|
General: Cuba ya no puede repartir comida
Choisir un autre rubrique de messages |
|
De: Rene Gomes (message original) |
Envoyé: 08/05/2010 23:58 |
Más del 70% de los cubanos han vivido bajo el sistema de racionamiento
desde que nacieron. La famosa libreta de abastecimiento, en vigor desde
1962, garantiza al mes a cada uno de los 11 millones de habitantes de
la isla: 3,5 kilos de arroz; 2,5 kilos de azúcar; medio kilo de
frijoles; 230 gramos de aceite; 10 huevos; 460 gramos de pollo; 460
gramos de espagueti, 230 gramos de picadillo de soja (o sustituto),
además de 115 gramos de café y un pan diario. Para los niños menores de
siete años también incluye un litro de leche al día. No es mucho, pero
durante casi medio siglo esta minicesta básica subvencionada -todos
estos productos cuestan menos de un euro, al cambio- fue símbolo del
igualitarismo de la revolución.
Sin embargo, los tiempos cambian... En medio de la crisis actual, la
cartilla de racionamiento se ha convertido en un fardo demasiado pesado
para el Gobierno de Raúl Castro, que trata de apuntalar un modelo de
economía socialista "sustentable", basado en la lógica de los números y
no en sueños imposibles. Cuba importa más del 80% de los alimentos que
consume y, en las actuales circunstancias, la subvención de los
productos de la libreta supone al Estado más de 800 millones de
dólares. La cuenta no da. Y el realismo raulista lo ha hecho saber por activa y por pasiva.
Desde
que asumió formalmente el poder, el 24 de febrero de 2008, Raúl Castro
ha expresado que la libreta de racionamiento, al igual que otras
"gratuidades y millonarios subsidios", resultan "irracionales e
insostenibles". "Ningún país puede gastar indefinidamente más de lo que
ingresa", ha dicho en varias oportunidades.
El mismo discurso es repetido desde hace meses en los medios de prensa oficiales, y en diarios como Granma
es rara la semana que no se publican cartas de opinión de los lectores
sobre el tema de la cartilla. Hasta el director del rotativo, Lázaro
Barredo, diputado y miembro del Comité Central del Partido Comunista,
publicó esta semana un encendido editorial contra los "vicios del
paternalismo", en el que aboga por el fin del racionamiento subsidiado.
"La libreta de abastecimientos fue una necesidad en un momento
determinado, con sus actuales atributos se convierte en una impedimenta
dentro del conjunto de decisiones que la nación tendrá que asumir",
afirma Barredo, para quién "la justicia social no es el igualitarismo,
es la igualdad de derechos y oportunidades".
A principios de mes,
las autoridades comenzaron a experimentar la primera medida-mordisco a
los subsidios. A modo de prueba, en cuatro ministerios -el de Trabajo y
Seguridad Social, Finanzas y Precios, Economía y Planificación y
Comercio Interior- se cerraron los comedores obreros y a cambio se
empezó a dar a cada trabajador 15 pesos diarios (unos 70 céntimos de
euro) para que se busquen el almuerzo por su cuenta. En Cuba hay 25.000
comedores obreros, donde cada día comen 3,5 millones de trabajadores,
algo que le cuesta al Estado 350 millones de dólares, según cifras
oficiales. La idea es extender la medida a todos los centros de trabajo.
Dentro
de esta lógica de eliminación de subsidios, la cartilla de
racionamiento tiene los días contados, opinan la mayoría de los
expertos. "La libreta va a desaparecer, de eso no hay duda. Pero la
precariedad actual es tal que el Gobierno no lo puede hacer de golpe,
pues dejaría tirada a media isla", asegura un economista.
Las
autoridades lo saben. El salario medio en Cuba es de 415 pesos,
aproximadamente 13 euros al cambio. En Cuba, es cierto, la salud y la
educación son gratuitas -otra cosa es su calidad-, el precio del agua,
el gas y otros servicios están subsidiados, y la libreta garantiza un
mínimo que alcanza para 10 o 12 días. "Pero luego vas a la chopin
[de shopping,
tienda de divisas] y te cobran por un litro de aceite el salario de una
semana y otro tanto por un pomo de champú", dice Virginia, una
licenciada en biotecnología. "¿Qué va a hacer un jubilado que gane 200
pesos al mes si le quitan la libreta?", se pregunta.
Por lo dicho
hasta ahora entre líneas parece clara cuál será la estrategia:
subvencionar a las personas que más lo necesitan y eliminar el
racionamiento para el resto. Pero economistas independientes como Óscar
Espinosa Chepe ponen el dedo en la llaga: antes hay que hacer algunos
deberes, como eliminar la doble moneda y lograr que el salario recobre
valor real... Para generar riqueza no basta ahorrar, hay que producir;
y es bueno recordar que en Cuba entre el 60% y el 70% de los alimentos
lo producen los campesinos privados, que disponen del 20% de las
tierras.
¿Por qué no se cooperativizan ciertos servicios que el
Estado es incapaz de ofrecer con calidad? ¿Y por qué no se dan mayores
márgenes a la iniciativa privada?, se preguntan Chepe y otros muchos. Y
es que la cartilla desaparecerá... y las reformas serán cada vez más
urgentes.
KUKUZA Y MAIKO VAN A PASAR MAS HAMBRE QUE UN RATON DE FERRETERIA.

