La deuda dominicana representada por emisiones al portador, según el contrario estaría garantizadas por todos los activos del Estados incluyendo los derechos de la aduana sobre las importaciones y exportacionespor los Puertos de Santo Domingo y Puerto Plata, los cuales ascendían aproximadamente a 500,000 pesos. con el fin de asegurar dichos ingresos a la firma Harmont, esa empresa queda autorizada a nombrar representantes en ambas aduanas para controlar las operaciones, recibir los valores y remitirlos al cónsul de su majestad británica en santo Domingo. El gobierno dominicano, por su parte, se comprometía a no introducir durante el periodo del contrato ninguna modificación a su tarifa aduanera que disminuyeran los ingresos a menos que se hicieran de mutuo acuerdo.
Como garantía adicional, la Republica otorgaba a los Sres. Harmont & CIA o a sus causahabientes, una primera hipoteca sobre los yacimientos de carbón y sobre los bosques de la península de Sámana mas "los derechos que ingresaren al Estado por exportaciones del guano de la isla de Alto Velo".
Cuando el empréstito Harmont fue conocido por los Estados Unidos causó preocupación de parte del presidente Grant, quien hacia poco había asumido el poder y era a su vez un firme partidario de la anexión de Santo Domingo a los Estados Unidos.
El presidente Báez prefiere pasar a negociar con Estados Unidos para lo cual se formula el anteproyecto del tratado que estipulaba entre otras cosas la anexión del territorio dominicano obligándose el gobierno americano a pagar en anticipos la suma de 1,500 mil dólares para liquidar la deuda publica dominicana.
Mientras esto ocurría, según habían acordado funcionarios dominicanos y norteamericanos, el presidente Báez aceleraba los preparativos para que el pueblo aprobara o rechazara la anexión, mientras por otro lado ordenó al Senado Consultor de la Republica, la anulación del contrato firmado el 1 de Mayo del año anterior con la empresaHarmont & CIA por incumplimiento, ya que esa firma no había entregado la suma acordado para fines del 1869. en vista de ello, el banquero ingles Edward Harmont viajó a Santo Domingo con la intención de cubrir en parte con su compromiso, pero Báez, entusiasmado con su proyecto de anexión, rechazo todo ofrecimiento. Para este momento Báez había recibido de Grant 150,000 dólares.