"El hombre sabe donde nace,
pero no donde ha de morir."
La emigración en la nueva generación de cubanos. Un reto para la nación cubana.
Ser joven en Cuba: La realidad cotidiana
Una cubana esperando el mejor futuro prometido hace 50 años
Adrián Leiva Pérez
La emigración como fenómeno social es tan antigua como la propia existencia de la humanidad. Constituye sin duda un acto que genera diversos retos para cualquier sociedad moderna.
Diversas son las causas que motivan en el ciudadano la emigración; la mejora de la condición económica personal, la elevación del nivel cultural o el espacio del desarrollo profesional, pero también la búsqueda de los espacios de libertad cuando se reside en una sociedad cerrada como es el caso de Cuba.
Emigrar no constituye un delito. Es también el ejercicio de un derecho humano fijar residencia en otro territorio.
De cualquier manera la emigración establece también un modo de interacción cultural entre el sujeto y el entorno social hacia donde se dirige el emigrado, una transferencia de valores de manera vi-direccional.
Si por una parte se abre una mejora en la vida del emigrante, también se presentan aspectos como la mutilación de la familia, el aislamiento de sus raíces, la soledad y por lo general una añoranza de la patria y las costumbres de la cultura que identifican la raíz del emigrado.
En el caso cubano, posterior al año 1959, se suman otras complejidades. Una de ellas ha sido la barrera que estableció el sistema vigente en Cuba para impedir o romper la comunicación entre la población emigrada, exiliada o desterrada; con los que permanecen en la Isla. Otra particularidad ha sido la situación del emigrado, convertido en un paria despojado de sus derechos ciudadanos más elementales, quedando condicionados estos derechos al razonamiento ideológico del poder político existente en su país y no al derecho natural que le asiste como ser humano.
La emigración cubana está gravada por restricciones únicas en el mundo actual. La aplicación de la expatriación disfrazada bajo el nombre de "salida definitiva" constituye un vergonzoso destierro para el ciudadano cubano. Esas disposiciones de la política migratoria del gobierno de Cuba contradicen las bases de la propia constitución de la república y constituyen una violación del artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Por otro lado el pueblo cubano ha sido y continúa siendo el rehén del diferendo político entre los gobernantes cubanos y los de Estados Unidos, surgido a partir del triunfo de la revolución.
En esté pulseo político entre ambas orillas, la promulgación de leyes en el norteño país favoreciendo la emigración cubana, si bien significó una ayuda importante para los que se acogían al exilio por razones netamente políticas, generó a la larga un fenómeno nocivo para la sociedad, al estimular una mentalidad migratoria que ha repercutido negativamente en la nación.
El "escapismo", como se conoce ese comportamiento, está parcialmente conectado al boom migratorio que padece la sociedad cubana. Puestos a escoger entre reclamar a las autoridades del país los derechos conculcados, con el riesgo que ello conlleva, o la posibilidad de emigrar. Una gran mayoría de los ciudadanos opta por la simulación con la esperanza puesta en la segunda "solución."
La emigración planificada a través de la Ley de ajuste cubano y los actuales acuerdos migratorios con Estados Unidos no darán la verdadera clave para resolver el problema cubano actual ni futuro. Cuba urge de adecuaciones en todos los órdenes de su vida social, económica y política, transformaciones que solo podrán efectuarse partiendo de la toma de conciencia y el reclamo responsable y constructivo en las capas sociales dentro y fuera de la nación, incluyendo a las propias autoridades.
¿Que panorama presenta la juventud cubana actual a sus proyectos de vida personal y social?
Si nos detenemos a mirar el comportamiento de la juventud cubana en las distintas épocas de transformaciones sociales de nuestra historia, desde la época del gran pensador y forjador de nuestra identidad nacional, Félix Varela hasta los jóvenes de la generación del Centenario, las motivaciones que dieron lugar a su participación en las luchas tanto por nuestra independencia de España, así como por mejoras sociales durante los primeros años en la república, está marcado por la ausencia de una ideología política concreta. Más bien se imponen los valores humanos y el derecho a las libertades públicas.
El fenómeno migratorio estuvo presente en esas etapas. A partir de la segunda década del siglo XIX una cifra de cubanos superior a los 10 mil emigró hacia los Estados Unidos. Después de 1860 la emigración aumentó por razones políticas y más tarde por el desarrollo de la industria tabacalera en varias ciudades de los Estados Unidos.
Desde principio del siglo XX y en particular después del año 30, se nota un marcado incremento de la emigración cubana hacia Estado Unidos, fundamentalmente por razones económicas. En esas primeras décadas republicanas se calculada en 80 mil la cifra de cubanos que salieron de la isla.
Ningún cubano emigrante fue privado del derecho a retornar libremente a Cuba o tuvo que soportar el destierro bajo un decreto de salida definitiva. Estas disposiciones no existieron durante las dictaduras de Gerardo Machado ni Fulgencio Batista. Los revolucionarios; incluyendo los asaltantes al Cuartel Moncada jamas fueron privados al derecho de entrar y salir libremente de su patria. En cambio una vez que tomaron el poder (1959) despojaron al pueblo cubano de sus derechos de libertad y fomentaron la división de la familia cubana por razones ideológicas.
El triunfo de la revolución el 1ro de enero del 1959 trajo una esperanza de mejoras que a la larga se han visto distorsionadas. Comenzó una nueva mentalidad en los jóvenes de los años 60' y la mayoría del pueblo sucumbía ante las promesas del nuevo gobierno. En las consignas del discurso oficialista está presente el germen de la división entre las familias y el odio entre los cubanos. El uso descalificativo de epítetos tales como gusanos y venden patria a quienes se resistían a la imposición de un control totalitario que devenía en dictadura, creaba las pautas para la nueva oleada migratoria.
