Para el pueblo venezolano la esperanza nació en 1998
Kaos en la Red
Venezuela y el Socialismo del Siglo XXI
Para
el pueblo venezolano la esperanza nació en el año 1998, cuando el
coronel Hugo Chávez Frías encabezó una amplia coalición con partidos de
izquierda, centro izquierda y movimientos sociales para llegar al poder
y después trasladárselo al pueblo; es decir, gobernar junto al pueblo.
El comandante Hugo Chávez con el Movimiento V República (MVR) aglutinó
varias agrupaciones políticas y sociales. Se convirtió en un fenómeno y
paradigma de los pueblos periféricos, implementando reformas de
participación ciudadana; y declarar el 30 de enero del año 2005 en
Porto Alegre, ante el V Foro Social Mundial, que iba iniciar una
revolución pacífica hacia el socialismo del siglo XXI. En consecuencia,
fue el pueblo venezolano el primero en hacer el esfuerzo por llevar a
la praxis social este modelo alternativo; como bien lo dice Dieterich
Steffan, ellos decidieron participar en la construcción del Arca de Noé
del siglo XXI.[1] Esta propuesta de socialismo del siglo XXI va más
allá de una crítica al sistema capitalista en decadencia, porque
encierra en sí una propuesta constructiva sobre un nuevo sistema
alternativo.
Este modelo ha motivado a los países del Sur en el
imperioso camino de desengancharse del modelo neoliberal; de tal
manera, Evo Morales en Bolivia avanza en la revolución democrática
cultural andina hacia la doble transición de la Patria Grande. Rafael
Correa, en Ecuador, con su política antiimperialista y de audaz apoyo
popular; Lugo en Paraguay ha combinado socialismo del siglo XXI con
bolivarianismo.
El Salvador no debe ser la excepción, debe
retomar la lucha de Farabundo Martí, izando al mismo tiempo la bandera
integracionista de Francisco Morazán. Nicaragua, Argentina y Brasil
caminan por ese sendero alternativo de cambio; y Cuba, con la heroica
lucha de su pueblo le está demostrando al mundo que la
autodeterminación de los pueblos es una meta alcanzable. Cuba no se ha
quedado aislada en la discusión acerca de este socialismo de nuestros
tiempos, “el Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) decidió
que entre las prioridades de investigación en las Ciencias Sociales y
Humanidades para el período 2007/2010 se integrara el ‘Socialismo del
Siglo XXI’.”[2]
Esta noticia es fenomenal porque Cuba abonaría
mucho en el debate sobre este modelo alternativo, aportando valiosas
ideas y experiencia del socialismo que ellos practican, porque los
cubanos tienen claridad en cuanto a la comprensión de la dialéctica en
tanto que no se cierran de manera dogmática a decir que el socialismo
es uno solo, el que ellos practican, sino que reconocen la necesidad de
los pueblos del Sur a replantear el socialismo frente al derrumbe del
neoliberalismo. El tema del futuro de la Revolución Cubana está
abierto, hay participación del pueblo en cuanto al rumbo que debe tomar
la Revolución en estos tiempos. Están claros que deben reinventar lo
económico y lo político.
El caso de Hugo Chávez en Venezuela es
bastante peculiar, es la manifestación viva de antiguos luchadores
sociales, tanto Jesús como Prometeo y Sócrates pagaron su audacia con
la muerte: el rebelde Palestino clavado en la Cruz de la Pax
romana; el insurrecto griego en las cadenas del tirano Zeus y el sabio
Sócrates condenado a morir por la copa de la cicuta de sus verdugos. La
integración bolivariana es para el cristiano Hugo Chávez la fase de
transición hacia un reino terrenal en el cual caben todos, es decir,
una sociedad sin clases.[3] Por eso Chávez en su lucha contra el
imperio debe cuidarse de no morir como estos y otros tantos luchadores
sociales, Fidel Castro es un ejemplo de astucia de sobrevivencia a más
de seiscientos intentos de asesinatos.
