La Habana, 17 de diciembre/ Infobae/ Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, dijo al rotativo: "En términos de saldo, lo que vimos en las jornadas públicas por el 10 de diciembre es la más fuerte represión política durante décadas en este país y la más cruenta desde la designación de Raúl Castro al frente del gobierno''.
Sánchez sostuvo que desde los días del Maleconazo en La Habana, en 1994, y los mítines de repudio durante el éxodo del Mariel en 1980, no se registraban niveles de violencia tan altos.
Al menos 83 personas fueron apresadas o retenidas sin orden judicial en sus domicilios en Ciudad de La Habana y en otras seis provincias después de las conmemoraciones del 10 de diciembre, según una lista preliminar que la Comisión hizo pública.
Juan Carlos González Leiva, secretario ejecutivo del Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba, describió el panorama como "de gravedad extrema en el país'', y agregó que "el gobierno está en pánico, hay una caída abrupta y en picada de la situación que se aprecia en el desespero de las autoridades. La comunidad internacional debe ser advertida''.
Los detenidos durante las jornadas del 9 y 10 de diciembre ya fueron liberados, pero cabe destacar que una "ola de brutalidad con respaldo gubernamental'' también se desató aquellos días contra el grupo cívico de las Damas de Blanco. "Se lanzó una turba, donde podían identificarse incluso algunos guardias de prisión vestidos de civil y entrenados en golpear'', manifestó Sánchez.
Este grupo de 39 mujeres de presos políticos marchó por las calles de la capital el pasado viernes mientras recibía agresiones físicas.
"El gobierno perdió la cordura y volvió a las palizas en plena vía pública'', comentó González Leiva. "No quiere que la gente camine por las calles, porque el descontento nacional podría llevar a caminar a media Habana y sería el fin del régimen totalitario''.
Una metodología de represión que González Leiva denunció implica inyecciones en los glúteos de los manifestantes. "Las inyecciones producen mareos y náuseas a las personas, esto es sencillamente algo nuevo en la represión gubernamental'', explicó el abogado.
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