El preso político cubano Orlando Zapata, ha fallecido, luego sostener una extensa huelga de hambre, en protesta por las severas condiciones de su detención y la de otros numerosos ciudadanos de aquel país, privados de su libertad por ser opositores al régimen castrista.
La dictadura de los hermanos Castro lleva ya cincuenta y un años en el poder. El 1 de Enero de 1959, los jóvenes barbudos de la entonces Revolución Cubana, se abrían paso en un desfile triunfal por las calles de La Habana. Un pueblo ilusionado aclamaba la llegada de quienes habían logrado vencer al oprobioso dictador Fulgencio Batista.
Un continente sediento de libertad, argentinos incluidos, daban la bienvenida a una nueva ilusión. La esperanza de libertad y democracia se imponía en toda la región.
Desde aquel espejismo hasta hoy pasaron muchas cosas. La ilusión se convirtió en tiranía. Miles de víctimas cayeron ante la prepotencia del nuevo poder cubano, que muy pronto forjó una formidable alianza política, económica y militar con la Unión Soviética.
Este marxismo caribeño, ya entronizado en el poder, primero llevó a cabo numerosos fusilamientos, a los que continuó con encarcelamientos masivos, persecuciones y todo tipo de avasallamiento a los derechos de sus habitantes, hasta convertir a la patria de José Martí en un estado policíaco. Cuba sigue siendo, al decir de numerosas opiniones, una inmensa cárcel para su propio pueblo.
Los hombres de la cultura no tardaron en ser ampliamente perseguidos. El famoso escritor José Lezama Lima, autor de “Paradiso”, resultó confinado en su propia patria. Reinaldo Arenas, por su parte describió en su célebre novela “Antes que anochezca”, la triste política asumida por una férrea dictadura, caracterizada por la homofobia y la represión.
El chileno Jorge Edwards por su parte, encargado de reabrir la Embajada de Chile en La Habana, durante el gobierno de Salvador Allende, relata en su libro “Persona Non grata” las características del puro castrismo de la década del setenta, en el que primaba el espionaje político, la delación y la supresión de las fundamentales libertades que atañen a una democracia.
La ruina económica es otro aspecto esencial del legado castrista. El comunismo caribeño ha sepultado la economía cubana a niveles inconcebibles. En pocos lugares del mundo es palpable como en Cuba, los efectos devastadores de una gestión ineficiente y dirigista.
Primero Fidel y Raúl, ahora Raúl y Fidel, la tiranía continúa y no afloja. Aún se mantiene intacto el recuerdo de los largos años de penurias, de la doctora Hilda Molina, impedida por el Comandante Fidel, de viajar a la Argentina a ver a su familia, por la simple y poderosa razón de haber declarado a su cerebro “patrimonio nacional” e impedirle con ese pretexto la salida de la isla.
Cincuenta y un años de dictadura. Miles de muertos. Cientos de miles de asilados. Familias enteras que huyen como pueden, cruzando en precarias embarcaciones un mar infectado de tiburones y otros peligros, hasta ganar las costas de La Florida.
Las cárceles repletas de opositores políticos cubren de indignidad a un régimen alabado por numerosos gobiernos latinoamericanos, que suelen llenarse la boca hablando de los derechos humanos, pero miran para otro lado cuando los mismos son aniquilados en Cuba.
Los Castro manipularon muy bien las consecuencias de una torpe política norteamericana. Muchos gobiernos al sur del Río Bravo, han visto con simpatía al régimen cubano, como forma indirecta de expresar su antipatía por los Estados Unidos. La dictadura cubana se victimiza, arguyendo que la base de todos sus males se encuentra en el bloqueo económico impuesto por el gobierno en Washington.
Orlando Zapata, ha muerto. Los presos políticos de la isla saben ahora que el gobierno cubano no moverá un dedo por impedir la muerte de alguno de ellos. Entre tanto, el “brother” Raúl, era recibido en la Cumbre de Playa del Carmen, con el aval de sus colegas Hugo, Evo y Rafael, entre otros, sin que nadie le preguntara sobre la vigencia de la democracia en Cuba. Más de doscientos presos políticos son un claro testimonio del drama que allí se vive.
Orlando Zapata tenía cuarenta y dos años. Los familiares de los presos políticos cubanos ahora esperan la solidaridad internacional. Muchos ya hablan de “arrogancia homicida” del régimen castrista. Se han oído duros cuestionamientos en Europa, muy pocos, lamentablemente, por parte de los gobiernos de nuestra región. La argentina Cristina K, con su mentalidad aun en la setentista guerra fría, calla. Piñera en cambio, recién electo en Chile, ha pedido la liberación de todos los presos políticos de la isla.
El mundo espera que, de una vez por todas, se concrete la transición de Cuba hacia una verdadera democracia. Un sistema que su pueblo aún no conoce y cuyos dictadores, obviamente, no desean. Mientras tanto nuestro gobierno y otros de la región, están atentos en la defensa y estricto cumplimiento de los derechos humanos en el mundo, salvo los del pueblo cubano, por supuesto.