La Habana 2009,
unos 20 opositores cubanos han sido detenidos cuando organizaciones
disidentes en la isla recuerdaban los 15 años de la revuelta social
contra el Gobierno de Fidel Castro conocida como el “maleconazo”.
Organizaciones
disidentes en la isla realizaron vigilias y algunas actividades en
privado para conmemorar los 15 años del estallido social más grande que
ha tenido el régimen castrista desde que asumió el poder en 1959. Los
cubanos recuerdan el 5 de agosto de 1994 como el día en que miles de
personas se congregaron en los alrededores del malecón de La Habana
protagonizando una revuelta sin precedentes en la que predominaron
consignas como “Libertad para Cuba” y “Abajo Fidel Castro”.
El Gobierno tuvo que recurrir a las tropas especiales del Ejército para mitigar las protestas que desembocaron en hechos de violencia contra las oficinas del Estado, hoteles y algunas tiendas turísticas. Se estima que entre 500 y 1.000 personas fueron detenidas y algunas de ellas están cumpliendo condena. Para Sánchez esta es una fecha que reviste mucha importancia porque “bajo este Gobierno nunca antes tuvo lugar una explosión social de esa magnitud” y, por ese motivo, el Gobierno cubano refuerza sus medidas de seguridad en estas fechas.
El “maleconazo” también es recordado porque estas manifestaciones desencadenaron un gran éxodo de cubanos que salieron desde diferentes lugares de la costa cubana hacia Estados Unidos. Aunque no hay cifras oficiales, algunas organizaciones opositoras hablan de que en esas semanas salieron entre 30.000 y 35.000 personas en balsas.
Los líderes de algunas organizaciones sociales aseguran que han estado recibiendo amenazas desde hace algunos días, como parte de una estrategia de “intimidación” para evitar que la disidencia celebre esta fecha tan significativa, aseguró a Europa Press Lourdes Esquivel, miembro del Movimiento Opositor por una Nueva República.
Esquivel afirmó que en los últimos días ha recibido amenazas para que no realice ninguna actividad de conmemoración de esta fecha “o de lo contrario nos iban a llevar al calabozo como pasó con mi esposo”, José Díaz Silva, detenido el pasado 11 de junio. Estas celebraciones generan “temor” en el Gobierno cubano porque “ellos se sienten culpables” y es un día que “todos los opositores recuerdan a aquellos que sufrieron en un acto tan importante porque fue una protesta que nunca se había visto”, indicó Esquivel.
Por su parte, el diario oficial ‘Granma’, habla del 5 de agosto de 1994 como “otra gran victoria y una advertencia a quienes pretendían atentar contra la Revolución”, y responsabiliza al “influjo de la irresponsable política del Gobierno de Estados Unidos” de “estimular la emigración ilegal y la realización de actos violentos” en esos tiempos.
El Gobierno tuvo que recurrir a las tropas especiales del Ejército para mitigar las protestas que desembocaron en hechos de violencia contra las oficinas del Estado, hoteles y algunas tiendas turísticas. Se estima que entre 500 y 1.000 personas fueron detenidas y algunas de ellas están cumpliendo condena. Para Sánchez esta es una fecha que reviste mucha importancia porque “bajo este Gobierno nunca antes tuvo lugar una explosión social de esa magnitud” y, por ese motivo, el Gobierno cubano refuerza sus medidas de seguridad en estas fechas.
El “maleconazo” también es recordado porque estas manifestaciones desencadenaron un gran éxodo de cubanos que salieron desde diferentes lugares de la costa cubana hacia Estados Unidos. Aunque no hay cifras oficiales, algunas organizaciones opositoras hablan de que en esas semanas salieron entre 30.000 y 35.000 personas en balsas.
Los líderes de algunas organizaciones sociales aseguran que han estado recibiendo amenazas desde hace algunos días, como parte de una estrategia de “intimidación” para evitar que la disidencia celebre esta fecha tan significativa, aseguró a Europa Press Lourdes Esquivel, miembro del Movimiento Opositor por una Nueva República.
Esquivel afirmó que en los últimos días ha recibido amenazas para que no realice ninguna actividad de conmemoración de esta fecha “o de lo contrario nos iban a llevar al calabozo como pasó con mi esposo”, José Díaz Silva, detenido el pasado 11 de junio. Estas celebraciones generan “temor” en el Gobierno cubano porque “ellos se sienten culpables” y es un día que “todos los opositores recuerdan a aquellos que sufrieron en un acto tan importante porque fue una protesta que nunca se había visto”, indicó Esquivel.
Por su parte, el diario oficial ‘Granma’, habla del 5 de agosto de 1994 como “otra gran victoria y una advertencia a quienes pretendían atentar contra la Revolución”, y responsabiliza al “influjo de la irresponsable política del Gobierno de Estados Unidos” de “estimular la emigración ilegal y la realización de actos violentos” en esos tiempos.