A 50 AÑOS DE LA EXPLOSIÓN DEL BARCO LE COUBRE EN LA HABANA Y DEL GRITO DE ¡PATRIA O MUERTE! Por Tomás Gutierrez González
Hace exactamente 50 años La Habana era sacudida por la explosión del barco Le Coubre, en un atentado de Estados Unidos contra la naciente Revolución Cubana del que todavía el Imperialismo no da explicaciones.
Al día siguiente, y en acto de entierro de las víctimas fue tomada la fotografía, considerada uno de los 10 retratos fotográficos de todos los tiempos y la mas reproducida en el mundo. No ha sido posible obtener otra mirada fotografiada, como la de Ernesto Guevara, Che Compañero, reflejando el dolor contenido, pero también un mejor horizonte para nuestros pueblos.
La Crónica:
“Tres de la tarde. Día 4 de marzo de 1960. El vapor La Coubre estaba anclado en la bahía de La Habana. En sus bodegas traía 44 toneladas de granadas y 31 de municiones. Romualdo Díaz, en la bodega uno, estibaba cajas. José Antonio Díaz comentaba lo lindo que estaba el día. La temperatura era más bien fresca, agradable. Sonó el timbre para el cambio de turno y Manuel La O se dirigió al buque para ocupar su puesto de custodio. José Antonio fue hacia la puerta del muelle a merendar. Romualdo se quedó unos minutos conversando con los estibadores que le sustituían. Alrededor de las 3:10 p.m., desembarcó, dio unos pasos por el muelle...
De pronto, una explosión estremeció la tierra. Los postes del tendido eléctrico temblaron y un hongo de ribetes negros se elevó sobre el muelle. Romualdo se vio lanzado por el aire. Al volver en sí, vio que el paisaje había cambiado: los almacenes no tenían techo y La Coubre, destrozado de proa, se había desatracado. José Antonio despertó en el piso, con la cabeza y la pierna sangrantes. Manuel quedó inconsciente y al recobrar el conocimiento, le acometió un acceso de tos por el denso humo negro.
Soldados rebeldes, policías, bomberos, pueblo en general, acudieron a prestar ayuda. Empezó el rescate de heridos y de cadáveres trucidados. Una segunda explosión barrió con quienes, desafiando el peligro, habían tenido ese gesto de solidaridad humana. Nunca se sabrá cuántos muertos hubo en realidad. Se rescataron los restos de 101 personas (solo 95 fueron identificadas). El saldo de heridos sobrepasó los 200.
Semanas antes, el cónsul yanqui en Bruselas y un agregado militar de su embajada habían presionado a los fabricantes y a la cancillería belgas para que no se le vendieran esas armas a Cuba. Peritos de Europa occidental que investigaron el siniestro afirmaron que no hubo negligencia alguna en el descargue. El pueblo cubano nunca tuvo dudas de que el barco había sido saboteado. Aún tiene la plena convicción de que todo fue obra de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA)”.
Al día siguiente, en el entierro de todos los muertos que se habían producido el día anterior Fidel Castro pronunció su famoso discurso con la consigna de “Patria o Muerte” de la que también se cumplen 50 años:
“Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería Patria o Muerte”.Esas fueron las palabras de Fidel.
Ese 5 de marzo, Fidel hablaba y junto a él estaban los comandantes de la revolución, entre ellos el Che Guevara. Junto al Che estaban Jean Paul Sarte y Simone de Bouvier. Era en la habanera calle 23.
El fotógrafo del diario “Revolución”, Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, cubría el acto, y en su tiro de ángulo no aparecía el Che. Él mismo lo contó:
“Estaba a unos 8 ó 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel y tenía una cámara de lente semi-telefoto cuando me percato que el Che se acerca a la baranda, donde estaban Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. El Che se había mantenido en un segundo plano. Se acerca a mirar el río de gente. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto.” Luego escucharía a Fidel decir: “Patria ó Muerte”.
“Después que revelo y hago los contactos me digo "Carajo, qué clase de expresión tiene este hombre aquí", hago una ampliación y la pongo en mi estudio. Yo tenía que llevar esa noche el trabajo del entierro de las víctimas de La Coubre a Revolución. Mi foto de Fidel hablando en la tribuna con las granadas de mano que habían quedado de la explosión es primera plana al otro día en el periódico, sin embargo la foto del Che no se publica. No se publica hasta el 15 de abril de 1961, en una nota de prensa que anuncia una conferencia del Che como Ministro de Industrias...eso lo pude comprobar después. Muchas veces me han preguntado si el Che conocía mi foto; que me conste a mí, no. Me imagino que como él leía el periódico rigurosamente debe haber visto la foto, pero nunca lo hablamos”.
“En Cuba se utiliza por primera vez en el acto funeral por la muerte del Che (1967). La dibujaron a tamaño gigante y la colocaron a todo lo alto del edificio del Ministerio del Interior. Ahí se levantó la tribuna y al otro día todos los diarios sacaron en portadas a Fidel, con la bandera a media asta y de fondo mi foto del Che. No he sabido nunca quién rescató esa foto ni cómo se hizo ese rescate. Quizás Celia o Haydée. Ese día yo tenía una pierna enyesada y me costó mucho trabajo llegar de la Biblioteca Nacional a la tribuna para tomar fotos. Fue una de las concentraciones más grandes que yo haya visto y había un silencio impresionante en la plaza. Llegar con mi pata coja a la tribuna fue tan difícil que realmente no recuerdo si sentí algo especial al ver aquella foto prácticamente olvidada.
