Chile: Resucita el pinochetismo
Con el triunfo electoral de Sebastián Piñera en Chile.
Viva
Pinochet” coreaban centenares de partidarios del presidente electo de
Chile Sebastián Piñera, en sectores céntricos de Santiago cuando se
conocieron los resultados electorales que le dieron el triunfo
electoral el pasado 17 de enero. Es una muestra clara y contundente que
con la llegada de este magnate empresario metido a político, epígono
del tristemente célebre primer ministro italiano Silvio Berlusconi,
resucita el pinochetismo y se entroniza nuevamente la ultraderecha
retaradataria en el Palacio de la Moneda.
En buena medida, ese
retroceso político en Chile es responsabilidad de la Concertación que
en las dos décadas que gobernó no tuvo la capacidad ni la voluntad
política de cambiar el modelo tanto político como económico.
En
los primeros años del retorno democrático la sombra del siniestro
dictador no dejó avanzar en la apertura de mayores espacios
democráticos, como el sistema binominal que condenó a los partidos
minoritarios al ostracismo.
Piñera ha dejado desde ya la
puerta abierta para que cómplices y seguidores de Pinochet ingresen a
su gobierno para seguir profundizando el modelo neoliberal en lo
económico, y los métodos represivos y oligárquicos en lo político.
El
presidente electo chileno puede ser considerado el Berlusconi
latinoamericano si se tiene en cuenta que a su poder económico ahora le
agrega el poder político. El perfecto ícono de la globalización
neoliberal, o en palabras del sociólogo norteamericano Samuel
Huntington, “el hombre de Davos”, para describir a quien acude a esa
ciudad de los Alpes suizos cada año a hacer ostentación pública de
poder e intercambiar con empresarios o especuladores financieros como
él.
Lo que cabe esperar para Chile con el ascenso de Piñera al
poder es que se termine de privatizar lo que queda por entregarle a las
codiciosas multinacionales que no es poco. Como dice el profesor
chileno-colombiano Jorge Harritt Huenchacona Hinojosa, “no solamente se
terminará por privatizar el aire sino las empresas del cobre como
Codelco, herencia del gobierno socialista de Allende que genera 4.600
millones de dólares al año de utilidades, Enami y Cochilco, acabando de
esta manera con el patrimonio público del país”.
Como buen
neoliberal, el nuevo inquilino del Palacio de la Moneda manejará con
criterio empresarial a su nación, manipulando los asuntos públicos para
provecho privado, siguiendo al pie de la letra las instrucciones
ideológicas y la propaganda del “libre comercio” de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), a la que acaba de adherir
hace pocas semanas Chile, en ceremonia protocolaria encabezada por la
propia presidente Michelle Bachelet.
A CONSOLIDAR BLOQUE DE DERECHA EN LATINOAMÉRICA
En
el ámbito internacional el gran ganador de las elecciones chilenas del
pasado 17 de enero es sin lugar a dudas Washington y su estrategia
hegemónica en América Latina.
Luego del avance de los
gobiernos progresistas y de izquierda en la región que pugnan con la
Casa Blanca, Piñera viene a reforzar el club de los mandatarios
conservadores y retardatarios como Álvaro Uribe en Colombia; Alan
García en Perú; Roberto Martinelli en Panamá; Óscar Arias en Costa
Rica; Porfirio Lobo en Honduras; y Felipe Calderón en México. Ahora,
seguramente, lograrán compactarse para alinearse con Washington y
torpedear los procesos de emancipación política que se vive en toda la
región.
Es muy probable que los primeros viajes de Piñera los
realice a Bogotá y Lima para lograr concretar líneas de acción con
Uribe y García y de esta manera comenzar toda una estrategia para
contrarrestar los avances integracionistas liderados por los gobiernos
de Venezuela, Ecuador y Bolivia y, además, boicotear procesos de
consenso político como Unasur.
Comienza entonces una nueva
etapa política para los chilenos. La desgastada Concertación si bien
puede mostrar resultados, no fue capaz de darle el viraje
socioeconómico después de la nefasta y criminal dictadura pinochetista
y prefirió seguir con su estrecho modelo político y su inequitativo y
concentrador esquema económico.
El retroceso en democracia y
en equidad económica será muy grande durante este cuatrienio del
heredero de Pinochet. Pero a la vez, será una buena oportunidad para
reinventar una nueva alternativa política por parte de los partidos
progresistas y de izquierda que, en forma efectiva, reivindiquen por
fin la memoria de dirigentes chilenos de la talla de Salvador Allende,
Marmaduque Grove y Miguel Enríquez.