|
|
|
Premier
Précédent
2 à 2 de 2
Suivant
Dernier
|
|
De: Rene Gomes (Mensaje original) |
Enviado: 08/05/2010 18:58 |
Más del 70% de los cubanos han vivido bajo el sistema de racionamiento
desde que nacieron. La famosa libreta de abastecimiento, en vigor desde
1962, garantiza al mes a cada uno de los 11 millones de habitantes de
la isla: 3,5 kilos de arroz; 2,5 kilos de azúcar; medio kilo de
frijoles; 230 gramos de aceite; 10 huevos; 460 gramos de pollo; 460
gramos de espagueti, 230 gramos de picadillo de soja (o sustituto),
además de 115 gramos de café y un pan diario. Para los niños menores de
siete años también incluye un litro de leche al día. No es mucho, pero
durante casi medio siglo esta minicesta básica subvencionada -todos
estos productos cuestan menos de un euro, al cambio- fue símbolo del
igualitarismo de la revolución.
Sin embargo, los tiempos cambian... En medio de la crisis actual, la
cartilla de racionamiento se ha convertido en un fardo demasiado pesado
para el Gobierno de Raúl Castro, que trata de apuntalar un modelo de
economía socialista "sustentable", basado en la lógica de los números y
no en sueños imposibles. Cuba importa más del 80% de los alimentos que
consume y, en las actuales circunstancias, la subvención de los
productos de la libreta supone al Estado más de 800 millones de
dólares. La cuenta no da. Y el realismo raulista lo ha hecho saber por activa y por pasiva.
Desde
que asumió formalmente el poder, el 24 de febrero de 2008, Raúl Castro
ha expresado que la libreta de racionamiento, al igual que otras
"gratuidades y millonarios subsidios", resultan "irracionales e
insostenibles". "Ningún país puede gastar indefinidamente más de lo que
ingresa", ha dicho en varias oportunidades.
El mismo discurso es repetido desde hace meses en los medios de prensa oficiales, y en diarios como Granma
es rara la semana que no se publican cartas de opinión de los lectores
sobre el tema de la cartilla. Hasta el director del rotativo, Lázaro
Barredo, diputado y miembro del Comité Central del Partido Comunista,
publicó esta semana un encendido editorial contra los "vicios del
paternalismo", en el que aboga por el fin del racionamiento subsidiado.
"La libreta de abastecimientos fue una necesidad en un momento
determinado, con sus actuales atributos se convierte en una impedimenta
dentro del conjunto de decisiones que la nación tendrá que asumir",
afirma Barredo, para quién "la justicia social no es el igualitarismo,
es la igualdad de derechos y oportunidades".
A principios de mes,
las autoridades comenzaron a experimentar la primera medida-mordisco a
los subsidios. A modo de prueba, en cuatro ministerios -el de Trabajo y
Seguridad Social, Finanzas y Precios, Economía y Planificación y
Comercio Interior- se cerraron los comedores obreros y a cambio se
empezó a dar a cada trabajador 15 pesos diarios (unos 70 céntimos de
euro) para que se busquen el almuerzo por su cuenta. En Cuba hay 25.000
comedores obreros, donde cada día comen 3,5 millones de trabajadores,
algo que le cuesta al Estado 350 millones de dólares, según cifras
oficiales. La idea es extender la medida a todos los centros de trabajo.
Dentro
de esta lógica de eliminación de subsidios, la cartilla de
racionamiento tiene los días contados, opinan la mayoría de los
expertos. "La libreta va a desaparecer, de eso no hay duda. Pero la
precariedad actual es tal que el Gobierno no lo puede hacer de golpe,
pues dejaría tirada a media isla", asegura un economista.
Las
autoridades lo saben. El salario medio en Cuba es de 415 pesos,
aproximadamente 13 euros al cambio. En Cuba, es cierto, la salud y la
educación son gratuitas -otra cosa es su calidad-, el precio del agua,
el gas y otros servicios están subsidiados, y la libreta garantiza un
mínimo que alcanza para 10 o 12 días. "Pero luego vas a la chopin
[de shopping,
tienda de divisas] y te cobran por un litro de aceite el salario de una
semana y otro tanto por un pomo de champú", dice Virginia, una
licenciada en biotecnología. "¿Qué va a hacer un jubilado que gane 200
pesos al mes si le quitan la libreta?", se pregunta.
Por lo dicho
hasta ahora entre líneas parece clara cuál será la estrategia:
subvencionar a las personas que más lo necesitan y eliminar el
racionamiento para el resto. Pero economistas independientes como Óscar
Espinosa Chepe ponen el dedo en la llaga: antes hay que hacer algunos
deberes, como eliminar la doble moneda y lograr que el salario recobre
valor real... Para generar riqueza no basta ahorrar, hay que producir;
y es bueno recordar que en Cuba entre el 60% y el 70% de los alimentos
lo producen los campesinos privados, que disponen del 20% de las
tierras.
¿Por qué no se cooperativizan ciertos servicios que el
Estado es incapaz de ofrecer con calidad? ¿Y por qué no se dan mayores
márgenes a la iniciativa privada?, se preguntan Chepe y otros muchos. Y
es que la cartilla desaparecerá... y las reformas serán cada vez más
urgentes.
KUKUZA Y MAIKO VAN A PASAR MAS HAMBRE QUE UN RATON DE FERRETERIA.
|
|
|
|
|
|
|
©2025 - Gabitos - Tous droits réservés | |
|
|