A esta altura debo decir que comprendo totalmente la actitud de
muchos colisteros. Un intelectual, un científico en esta sociedad no
es valorado en la medida de su real importancia y gana mucho
más un accionista cobrado sus cupones que un tipo que deja
su vida en la investigación.
Yo, aunque no soy un científico, me considero un intelectual.
Y durante mucho tiempo creí que en los países socialistas, al
no haber capitalistas que usufructuaran sin trabajar lo mejor
de lo que produce una sociedad, habría mucha más justicia
y libertad. Sin embargo al poco tiempo de ingresar al partido
comunista me repugnaron los métodos autoritarios que se
justificaban con un ejercicio de la dictadura del proletariado.
Confieso que en un primer momento justificaba esa dictadura,
porque me creía que era momentánea y se ejercía solamente
contra los restos de la burguesía que quería resistir la
socialización. Cuando me di cuenta que todo no era más
que una máscara para justicar la dictadura de una burocracia,
abandoné, junto con casi toda la juventud comunista argentina
de ese tiempo y tratamos de fundar una opción socialista
mucho más democrática. Nos ilusionamos que Cuba era
el ejemplo de lo que queríamos. Socialismo y libertad.
Ya dije que hasta viajar a Cuba y constatar in situ la
realidad yo también me enojaba, como Bello Diéguez,
con los "gusanos" que denunciaban la miseria moral
y física a la que está sometido el pueblo cubano.
Yo también me creía que todos los problemas de Cuba
se debían al "bloqueo" yanqui. A esta altura me conocéis,
y podéis imaginaros cómo sería yo combatiendo a esos
"gusanos". Pero debo reconocer que soy honesto y no
pretendo tapar el cielo con un harnero. Cuando vi lo
que realmente ocurría en Cuba, la ineficacia total de
su estructura económica, la arbitrariedad de su gobierno
(ejemplo: cortar todos los frutales de la región de La
Habana porque la fruta no es un bien necesario para
la vida y reemplazarlo por plantaciones de tabaco que
no prosperaron por el clima de allí y seguramente por
malos manejos de cultivo) cambié totalmente lo que
antes pensaba. Comprendo por eso a Bello Diéguez y
a Elisenda. Estoy atacando una estructura idealista muy
sensible, las ilusiones por un mundo mejor pero utópico
e irrealizable.
Me ha llamado la atención de haber hablado con
gente para mí muy respetada, como una amiga que
estuvo tres meses en Cuba acompañando a su esposo
en su intentada recuperación en un hospital para extranjeros.
No vio casi nada de todo lo que yo vi. Pero comprendió
lo que yo le decía debido a dos hechos que había observado
y que le asombraron: Una médica le pidió una vez que le
diera unos pedazos de queso que le habían sobrado a su
marido. Esa médica le dijo que hacía veinte días que estaba
juntando los componentes para preparar una pizza. En otra
ocasión un cubano le pidió a mi amiga que se hiciera recetar
un remedio para poder usarlo él, porque los cubanos no
tienen derecho a comprar (y menos obtener gratuitamente
del estado) remedios salvo los homeopáticos. Mi amiga, que
creía todo el cuento del gran estado de la salud cubana, se
indignó con el pobre tipo y lo acusó de que estaba tratando
de calumniar a su propio país. El hombre huyó aterrorizado.
Cuando por mis palabras mi amiga se enteró que lo que
ese hombre pedía era una ayuda desesperada muy real
se sintió muy mal por su ceguera. Con decirles que hasta
proyectó volver a Cuba para llevarle el remedio a ese
hombre al que creía poder encontrar.
Otro amigo, para nada estalinista él, cuando mi esposa
le contó lo que habíamos visto en Cuba, le contestó que los
cubanos no tendrían comida pero tenían dignidad, a
diferencia que nuestro presidente Menem que llegó a decir
que Argentina tenía "relaciones carnales" con USA.
Sé que mi posición "impopular", como califica Lerma,
en el caso cubano es lo que ha desatado más odios. Lo
del ozono y el plutonio no compromete nuestras estructuras
mentales más arraigadas. Como dice Mercader, con la
lectura de un libro cualquiera se esclarecen.
Lo de Cuba no se soluciona con un libro.
Héctor W. Navarro
PD: ¿Notaron el efecto que tiene el terrorismo dentro de
la corrala?. Salvo algunos valientes, ante los insultos y
desvalorizaciones algunos con los que yo tenía buena
comunicación se han acoquinado. Es evidente que a
los terroristas les bastaría con ponerme un filtro si
mis comunicaciones no les interesan, pero pretenden
ser ellos el filtro de la corrala y tratan de amedrentar
a todo el que se comunique conmigo.
PD2: ¿Qué es un troll inteligente?. Mejor dicho,
¿qué es un troll?. No registro esa palabra, debe
ser jerga hispánica o modernista.
http://the-geek.org/escepticos/200001/msg00107.html