Actualmente, los grandes bancos de Wall Street (responsables de la crisis financiera) están ganando nuevamente cifras millonarias, pero no a través de préstamos a consumidores y empresas productivas, sino a través de compra y venta especulativa de acciones bursátiles y de la adquisición de instituciones quebradas a las que luego recapitalizan en la bolsa.
"En Wall Street, uno escucha hablar del retorno de la rentabilidad, el fin de la recesión y la necesidad de 'estrategias de retirada', dijo recientemente Lawrence Summers, asesor económico de la Casa Blanca. "Yo puedo asegurar que para la gente común, para quienes el desempleo sigue en aumento, la situación es muy diferente".
Sin embargo, los sectores no financieros no disfrutan de la misma recuperación, señala The Wall Street Journal.
Para acelerar la recuperación de los bancos, Markus Brunnermeier, el economista de la Universidad de Princeton, cree que los gobiernos deberían colocar límites mucho más estrictos sobre los dividendos en efectivo y los pagos de bonificaciones, que agotan el capital que los bancos necesitan para absorber las pérdidas y seguir prestando.
"La principal historia de 2010 en EEUU podría ser la reacción de la economía cuando el gobierno retire el respirador artificial. El consenso es que el sector privado tomará la batuta, pero los riesgos negativos para la economía a medida que la ayuda federal desaparezca son significativos", apunta The Wall Street Journal.
Desempleo: La clave en EEUU
En cuanto a EEUU, la primera economía mundial (que arrastra como una locomotora al resto), repuntó a fines de 2009, pero tendrá un desempeño flojo este año y el desempleo seguirá por encima de 9%, según los economistas que participaron de la más reciente encuesta de The Wall Street Journal.
"Normalmente, mientras mayor es la recesión, mayor es el repunte", afirmó Paul Ashworth de Capital Economics. "Pero las recuperaciones tras las crisis financieras tienden a ser deslucidas, ya que las personas son precavidas y el crédito sigue siendo difícil de conseguir".
Por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral, bancos y empresas mantienen sus tasa de rentabilidad al costo de más desempleo y depresión de la economía real.
Según el Journal, EEUU eliminó 7,2 millones de empleos desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007, la mayor contracción desde la Gran Depresión.
Incluso --afirma-- si el mercado laboral comenzara a crear empleos con la rapidez que se registró durante el auge de los años 90, cuando se agregaron 2,15 millones de empleos en el sector privado por año, EEUU no recuperaría una tasa de desempleo de 5% hasta fines de 2017.
Según el Journal, a medida que avanza 2010, no queda claro si habrá suficiente demanda en la economía para generar un crecimiento significativo, en especial a medida que se desvanezca el estímulo fiscal y la Reserva Federal comience a retirar sus programas de emergencia durante el segundo semestre.
Los débiles datos sobre el empleo difundidos en la primera semana de enero, mostraron una pérdida neta de 85.000 empleos en diciembre, revelando que las firmas no tienen prisa por volver a contratar personal, incluso cuando la economía reanudó su crecimiento en el tercer trimestre de 2009 tras una feroz recesión.
El capitalismo industrial o comercial estadounidense, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, mientras "sobreexplota" la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.
Por su parte, el Estado norteamericano baja "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.
De esta manera, el sistema capitalista USA (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia).
Por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral, bancos y empresas mantienen sus tasa de rentabilidad al costo de más desempleo y depresión de la economía real.
En este proceso de "sobreexplotación capitalista" (que retrocede las conquistas sociales y sindicales a estadios inferiores) se explica el mantenimiento de la rentabilidad empresarial (ganancias capitalistas) mientras la economía real continúa desplomándose a causa del desempleo y la no reactivación del consumo.
Europa: El desempleo y el rojo financiero
En general, los desfasajes y la complicación de la "recuperación" de la economía de la UE (la segunda potencia económica mundial en bloque tras EEUU), pasan por los mismos parámetros de EEUU: Desempleo, falta de crédito, depresión del consumo y alto déficit (endeudamiento del Estado) producido por los "rescates".
En octubre, el desempleo de la Eurozona, integrada por 16 países, afectaba el 9,9% de la población activa, según datos oficiales.
El nivel de desocupación en noviembre es el más elevado desde agosto de 1998, indica Eurostat, que estableció registros para los meses anteriores a la creación de la zona euro, en 1999, a partir de los datos nacionales.
El índice de desempleo de la zona euro llegó por primera vez en noviembre pasado al umbral del 10%, una muestra de que los efectos de la crisis económica sobre el mercado laboral están lejos de haber terminado.
La desocupación tuvo un incremento constante desde la agravación de la crisis económica y financiera mundial en el verano de 2008.
En este escenario, que tira abajo la euforia oficial sobre la "recuperación", el Banco Central Europeo (BCE) prevé que la economía de la zona euro experimente un crecimiento "moderado" en 2010, pero advierte que esas perspectivas están sujetas a un elevado grado de incertidumbre. Además subraya que algunos de los factores que contribuyen a la recuperación moderada en algunos países son de naturaleza "temporal".
Los déficits presupuestarios (consecuencia de la desaceleración económica y baja de la recaudación) que se ensañan con las economías más débiles como Grecia, Irlanda, Portugal y España han obligado a los países más fuertes, liderados por Alemania, a pensar sobre un posible rescate de Grecia, si resulta necesario para apuntalar a otros miembros de la zona euro.
En general, la sombra de una insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de recaudación fiscal) hace temer un rebrote de la crisis financiera, no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios Estados de la Unión Europea.
La incertidumbre que los analistas y las propias autoridades oficiales siembran sobre la "recuperación económica", los bajos niveles de crecimiento que exhiben algunas economías, la no reactivación del empleo y del consumo (los pilares básicos de la economía real), impulsan la caída del euro y tornan cada vez más difícil la colocación de deuda en los mercados financieros.
El euro pierde posición frente al dólar y se tambalea a medida que la preocupación por la deuda regional crece y se propaga por toda la eurozona desde Grecia, donde las promesas de austeridad y rigor fiscal no lograron calmar los temores de los especuladores a una insolvencia de pago generalizada y a un derrumbe en cadena de las economías más débiles encabezadas por España.
En resumen, y en un escenario, marcado por una aún débil "recuperación económica" (de la que todos dudan), y con un aumento del déficit y de la desocupación en EEUU y en Europa (locomotoras del la economía mundial) , sin crédito y sin salida para el consumo (los motores de la reactivación económica), con déficit y procesos inflacionarios en ciernes, con la bolsas y las macro empresas y bancos cosechando ganancias multimillonarias con el regreso de la especulación en alta escala, se multiplican las posibilidades de una recaída de la crisis mundial.
Que esta vez puede llegar reciclada en el peor escenario: La crisis social, con su secuela inevitable de desempleo en masa, crisis alimentaria, y colapsos económicos acompañados de huelgas y estallidos sociales.
En suma, lo que anticipan "entrelíneas" expertos y las propias autoridades económicas mundiales.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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