Yo soy el peso cubano
y aunque aún me llamo así
hoy queda de lo que fui
tan solo un recuerdo vano.
Yo era orgullo del cubano
iba con él a un hotel
al restaurante, al burdel;
compraba carros, mansiones,
joyas, pasajes de aviones...
¡jugaba bien mi papel!
Siempre tuve igual valor
que el dólar americano,
y andaba de mano en mano
del pueblo trabajador.
Hoy me duele el deshonor,
y que renieguen de mí,
verme desplazado así
del sitio que yo ocupé
y que Washington esté
por encima de Martí.
A mí nunca me gustó
tener a Fidel de amigo
él se portó mal conmigo
hasta que me destruyó.
Su victoria no bastó
para saciar su arrogancia
y con esa petulancia
de dictador vil y cruel
me ha dejado hecho un papel
sin valor, sin importancia.
Tan destrozado quedé
que resulté al fin y al cabo
valer menos de un centavo
del que antes representé.
Me sacan de un puntapié
de cualquier cafetería,
y es tan poca mi valía
que con todo lo que integro
solo en el mercado negro
puedo comprar boberías.
Soy paga del pobre obrero
que no goza de mis bienes,
vives igual si me tienes
que si no tienes dinero.
Me desprecia el mundo entero;
dicen que no valgo nada,
no compro ni jamonada,
ni azúcar, ron, ni café
ya me perdieron la fe.
¡ya no sirvo para nada!
Viaja el dólar de etiqueta
en guaguas que son mansiones,
yo solo viajo en camiones
camellos o en bicicleta.
Al dólar, se le respeta,
él sí es todo un caballero;
donde él llegue lisonjero
le llaman 'Don' y 'Señor'
y a mí sin ningún temor, me dicen,
¡sal pa'fuera, compañero!
Hoy me siento relegado
a un tercer mísero plano
por otro peso cubano
que el tirano me ha implantado.
El pueblo lo ha bautizado
con el mote de 'chavito',
y como yo, pobrecito,
sufre de igual jodedera,
porque al cruzar la frontera
ya no vale ni un quilito.
Mis quejas yo las formulo
a nombre del pueblo fiel
que no tiene ni papel
pa'que se limpien el c...;
que trabaja como un mulo
con tesón y sin desgano
pa'que un anciano tirano,
que no ha sido nuestro amigo,
haya acabado conmigo,
¡y con el pueblo cubano!