Durante las tres primeras décadas el pueblo cubano se mantuvo bajo la expectativa de un futuro mejor bajo la sociedad del "hombre nuevo en el socialismo". Aún así tres salidas masivas suceden en los años 1966, 1980 y 1994. A esto se suma una larga cadena de salidas ilegales y deserciones de profesionales, deportistas y funcionarios del gobierno que por desencanto al sistema así como la falta de espacio para el desarrollo de la potencialidad humana y social en una ambiente de respeto a los derechos humanos y civiles optan por abandonar el país.
El corte del subsidio soviético sacó a la luz la ineficiencia del sistema cubano. Comenzó un gradual desencanto por parte de la población que perdía la fe en el sistema. La opción de emigrar se incrementó como nunca antes después del año 1990, en una población que básicamente había nacido poco antes del triunfo de la revolución o durante el proceso.
Esta nueva generación de emigrantes tiene diferente lectura en su apreciación política sobre Cuba, en relación a la que distingue al exilio que se produjo en los primeros años de la llegada de fidelismo al poder. Se caracteriza por tener una mentalidad más económica y alejada de la saturación política dentro y fuera de Cuba.
¿Que peligro enfrenta la sociedad y la familia cubana en las actuales circunstancias y la creciente emigración de su juventud?
El desfase generacional de ideas entre el grupo de poder y las nuevas generaciones de cubanos muestra un divorcio al cual las autoridades del país no han tomado la debida atención constituyendo un tema de vital importancia ante la acelerada fragmentación de la familia y la sociedad cubana en general. La juventud carece de proyectos de vida. Al terminar sus estudios no encuentran aliciente alguno. Estos factores sumados a la crisis de valores y la ineficiencia económica hacen que la sociedad y básicamente su juventud dirija su mirada hacia otras prioridades que no están comprendidas en las viejas y caducas propuestas que el gobierno presenta.
La corriente migratoria que ha salido de Cuba en esta última etapa diseminó cubanos en más de 35 países del mundo. Los principales puntos de destino de ese flujo se encuentran en Estados Unidos, Canadá, Europa Occidental y Latinoamérica. Unos 2,3 millones de cubanos viven actualmente en el extranjero. Cuba, que era receptora de inmigrantes hasta 1958, tiene en la actualidad casi el 20% de su población fuera de la isla por motivos personales, políticos y económicos entre otros.
Según el Censo del 2000 de Estados Unidos, existe una población aproximada de 1, 2 millones de cubanos residiendo en ese país. Cuentan con un nivel de educación considerado como el más alto entre los hispanos residentes en los. Un 23% de los que tienen 25 años cuentan con un diploma universitario elemental.
El poder económico adquisitivo de la comunidad cubana en los Estados Unidos antes de la actual crisis se estimaba en unos 25 mil millones de dólares, el ingreso familiar medio de los cubanos era el mayor entre los grupos hispanos, con alrededor de 45 mil dólares al año.
El tema generacional se torna muy controvertido cuando se tiene en cuenta el problema migratorio.
El incremento de las transferencia de los valores tradicionales que son patrimonio de la cultura en cada pueblo y familia, se pierden inexorablemente por la apatía hacia el sistema existente dentro de Cuba, por otra parte la reposición de la población cubana se encuentra en retroceso marcando un acelerado envejecimiento de su población sin el reemplazo necesario.
Según datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en 2008 ocurrieron más de 86 000 fallecimientos. La emigración se registro en 37 000 personas se marcharon del suelo nacional.
La modesta recuperación en la natalidad, 10,9 nacimientos por cada mil habitantes, no llega a compensar el saldo negativo dejado por las defunciones y las emigraciones. En Cuba no hay nivel de reemplazo poblacional desde 1977. Fue el último año en el que las mujeres dejaron más de dos hijos como promedio.
Si bien esté fenómeno esta relacionado con los programas de educación y desarrollo alcanzado durante estos años debido a la masividad en los estudios y la elevación del nivel de profesionales logrados en Cuba, la baja natalidad se presenta también como resultado de la aguda crisis economía que se exhibe hasta la actualidad y de manera acelerada reduciendo a niveles de pobreza nunca antes visto en los últimos 50 años.
La CEPAL informo que Cuba es el único país latinoamericano cuya población está disminuyendo. Se pronostica que para 2020 seremos casi 25 000 personas menos en relación con 2008.
Hasta el momento no se vislumbra un cambio el la realidad cubana por parte de la nuevas autoridades del gobierno, que carga sobre sus espalda todo el peso de una crisis económica interna y externa además de la crisis moral que vive hoy un pueblo que ha perdido casi en su totalidad el horizonte hacia donde encaminar las soluciones de nuestra sociedad.
Esté desolador escenario impulsa a las nuevas generaciones no comprometidas con el sistema, más bien en un rechazo mezclado con indiferencia, hacia las puertas de la emigración.
La familia cubana continua dividiéndose, los pueblos y ciudades de Cuba ven salir a sus hijos quedando solo la silueta como recuerdo de un fantasma llamado juventud cubana. Una nación condenada al destierro bajo la llamada salida definitiva y demás disposiciones migratorias que son un puñal calvado en el corazón de la nación.
Si se desea poner remedio sano al daño urge un cambio real en las propuestas de las autoridades de la Isla que se afanan en el control centralizado y la estatalización del ciudadano, la familia y toda la sociedad mientras la nación se autodestruye.
Quien destruye familias destruye naciones. Esa es la realidad que presenta el panorama de la sociedad cubana en los inicios del tercer milenio de la era cristiana. Ese es el panorama actual de la juventud en la mayor de las Antillas.