Pero la foto ya era conocida en el mundo.
“Cuatro o cinco meses antes de octubre de 1967, fecha en que muere el Che, llega un hombre, desconocido para mí, buscando una foto del Che y con la recomendación de Haydée Santamaría. Yo le muestro la foto de mi estudio. El me dice "¿Usted puede hacerme dos copias?" Al día siguiente viene a recoger sus copias de 11 x 14 "¿Cuánto le debo?" Es un obsequio, le digo, pues usted viene enviado por una persona que yo admiro mucho. Y el hombre se va. Era Giangiacomo Feltrinelli, que venía de Bolivia, de tratar de intervenir con el gobierno de ese país por la libertad de Regis Debray. Me imagino que de algún modo Feltrinelli tuvo información de que el Che estaba en Bolivia, cosa que sabían muy pocas personas en el mundo. Esta imagen se hizo famosa por el afiche de Feltrinelli que yo ni sospechaba que iba a reproducir.
Pero Feltrinelli nunca le dio crédito por la foto.
“No soy conocido en el mundo ni después de los afiches de Feltrinelli. El copyright no incluía mi nombre. Es una periodista italiana, Giuliana Scimé, a la que yo le presto el negativo en México para su taller de fotografía, la que publica un artículo en la revista italiana Progresso Fotográfico (junio, 1983) donde cuenta cómo sus alumnos al ver el negativo lloraban de emoción. La foto era famosa y nadie se había ocupado de quién era su autor.
Alberto Korda, que así se hacía llamar, tuvo un estudio fotográfico, que se mantuvo incluso después del triunfo de la Revolución: “Estudio Korda”, y su socio, Luís Pierce, llamado Luís Korda haría la famosa foto de Fidel entrando a La Habana teniendo a Camilo Cienfuegos a un lado.
La famosa fotografía El Guerrillero Heroico, hecha por Alberto Korda es, a consideración de grandes críticos, es uno de los diez mejores retratos fotográficos de todos los tiempos y constituye la más reproducida de la historia de la fotografía en todo el mundo.
El encuentro de Korda y el Che
“Muchas veces me han preguntado si el Che conocía mi foto; que me conste a mí, no. Me imagino que como él leía el periódico rigurosamente debe haber visto la foto, pero nunca lo hablamos.
El Che no era muy afín a que le hicieran propaganda gráfica. El periódico Revolución me mandó una vez a cubrir un trabajo del Che por la zona de Morón, donde él estaba ensayando el primer prototipo de máquina cortadora de caña. Me mandan a mí y a un periodista. El día que llegamos no lo encontramos y esperamos en la casa de visita del central. Llegó en la noche todo lleno de tierra y entonces muy ufano me le acerco: "Al fin lo encontramos, Comandante; nos mandó el periódico a hacer un trabajo sobre la prueba de la cortadora de caña". Y entonces con esa ironía típica de los argentinos me dice: "¿Y tú, Korda, de dónde eres?" "¿Cómo que de dónde? Yo nací en La Habana" "¿En la misma capital?" "Sí" "¿Y tú has cortado caña alguna vez?" "Yo, Comandante, nunca" Llama a uno de sus escoltas y le dice: "Por favor, consíguele a los compañeros periodistas de La Habana unas buenas mochas para que colaboren con la zafra del pueblo; cuando hayan trabajado un poco en eso, hacemos el reportaje de la cortadora". Estuvimos una semana cortando caña para tirarle la foto en la máquina".
Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, nació en La Habana el 14 de septiembre de 1928 y falleció en París el 25 de mayo de 2001. Tenía 72 años.
Justo un año antes se le reconocieron internacionalmente por primera vez, los derechos de autor sobre la fotografía tras un largo litigio en los tribunales londinenses contra dos agencias publicitarias que la habían utilizado para una campaña comercial. El dinero que obtuvo, 50.000 dólares, lo donó al gobierno cubano para adquirir medicamentos para niños, algo que según Korda “es lo que hubiera hecho Ernesto Che Guevara”. Entonces el fotógrafo declaró: “Como seguidor de los ideales por los que murió el Che no estoy en contra de la reproducción masiva que su imagen ha tenido porque eso significa extender su memoria y la causa de justicia social por todo el mundo, pero sí estoy sumamente en contra del uso de la imagen del Che para promocionar productos que menoscaben su reputación”.
Cuba y los pueblos de Nuestra América seguimos rindiendo honores de conciencia a Ernesto Guevara, lejos aún como estamos algunos pueblos de encarnar al Hombre Nuevo que prefiguró y por el que tanto luchó.
“Siempre hay que buscar tiempo para escribir mucho, leer, reflexionar y estudiar. Un luchador, un revolucionario, tiene que estudiar todos los días de su vida, todas las noches de su vida; tiene que estudiar la teoría y la praxis; navegar en las aguas de la dialéctica”. Hugo Chávez |