Desde hace tres años la
Asociación de Documentalistas Argentinos – DOCA,
desarrolla una muestra nacional del cine documental independiente en
nuestro país. En la segunda y tercera ediciones se abrieron las
pantallas a la producción internacional haciendo hincapié en las
realizaciones latinoamericanas más recientes. Somos concientes de que
el género documental aborda temáticas y puntos de vista que se
distancian de lo que habitualmente podemos ver en los medios masivos.
Por ello la muestra y el documental mantienen su vigencia y su público.
En la Sección Internacional de la
III Muestra DOCA
realizada en Buenos Aires en noviembre de 2009 (cuya programación fue
pública aunque no publicada por los grandes medios –exceptuando al
canal estatal), se proyectaron varias producciones que muestran
diferentes aspectos y diversas miradas sobre las luchas de los pueblos
latinoamericanos, entre ellas, y con una gran afluencia de público,
proyectamos el documental
FARC: la insurgencia del siglo XXI.
Transcurridos casi dos meses de esta exhibición pública del documental (
que había sido exhibido ya en varios países latinoamericanos y europeos así como en el festival de la Habana),
el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, critica la exhibición del film
señalando que “es un video que le ayudaron a hacer unos extranjeros
para meterle (sic) otra mentira al mundo". Asimismo el ministro de
Defensa colombiano, Gabriel Silva, dijo al respecto que "quien difunda
publicidad o quien difunda los actos terroristas o las proclamas de
estos bandidos, pues es cómplice de ellos”.
Esta postura de
condenar la exhibición de un documental en otro país, sólo se entiende
viniendo de un gobierno que ostenta records de denuncias por violación
a los derechos humanos. Por otro lado, además de ser una inadmisible
intromisión extranjera sobre la libertad de expresión en argentina, el
ministro de defensa apela a un argumento falaz, pues cabría aplicar su
reflexión a cualquier film o noticiero que emitiera los habituales y
controvertidos hechos de la política internacional. En esta línea de
pensamiento podría acusarse a cualquier organización de un festival de
nazi por pasar un film de Leni Riefenstahl, de castrista por difundir
el cine de Santiago Álvarez, o de antiimperialista por exhibir un
documental de Michael Moore.
Se ha criticado también que
FARC: la insurgencia del siglo XXI,
está realizado por un colectivo en cuyos créditos aparecen seudónimos.
Pero desconocen que la historia del cine está atravesada por numerosos
films cuyos autores se proclamaron anónimos. Que muchos documentalistas
persiguen lo construcción de un corpus crítico más que una vidriera
donde mostrar su nombre. Y que los diferentes contextos históricos
determinaron esa postura en pos de la seguridad de los cineastas y
artistas.
Sin embargo, no nos llama la atención esta reacción
de los aliados imperiales en América Latina. La Asamblea de socios de
DOCA no tiene opinión unánime respecto de las FARC, pero si la tiene
respecto al gobierno de Uribe: represor, autoritario, que pretende la
reelección eterna para garantizar la instalación de bases militares
norteamericanas e incrementar así el poder de fuego imperialista contra
los pueblos latinoamericanos.
Así como DOCA fue el vehículo
que hizo público en nuestro país la persecución que sufre la
documentalista chilena Elena Varela por defender los intereses del
pueblo mapuche, y no dudamos en reclamarle a Michel Bachelet por su
responsabilidad, continuaremos con la actividad normal de nuestra
asociación sin dejarnos intimidar por ningún tipo de falsas acusaciones
o amenazas.
Libertad para el arte, defensa irrestricta de las libertades democráticas y de expresión. Ésta es nuestra lucha.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de los autores, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.