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General: POEMA PATRIA
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De: OSCARJ  (Mensaje original) Enviado: 29/11/2009 11:22
POEMA PATRIA. Francisco Luis Bernárdez.

Dios la fundó sobre la tierra para que hubiera menos
hambre y menos frío.
Dios la fundó sobre la tierra para que fuera soportable
su castigo.
Desde aquel día es para el hombre desamparado como
el árbol del camino.
Porque da frutos como el árbol y como el árbol tiene
sombra y tiene nidos.

Manos de amor la hicieron grande como sus cielos, sus
montañas y sus ríos.
Como el candor de sus rebaños y la virtud de sus trigales
infinitos.
Manos seguras en el día de la victoria y en la noche
del vencido.
Tanto en el puño de la espada como en la mano y en el hombro
del amigo.
Podemos dar gracias al cielo por la belleza y el honor
de su destino.
Y por la dicha interminable de haber nacido en el lugar
donde nacimos.

Su nombre suena en el silencio con el sonido luminoso
de las armas.
Vive de gloria y de justicia como el perfume de la flor
vive de savia.
Es un sonido de monedas caritativas que la tierra
desparrama.
Y de trigales que maduran sagradamente para el cuerpo
y para el alma.
Nombre de luz para los ciegos,nombre de hogar para
los hombres sin morada.
Para el hambriento y el sediento nombre de pan y al
mismo tiempo nombre de agua.
Nombre que suena entre los nombres como entre todas
las demás la voz amada.
¿Quién no distingue entre los otros el tintineo de la
llave de su casa?
Es el amor hecho armonía y el incansable corazón
hecho palabra.
Nobles espadas la escribieron para que ahora la pronuncien
las campanas.

El ancho río de la patria viene cantando de una fuente
dolorosa.
Pero este mar que lo recibe recuerda el gusto de las
lágrimas remotas.
El árbol fiel que nos cobija tiene raíces torturadas en
la sombra.
De aquel oscuro sufrimiento viven las flores y los
frutos y las hojas.
Nuestro es el día perdurable, nuestro es el sol, nuestra
es la luz maravillosa.
Para gozar lo que hoy gozamos fue menester la noche
larga y tenebrosa.

Este sosiego pensativo tiene relámpagos de hierro en
la memoria.
En los arados impasibles hay un lejano resplandor de
espadas rotas.
La patria duerme como un niño, con la cabeza en el
regazo de la historia.
Su sueño es dulce y reposado como el que sigue a la
virtud y a la victoria.
La patria vive dulcemente de las raíces enterradas en
el tiempo.
Somos un ser indisoluble con el pasado, como el alma con
el cuerpo.
Como la flor con el perfume, como las llamas y la luz
con el incendio.
Como la madre con el hijo que tiene en brazos como
el grito con el eco.
Mucho dolor fue necesario para sembrar lo que
cantando recogemos.
Nuestra nobleza está fundada con la firmeza del amor
en todo aquello.
Como la roca en la montaña, como la carne dolorosa
en nuestros huesos.
Seres borrados por los siglos están velando por nosotros
desde lejos.
Cuando florecen los linares, sus ojos claros nos
contemplan en silencio.
Dios la fundó sobre la tierra para que hubiera menos
llanto y menos luto.
Dios la fundó para que fuera como un inmenso corazón
en este mundo.
Manos sin tasa para el pobre, puerta sin llave, pan sin
fin, sol sin crepúsculo.
Dulce regazo para el triste, calor de hogar para el
errante y el desnudo.
La caridad es quien inspira su vocación de manantial
y de refugio.
En las tinieblas de la historia la Cruz del Sur le dicta
el rumbo más seguro.

Ninguna fuerza de la tierra podrá torcer este designio
y este rumbo.
Por algo hay cielo en la bandera y un gesto noble y
fraternal en el escudo.
¡Gracias , Señor, por este pueblo de manos limpias,
frentes altas y ojos puros!
¡Gracias, Señor, por esta tierra de bendición y porque
somos hijos suyos!


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