El embargo por dentro
Estados Unidos: un gran abastecedor de Cuba
No hace falta decir que esta información se le oculta a la población cubana porque le resta mucha fuerza a la denuncia del Embargo. Por mucho fanatismo e ignorancia que se le inyecte a la gente, es difícil compaginar la denuncia del “embargo norteamericano” con las compras de alimentos cada vez mayores que se hacen a los EE UU .
Los responsables de la escasez de alimentos en Cuba no son principalmente el embargo o los huracanes, como divulga nacional e internacionalmente la maquinaria propagandística oficial. Las causas que explican la nula capacidad del sistema socialista cubano para producir alimentos son el atraso tecnológico y la ineficiente organización socio-económica estatal, propietaria de todas las tierras, y paraestatal, como las improductivas Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC). Ambas causas son resultado de políticas económicas inspiradas en las ideas del Comandante. En definitiva, es el analfabetismo económico de Fidel Castro el culpable de que el pueblo cubano pase hambre
Cuando una familia de La Habana se sienta a comer pollo asado y pan de ajo, o se deleita con helado de chocolate de soya, lo más probable es que los ingredientes se hayan importado de Estados Unidos.
Venezuela puede alardear de su amistad revolucionaria con Cuba, y China envía jóvenes a la isla a estudiar español, pero Estados Unidos es el principal exportador de productos agrícolas a Cuba.
Y eso no es todo lo que se puede enviar legalmente a la isla. Pueden enviarse monos (vivos), trufas, plantas de azalea, pieles de zorro y hasta puros.
Cuando el presidente Barack Obama anunció en abril planes de moderar el embargo mediante la eliminación de las restricciones de los viajes familiares a la isla y permitir que las compañías de telecomunicaciones hagan negocios allí, muchos analistas dijeron que los cambios podrían ampliar los vínculos entre dos vecinos distanciados, suponiendo que La Habana respondiera positivamente a la apertura.
Pero en realidad el volumen comercial es significativo desde que la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales del 2000 abrió las puertas a las exportaciones de alimentos y medicinas a Cuba, a pesar de las tensas relaciones entre La Habana y Washington y un embargo comercial que ya dura casi 50 años.
Las exportaciones agrícolas estadounidenses a Cuba alcanzaron un récord de $711.5 millones en el 2008 a medida que aumentó el precio de los bienes básicos. Eso convierte a Estados Unidos en el quinto socio comercial de Cuba.
"Somos los abastecedores naturales de productos alimentarios y agrícolas'', dice Kirby Jones, presidente de Alamar Associates, empresa asesora de firmas estadounidenses que desean comerciar con la isla. "Somos el número uno y podríamos venderle mucho más si no fuera por las restricciones''.
Durante los últimos nueve años, Cuba, que importa 80 por ciento de sus alimentos, ha llegado a confiar significativamente en su némesis del norte para la importación de trigo, maíz, productos de soya y otros productos agrícolas de primera necesidad.
Las compañías estadounidenses suministran dos terceras partes del pollo que importa Cuba y más de 40 por ciento de los productos de cerdo. También importa postes de tendido eléctrico, fertilizante orgánico y goma de mascar.
En el caso de medicamentos no se exporta mucho porque Cuba tiene otras opciones.
Mucho ha cambiado desde que el presidente John F. Kennedy impuso un embargo económico absoluto a Cuba en 1962, lo hizo ilegal que los estadounidenses gastaran dinero alguno en Cuba o comerciaran con La Habana.
Las fisuras comenzaron cuando algunas restricciones a los viajes se eliminaron a fines de los años 70 y a lo largo de los años ha habido restricciones y moderaciones al embargo con diferentes gobiernos en Washington.
En años recientes Cuba también ha logrado ganar dólares en otras formas:
* El gobierno cubano cobra un cargo de 10 por ciento por cambiar dólares estadounidenses por los llamados pesos convertibles (CUC), usados por los cubanoamericanos y otros visitantes, y otra deducción del 10 por ciento debido a los términos poco favorables de la tasa cambiaria.
* Cuba también recibe millones de dólares --quizá cientos de millones-- en pagos de empresas estadounidenses de telecomunicaciones que brindan servicios de larga distancia a la isla a través de terceros países.
* Cuando los cubanoamericanos viajan a la isla, generalmente van cargados con lo que se calcula en $3,000 y $5,000 en artículos para familiares y amigos. Si sólo la mitad de los 200,000 cubanoamericanos que se espera visiten la isla este año llevan un mínimo de $3,000, eso equivaldría a $300 millones en ropa, equipos electrodomésticos y electrónicos sólo en el 2009. A los viajeros también se les permite gastar $179 diarios, según las nuevas normas de Estados Unidos.
* Los cargos aeroportuarios que Cuba impone a los vuelos fletados procedentes de Estados Unidos ascienden a un promedio de $120 por pasajero, lo que habría aportado unos $12 millones por los 100,000 visitantes en el 2008 y probablemente el doble de esa cantidad este año.
* Y el dinero que envían los cubanoamericanos para ayudar a sus familiares se calcula entre $400 y $800 millones al año, según un estudio realizado en el 2004 por la Comisión Para Asistencia a una Cuba Libre, que indica que los cálculos muestran que el total de remesas en efectivo a la isla puede llegar a $1,000 millones al año.
A pesar de que buena parte de las restricciones del embargo siguen en vigor, los vínculos comerciales entre Estados Unidos y Cuba exceden fácilmente $2,000 millones al año.
