestructura del país destruida, hospitales y servicios
de salud colapsados, desprotección social y marginalidad mayoritaria y
creciente, con la droga y el consumismo inducido arrasando el cerebro y la
psicología de la juventud iraquí.
Como se puede apreciar, los marines
dementes y asesinos se suicidan, pero se llevan con ellos a sus propias
víctimas.