Esta idea del nuevo
socialismo se centra más que todo en un sistema que redistribuye la
riqueza de la nación venezolana de forma equitativa, con el objetivo de
vivir en un mundo más justo, al tiempo que contrarresta la
escalofriante brecha existente entre ricos y pobres. Esto no implica
que los empresarios deban desaparecer, lo que se busca en Venezuela es
la manera de organizarlos en una línea donde sus ambiciones
individualistas y desenfrenadas sean controladas. No se trata de
sustituir al capitalismo por decreto, sino que su manifestación más
reciente, el neoliberalismo, no distribuye equitativamente la riqueza
nacional de los pueblos; frente a ello, como modelo opcional aparece el
socialismo del siglo XXI, cuyo atractivo radica en su justicia
distributiva. Incluso, señala Oscar Reyes, “si los niveles de eficacia
a la hora de generar riquezas de su sistema alternativo no son tan
altos como los del capitalismo pero pueden generar un nivel de vida
aceptable para la mayoría con una mejor justicia distributiva, también
podríamos estar ante un régimen que con legitimidad podría plantearse
como preferible frente al capitalismo”.[4]
Cuando se hace
referencia a “vida digna” se están usando a nivel mundial los
parámetros del PNUD, el cual la delimita a los aspectos de la salud,
educación, esperanza de vida, vivienda, agua potable, ingreso y
participación política democrática; los cuales en la República
Bolivariana de Venezuela se perciben a un nivel aceptable por parte de
la población. Hay que aclarar además que en el socialismo la producción
industrial tiene una gran importancia; Marx criticaba únicamente la
forma de distribuir esa riqueza que, en su tiempo, como en el nuestro,
sigue concentrada en pocas manos. Lo que Marx quería decir es que en el
socialismo la producción industrial y la técnica y la tecnología
deberían seguir teniendo al menos el mismo nivel que en el capitalismo,
e incluso mucho mayor, para que el sistema fuera viable.[5]
En
Venezuela el socialismo del siglo XXI se está construyendo sobre cuatro
pilares fundamentales, a saber: el régimen político, de propiedad,
modos de producción y justicia distributiva. Estos se han ido
consolidando con la puesta en práctica de la democracia participativa,
en tanto que se le ha consultado a los venezolanos, quienes participan
de forma directa en algunas decisiones. En lo político se puede
observar que ha habido una combinación de democracia representativa,
participativa y, en ocasiones, con participación democrática directa.
Pero ha sido la democracia participativa la que más se ha puesto en
práctica; han habido referéndum y consultas populares en donde los
venezolanos están decidiendo su presente y futuro mediante estos
mecanismos de participación. En casi todos ellos Hugo Chávez ha ganado
las batallas electorales, a excepción del 2 de diciembre del 2007
cuando sometió un paquete de reformas a la Constitución; ganó el “NO”.
Finalmente, en el referéndum de este año el PSUV ganó, se impuso el
“SÍ”, es decir, Chávez se reelegirá.
En cuanto al régimen de propiedad, este tiende a ser mixto, el mismo Hugo Chávez ha dicho que: No
queremos sustituir la inversión privada, lo que queremos es unirnos a
la inversión privada… Hay que considerar que la producción privada en
la Constitución tiene ahora un nuevo sector que hay que apoyar, y que
nadie lo vea mal: el cooperativismo.[6] En el modo de
producción se plantea la reorganización de la producción en una forma
alternativa a través de la co-gestión, en la cual los obreros han de
participar en la toma de decisiones como en los beneficios alcanzados
por la producción. Por último, la justicia distributiva está cimentada
en la repartición de bienes y activos. Estos pilares están
interrelacionados, y le están dando los frutos esperados a la mayoría
de la población venezolana, pero ha sido mediante la democracia
participativa que los demás ejes se están llevando a su concreción.
El
pueblo tiene derechos constitucionales para participar en cuatro tipos
de referéndum, el revocatorio, aprobatorio, abrogatorio y consultivo.
Este método de participación hace más responsable a la ciudadanía y
debilita a su vez el domino de poderosos intereses privados, Gregory
Wilpert opina que aunque los ciudadanos puedan seguir sucumbiendo a las
amenazas de retirada de inversiones por parte del capital privado, al
menos tienen más influencia en la toma de decisiones que cuando son los
representantes electos quienes principalmente deciden bajo influencia
de poderosos grupos privados que les están presionando constantemente y
pagándoles sus campañas electorales.[7]
Hay un detalle de vital
importancia que el Comandante Hugo Chávez no ha descuidado. Es el
relacionado con lo militar; al menos con ello se puede asegurar que la
revolución bolivariana no será bloqueada y desmontada por el imperio al
estilo trágico del proyecto chileno impulsado por Salvador Allende,
quien descuidó lo militar y fue prácticamente inmolado por la
incipiente dictadura de Augusto Pinochet. Hugo Chávez ha diseñado una
estrategia denominada “unión civil-militar”, la cual significa en la
práctica que el ejército debe estar lo más integrado con la población
civil en el proceso. Así el ejército se ha ido implicando mucho en las
diferentes ‘misiones’, ofreciendo servicios como la distribución de
comida, ayudar a la construcción y al transporte. Se le está pidiendo a
la población civil que ingrese en la reserva militar de Venezuela[8] en
defensa de una posible invasión de los Estados Unidos vía Colombia; por
lo que la población y ejército se están preparando hasta para librar
una guerra de guerrillas. Indudablemente las armas, aunque suene
contradictorio, siempre han sido la garantía para un futuro de paz,
democracia y libertad.
