El jefe de la estación de la CIA en Honduras tiene una amplia historia anticubana
Pocas
veces en la historia de la CIA un jefe de estación se quedó tan desnudo
ante la opinión publica. Y con las dos manos en la masa.
El agente
Simon Henshaw, un especialista del hostigamiento a Cuba que ostenta
ahora el titulo de Jefe de Misión en la Embajada de Estados Unidos en
Honduras, no sÓlo ha sido desenmascarado como Jefe de Estación de la
CIA en Tegucigalpa, sino que se supo como organizó y orientó la
participación en las elecciones ilegales de noviembre de todas las
agencias USA de injerencia y sus dependencias.
Mejor vale tarde
que nunca: los archivos nos recuerden ahora que Henshaw, tan dedicado
ahora a recuperar el proceso golpista, atendía en el Departamento de
Estado, hace unos años, a América central y a Cuba, tarea de
predilección de los “especialistas” de Langley.
Henshaw trabajó
con Charles Shapiro, entonces jefe del Buró Cuba del Departamento de
Estado de los EEUU, un personaje altamente detestable también asociado
a la CIA, que fue asesor militar de la embajada estadounidense en Chile
cuando Pinochet derrocó a Salvador Allende y embajador de EE UU durante
el golpe de Estado contra el presidente Chávez.
En 2002, el agente Henshaw representó al gobierno de Estados Unidos en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.
Ahí
trabajo al lado de Yleen Sarmiento de Poblete, nada más y nada menos
que el brazo derecho de la congresista mafiosa de Miami, Ileana
Ros-Lehtinen, hoy entre los admiradores más furibundos de Roberto
Micheletti.
Se consagró entonces febrilmente, con su “task forcé”
de varios funcionarios obsesivos, a torcerles el brazo a diplomáticos
de distintos países para que voten contra Cuba. Con la misma energía
que exhibe hoy en Tegucigalpa a cerrar la operación que devuelve el
poder a la oligarquía pro estadounidense.
DESENMASCARADO EL “STAFF” COMPLETO
El periodista e historiador alemán Ingo Niebel tuvo el gran mérito de ponerle el cascabel al gato al señalar en el sitio Web Rebelión, las revelaciones de un colega, el investigador Michael Opperskalski. hechas en la revista alemana Geheim
(Secreto) que edita. Este eminente conocedor del mundo -a menudo
sulfuroso- de las agencias de inteligencia desenmascaró, hace unos
meses, el “staff” completo de la CIA en la representación
estadounidense en Honduras, con nombres y apellidos.
Así se supo
que Simon Henshaw tiene alrededor de sí a los oficiales de la CIA
Gregory Morrison, Neil Richter, Theodore Carpenter y William R. Brands.
La presencia de Henshaw en Tegucigalpa pertenece al viejo
esquema descrito con lujo de detalles por el ex agente de la CIA Philip
Agee, fallecido hace exactamente 2 años en La Habana. En su libro “Diario de un agente secreto”,
Agee cuenta como se consagró diariamente, mientras era jefe de estación
en Ecuador, a reclutar, sobornar y orientar a personas influyentes para
ponerlas a trabajar en función de los intereses de Estados Unidos.
Con
esta línea de trabajo descrita por Agee otras revelaciones, las del
respetado investigador mexicano Edgar González Ruiz, publicadas a
finales de noviembre en varios sitios de la Web, toman todo su sentido.
González
Ruiz descubrió que Henshaw reunió en la propia embajada de Estados
Unidos en Tegucigalpa a las organizaciones y grupos bajo influencia, de
una forma u otra, de sus servicios para pedirles alinearse con una
operación destinada a asegurar el éxito de la farsa electoral,
realizada bajo la autoridad de los golpistas y la vigilancia armada de
30.000 policías y militares.
En su análisis, el investigador
explicó que el jefe de estación CIA dio sus orientaciones no sólo ante
representantes de la USAID, la NED, el IRI (International Republican
Institute) y el NDI (National Democratic Institute), máximos
representantes de la injerencia estadounidense en América Latina, sino
también de la FUPAD (Fundación Panamericana para el Desarrollo), la
Fundación Arias (creada en 1987 por el político costarricense autor del
llamado Acuerdo de San José) y "Hagamos Democracia" que reúne los
sectores golpistas de la Iglesia Católica. así como la Federación de
Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo de Honduras
(FOPRIDEH) y la Universidad Metropolitana de Honduras (UMH)).
“En
esa reunión, Henshaw instruyó a los asistentes para organizar una
misión "independiente" de observación electoral, que esté presente en
las elecciones del 29 de noviembre, y que estaría en realidad manejada
por el IRI, a través de Alex Sutton, director regional de ese Instituto
para América Latina y el Caribe”, precisa el autor.
Sutton es un
viejo agente CIA conocido por las conspiraciones que manejó por cuenta
del IRI en Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador Guatemala, México,
Nicaragua, Perú y Venezuela, sin hablar de su carera en países de
Europa del Este donde se dedicó a erradicar el socialismo.
La
presencia en las elecciones golpistas de la pandilla así conformada por
Henshaw tenía por supuesto como propósito esencial dar legitimidad al
proceso desencadenado por esta conjuración de empresarios y militares
quienes, el 28 de junio, secuestraban al Presidente constitucional
Manuel Zelaya para trasladarlo a una base militar bajo control de
Estados Unidos y para luego expulsarlo del país.
AL LADO DE LLORENS, EL EMBAJADOR DE MIAMI
Henshaw,
teóricamente, es el brazo derecho del embajador Hugo Llorens, un
cubanoestadounidense con residencia en Miami que dirigió el show
de la neutralidad de Estados Unidos desde el golpe hasta hoy con un
talento que podría abrirle las puertas de los mejores estudios de
Holywood.
Llorens parece diseñado para conspirar con Henshaw:
especialista del terrorismo, era director de Asuntos Andinos del
Consejo Nacional de Seguridad en Washington cuando sucedió el golpe de
Estado, en 2002, contra el Presidente Hugo Chávez.
Llorens se
encuentra entonces bajo la autoridad directa del Subsecretario de
Estado para Asuntos Hemisféricos, el infame Otto Reich y del muy
controvertido Elliot Abrams. Reich dio su apoyo inmediato al cabecilla
golpista Pedro “El Breve” Carmona, y a los militares conjurados.
En
junio último, Otto Reich fue inmediatamente denunciado como uno de los
conspiradores detrás del golpe de Estado, con Roger Noriega y Daniel
Fisk.
Antes de conspirar en Tegucigalpa, Henshaw lo hizo en
Brasilia bajo la cobertura del Cónsul General. Trabajó anteriormente en
San Petesburgo (Rusia) donde dejo huellas odoríferas, San Salvador y
Abidjan (Costa de Marfil).
Y también en Manila, Filipinas,
donde coincidió posiblemente con Llorens. Ahí ambos tuvieron la
oportunidad de iniciarse al papiamento, un idioma local que no se
aprende en los cocteles.