Fuentes de la oposición relataron a Efe que el entierro ocurrió al amanecer en Banes, pueblo natal de Zapata, "bajo un verdadero estado de sitio" que rige allí desde el martes, cuando el disidente murió en un hospital de La Habana.
El preso político falleció al cabo de una huelga de hambre de 85 días para exigir un trato digno de "prisionero de conciencia", estatus que le reconocía la organización Amnistía Internacional.
No se conocen mayores detalles de lo ocurrido tras el sepelio en ese pueblo de la provincia oriental de Holguín, a casi mil kilómetros al este de La Habana.
Según el portavoz de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Elizardo Sánchez, Banes y los alrededores están "ocupados" por numerosos policías y agentes de la seguridad del Estado.
"Era como un pueblo tomado por el ejército japonés en Filipinas", con todas las entradas de Banes y los lugares públicos muy controlados, agregó Sánchez.
Fuentes opositoras denunciaron desde el miércoles las fuertes medidas de seguridad en Banes y otras poblaciones del oriente de la isla, y particularmente alrededor de la casa de Zapata, albañil de 37 años apresado en 2003.
Según las CCDHRN, al menos 50 disidentes fueron detenidos en los últimos días o forzados a quedarse en sus casas para evitar que asistieran al velatorio y entierro.
La oposición y la familia acusan de "asesinato" al gobierno que preside el general Raúl Castro, de haber retenido hasta después del mediodía del miércoles el cadáver de Zapata y de exigir a la madre, Reina Tamayo, que lo sepultara ese mismo día.
Según Sánchez, la familia se sintió insultada, pidió la oportunidad de velar el cadáver y entonces, tras consultar a La Habana, los agentes de seguridad aceptaron finalmente atrasar el entierro, primero solo unas pocas horas y finalmente hasta las siete de la mañana de hoy.
Entretanto, la prensa oficial cubana sigue sin informar de la muerte de Zapata y obvia incluso la declaración que hizo al respecto el general Castro cuando estaba el miércoles con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Castro afirmó que lamentaba la muerte de Zapata, pero la atribuyó a la confrontación de medio siglo con Estados Unidos, y dijo que en Cuba no se tortura, salvo en la base naval y prisión norteamericana de Guantánamo, en respuestas a las denuncias que hizo la madre del fallecido, Reina Tamayo.
"No hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base naval de Guantánamo", situada en el extremo sureste de la isla, dijo Castro.
No han publicado nada al respecto ni los dos diarios cubanos de circulación nacional, Granma y Juventud Rebelde, portavoces del gobernante Partido Comunista y de su rama juvenil, ni otros medios informativos estatales.
El Ministerio de Exteriores de Cuba, en cambio, envió a los corresponsales extranjeros acreditados en La Habana un comunicado con las palabras del mandatario.
Ambos tabloides dedican hoy las portadas y páginas interiores a las entrevistas de Lula con el general Castro y su hermano mayor y antecesor, Fidel, primer secretario del Partido Comunista, con profusión de fotos y títulos como "fraternal encuentro" y "fructífero intercambio".
Lula también lamentó "profundamente" la muerte de Tamayo, en términos genéricos y en declaraciones al paso a periodistas del séquito que le acompaña en su gira por México, Cuba, Haití y El Salvador. EFE am/arj/mmg
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