Mientras tanto, varios obstáculos intencionales reflejan la conflictiva actitud del gobierno de Washington ante La Habana.
La empobrecida isla tiene que pagar las importaciones estadounidenses por adelantado, y al no haber vínculos bancarios entre ambas naciones, Cuba tiene que pagar mediante un banco de un tercer país, generalmente francés.
Los exportadores estadounidenses necesitan autorización de la Oficina de Control de Activos Extranjeros y de la Oficina de Seguridad Industrial de Departamento de Comercio. Los barcos de carga que llevan productos estadounidenses tienen que ir directamente a Cuba antes de tocar puerto en cualquier otro país y no pueden cargar ninguna mercancía para llevarla a otro país. Los inspectores cubanos de alimentos a veces no reciben visa para visitar las instalaciones de producción en Estados Unidos.
Y el comercio sigue siendo una calle de una sola vía. Prácticamente no se puede importar nada de la isla, con la excepción de obras de arte, material impreso y música grabada. El año pasado ese rubro totalizó $39,126.
Eso le da a Cuba la rara distinción de ayudar a Estados Unidos en su crónico déficit comercial, aunque de cualquier manera es sólo simbólico.
Los obstáculos al comercio con Cuba han inclinado la balanza a favor de gigantes agrícolas como Cargill, Archer Daniels Midland y Tyson Foods.
Para los empresas estadounidenses en Cuba sólo hay un cliente: Alimport, la entidad estatal que coordina las compras a Estados Unidos.
A las exportadoras pequeñas y medianas con frecuencia las intimida el laberinto de normas y el poco claro proceso de vender a Cuba. Varios exportadores se han aventurado a las ferias comerciales de La Habana y han regresado con las manos vacías.
"La gente que quiere exportar a se desanima'', dice Jay Brickman, vicepresidente de servicios gubernamentales de Crowley Maritime Corp. Brickman viaja frecuentemente a Cuba por asuntos de negocios porque Crowley envía un barco semanal de Port Everglades a La Habana cargado de pollos y productos agrícolas.
"Se confunden al ver que los reciben bien en Cuba y creen que van a conseguir negocios. Cuba tiene una capacidad limitada de compra y le prestan mucha atención a los precios. Hay que se un apasionado para ir allí'', dice Brickman.
Algunos ejecutivos de negocios estadounidenses imaginan grandes oportunidades en un mercado sin virgen. Otros se ven atraídos por la fruta prohibida.
John Parke Wright IV envió ganado vacuno a Cuba desde Port Everglades hace tres años y voló a La Habana para sacar los animales del puerto.
El año pasado, Wright, miembro de la familia Lykes, que tenía grandes extensiones de terrenos agrícolas en Cuba antes que el gobierno se las confiscara, exportó 2,500 unidades de semen de buey del rancho de J.D. Hudgins en Hungerford, Texas, para fecundar terneras cubanas.
Ahora negocia más operaciones de exportación de ganado y semen desde Florida y Alabama.
Wright ha visitado Cuba frecuentemente durante casi una década y observa ve buen potencial de desarrollo agrícola en la isla, según la reciente exhortación del presidente Raúl Castro de que los cubanos deben trabajar la tierra. "Cuba es otra Florida en términos de extensión y potencial agrícola'', dice Wright.
Pero muchos otros se han dado por vencidos después de unas cuantas ventas. Independent Meats hizo algunos envíos hace un año y medio, pero decidió que su sede en Twin Falls, Idaho, está muy al oeste para competir con otras empresas del país.
"No tenía mucho sentido para nosotros, dice el jefe ejecutivo Patrick Florence, de Independent. Entretanto, Cuba ha distribuido sus compras entre tantos estados como le es práctico con la esperanza de conseguir respaldo en el Congreso para eliminar el embargo.
Y este año las exportaciones estadounidenses probablemente sean menores que las del 2008 porque Cuba enfrenta una profunda crisis financiera que limita todavía más su capacidad de pago.
Algunos expertos creen que Cuba enfrenta su mayor reto desde el llamado período especial de principios de los años 90, cuando el colapso de la Unión Soviética dejó a Fidel Castro sin respaldo en un mundo cambiado.
Lo mismo que las familias pobres, el gobierno cubano frecuentemente basa sus decisiones de gastos en el acceso a crédito. Eso pone a las empresas de Estados Unidos en una posición de desventaja ya que toda transacción con este país debe ser en efectivo.
El arroz cosechado en Estados Unidos, especialmente el de grano largo, favorito para muchas recetas, fue enormemente popular en Cuba hasta el 2005, cuando el gobierno de Bush cambió las normas de pago, que ahora deben hacerse antes que el producto salga de Estados Unidos, no cuando llegue a Cuba.
Desde la implementación de esa norma, que se espera sea anulada en alguna cláusula en el proyecto de ley de gastos del 2009, las exportaciones de Estados Unidos a la isla han disminuido considerablemente. Cuba ha recurrido a Vietnam, que está a miles de millas de distancia y a veces entrega arroz con granos rotos, aunque le ofrece a la isla un crédito generoso.
Pero hay quienes sostienen que el pago por adelantado es beneficioso para las compañías norteamericanas porque les garantiza el cobro.
"Cuba generalmente no paga a tiempo'', dice John Kavulich, asesor de normas del Consejo de Economía y Comercio Estados Unidos-Cuba. "Y a veces simplemente no paga''.