Las leyes que no se votaron
No
voy a extenderme en las leyes que se aprobaron en la última sesión del
parlamento cubano, ocurrida hace apenas unos días en el Palacio de
Convenciones de La Habana, ya la prensa nacional y extranjera abundó
bastante en el tema.
En síntesis, se aprobó la ley de Seguridad Social que aumentó la
edad de jubilación a los 65 años, se creará la Contraloría General de
la Nación, se eliminan las vacaciones en hoteles con pesos cubanos y se
reducen a la mitad los viajes oficiales al exterior.
Los ministros aseguran que el 2008 fue un año muy malo y que el 2009
será parecido. Raúl Castro auguró una etapa de mayores restricciones
afirmando que un país no puede gastar "más de lo que recibe por la
venta de sus producciones".
Sin embargo, como decía al principio esta nota no hablará de lo que
se aprobó o se dijo en la Asamblea Nacional, sino justamente de lo
contrario, de lo que no se trató en la máxima instancia legislativa
cubana.
Lo
más sorprendente es que el Presidente no formó gobierno como había
anunciado con anterioridad, con lo cual deberá seguir gobernando con el
mismo equipo ministerial de su antecesor, Fidel Castro, quien es además
la máxima autoridad dentro del Partido Comunista.
En los discursos de esos ministros apenas se mencionó la lentitud
con que se desarrolla la reforma agraria o la tardanza en eliminar los
topes salariales, dos medidas propuestas por el propio Raúl Castro y
que son claves para aumentar la producción.
Además la ciudadanía estaba a la espera de medidas largamente
anunciadas que no se concretaron, pienso en leyes como la de Migración
y la que defiende los derechos de la comunidad gay, promovida por
Mariela Castro, la hija del Presidente.
La ley de Migración regularía los derechos y los deberes de los
cubanos para salir y entrar del país, algo que en la actualidad se rige
por una legislación muy antigua y un sinnúmero de normativas -algunas
secretas- del Ministerio del Interior.
Hoy los cubanos necesitan permiso de salida, permiso de entrada, una
carta de invitación, una carta de liberación del centro de estudios o
de trabajo, una carta de baja de las Fuerzas Armadas, pasaporte y mucha
suerte.
Se gastan en tramites alrededor de U$D 400 y después les pueden
negar la salida porque el ministro no firma, porque el padre del
solicitante "desertó" hace 4 años, y también por ser médico, enfermero,
militar, científico o disidente.
Nunca nadie sabe "con que saldrá la gente de migración", que nuevos
papeles pedirá. Son omnipotentes y cuando uno llega a sus oficinas te
hacen sentir que estás en sus manos y es verdad porque tienen el poder
de decidir tu futuro.
El país espera una ley que termine con esto, que defina claramente
cuáles son los derechos del ciudadano y que los proteja, un arma legal
a la cual recurrir cuando los funcionarios actúan con despotismo o
emiten regulaciones absurdas.
Según fuentes gubernamentales, ese proyecto de ley estaría ya
escrito, pero nadie supo decirme por qué no fue presentado al
parlamento, esto a pesar de que es, sin lugar a dudas, una legislación
que cuenta con el apoyo de la mayoría de la población.
Tampoco se discutió la ley que regula los derechos de los gay,
propuesta por Mariela Castro, directora del Centro Nacional de
Educación Sexual, un proyecto que al aprobarse protegerá a una minoría
muy discriminada en Cuba.
No se trata de ninguna propuesta explosiva. No propone el matrimonio
homosexual, sino el reconocimiento legal de las "uniones". No toca el
tema de las adopciones, pero propone legalizar el cambio de sexo, con
operación incluida.
Sin dejar de establecer un marco legal que regula derechos y
deberes, la propuesta trata de ser lo más delicada posible, a pesar de
lo cual se le pidió al CENESEX que haga una campaña masiva de educación
para que ver si logran que el parlamento la discuta dentro de un año.
Mientras tanto las parejas gay continuarán sin derecho a heredar, la
policía podrá seguir deteniendo a los travestis por vestirse de mujer y
una treintena de transexuales que esperan ser operados sufrirán la
frustración y la impotencia.
Raúl Castro aseguró en el Parlamento que "no se ha engavetado
ninguno de los temas de los que hemos hablado en los últimos tiempos",
a pesar de lo cual dijo que se avanzará "sin apresuramientos ni excesos
de idealismos".
Oyendo los discursos oficiales podría pensarse que la sociedad
cubana no está "preparada" para que se realicen algunos de los cambios
previstos. Sin embargo, no es la impresión que se percibe en las
calles, donde es justamente la inmovilidad lo que más parece agobiar al
cubano.
http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2009/01/las_leyes_que_no_se_votaron.html