El socialismo del siglo XXI se está
consolidando; hay que decirlo bien claro, no es socialismo puro, está
en el camino de perfeccionarse mediante el sistema presidencial,
creando un sinfín de oportunidades laborales y educacionales, sitúa
como lo dice Alfredo Torrealba, la calidad de vida como un punto de
interés estatal para alcanzar el igualitarismo social, posee altos
valores ecológicos, le da un carácter prioritario a las iniciativas
dirigidas a la participación y el protagonismo de la ciudadanía en la
gestión pública.[9] Por esa razón es que en Venezuela el pueblo se
siente partícipe de las decisiones, y cuando disienten con Hugo Chávez
salen a las calles a protestar. Hay una acérrima oposición que no
descansa en pretender que la revolución bolivariana retroceda, pero
esta revolución dejará de ser cuando el pueblo venezolano así lo
decida. La democracia representativa en Venezuela irá desapareciendo
por estaciones; ese tipo de democracia es idóneo para ocultar la
dictadura del capital cuando mediante el manto de la legalidad
impusieron el neoliberalismo. Que si es legal o no, diremos
categóricamente que todo lo legal no implica que sea bueno, lo legal
muchas veces es injusto, porque el capitalismo, su marco legal, lo hace
justamente eso, legal, pero injusto y degradante porque unos pocos a
través de la historia del capitalismo se han apropiado de las energías
de una inmensa mayoría; así se dice lo mismo del esclavismo que dejó
atrás la humanidad. La esclavitud, por ejemplo, fue legal y se
consideraba natural hasta 1854 cuando, gracias a una presión social
sostenida durante muchos años, se transformaron las leyes de la época,
convirtiendo en ilegal esta infame práctica.[10] Igual se dirá en un
futuro dentro de pocos años sobre el capitalismo, el cual siendo legal
es inhumano, esa misma suerte del esclavismo le tocará enfrentar al
capitalismo. Ya en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, así como en
Vietnam y Corea del Norte se están dando pasos agigantados hacia la
consolidación del socialismo.
El caso venezolano es
paradigmático, es una revolución pacífica hacia el socialismo; éste
nuevo socialismo se basa en el viejo socialismo, solamente que se
adapta a los tiempos presentes retomando lo bueno del socialismo del
siglo XX; y se va ampliando con nuevos conocimientos y experiencias de
otros pueblos. En este nuevo socialismo el Estado como tal deja de ser
paternalista, porque deposita todo el poder mediante la democracia
participativa, en el pueblo. Es así como se encarna la voluntad
ciudadana en los asuntos de interés nacional, el pueblo se organiza,
genera ideas y decide acerca de asuntos trascendentales; en otras
palabras se socializa la política. Martha Harnecker afirma que es la
participación, el protagonismo en todos los espacios lo que permite al
hombre crecer, ganar auto confianza, es decir, desarrollarse
humanamente.[11] Este tipo de participación del pueblo se traslada
hasta las comunas, siendo los consejos comunales las células donde se
reproduce la participación ciudadana. Es una forma de autogobierno;
pero, para lograr ese autogobierno es necesaria una etapa de transición
en que los alcaldes, los equipos de participación de las alcaldías, los
facilitadores, gobiernen con la gente, para que tanto la gente como
ellos aprendan a gobernar.[12] Esto es la que está pasando en
Venezuela, el pueblo tiene en sus manos el poder de decidir por ellos
mismos.
* Alirio Montoya es salvadoreño
[1] Heinz Dieterich Steffan. Hugo Chávez y el socialismo del siglo XXI. Edición Digital por Edwin Linares. www.rebelion.org.
[2] - Heinz Dieterich Steffan. El Partido Comunista de Cuba aprueba investigación sobre el socialismo del siglo XXI. www.encontrarte.aporrea.com.
[3] - Heinz Dieterich Steffan. Op.Cit.
[4] - Oscar Reyes. “Sobre el socialismo del siglo XXI en Venezuela”, Stockholm Review of Latin American Studies N° 1. Noviembre de 2006.
[5] -Ibíd.
[6] - Ibíd.
[7] - Gregory Wilpert. “El significado del socialismo del siglo XXI para Venezuela”, www.gobiernoenlinea.gob.ve.
[8] - Ibíd.
[9] - Alfredo Torrealba. “Socialismo del siglo XXI o socialismo democrático, y la sociedad democrática”. http://www.debatecultural.com.
[10] - Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. “Socialismo del siglo XXI. La fuerza de los pequeños”. www.minci.gob.ve.
[11] - Martha Harnecker. De los consejos comunales a las comunas. Construyendo el socialismo del siglo XXI. Tomado de “Libros Libres”. www.rebelión.org.
[12] - Ibíd.
http://alimontoyaopinion.blogia.com