Elecciones presidenciales en Colombia. El crimen si paga

Detrás de ese fracaso aparente se esconde el triunfo de la estrategia de manipulación de la Opinión Pública colombiana, en manos de empresas encuestadoras propiedad de poderosos sectores económicos

Maria Mónica castañeda | Para Kaos en la Red | 31-5-2010 a las 16:46 | 158 lecturas | 1 comentario

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Por supuesto que las empresas encuestadoras no podían calcular los mas de seis millones de votos obtenidos por Juan Manuel Santos, sencillamente por que son votos “amarrados” a la maquinaria electoral, votos que no son consecuencia de una adscripción política democrática, sino del chantaje al que se somete a sectores pobres de la sociedad a cambio de pírricas limosnas distribuidas a través de programas presidenciales como la Red de informantes o el programa Familias en acción. Un gobierno que privilegia a una minoría no tiene como obtener de manera transparente más de 6 millones de votos en una elección presidencial. 

La estrategia de manipulación, persuadió a la Opinión Pública para votar en la primera vuelta por el candidato de su preferencia, refiriéndose a que podía respaldar a otros candidatos como Germán Vargas Lleras del Partido Cambio Radical o Gustavo Petro del Partido Polo Democrático, pues Antanas Mockus, principal contendor del oficialismo necesitaría el mayor respaldo en una segunda vuelta, ello en el entendido de que las encuestas señalaban un empate técnico entre los dos punteros. La estrategia logró dispersar la votación, perjudicando al candidato del Partido Verde. 

Existen otros elementos que no se pueden desconocer, entre ellos la baja votación obtenida por Antanas Mockus en ciudades intermedias, donde el candidato no tiene la misma fuerza. Debe recordarse que fue Alcalde de la capital colombiana en dos oportunidades, lo cual le genera un amplio nivel de popularidad y visibilidad en la ciudad que no tiene en otras regiones del país. Seguramente su desempeño en los debates de campaña también pudo restarle seguidores. Obnubilado con las encuestas como gran parte de los colombianos, en varias oportunidades se retractó de afirmaciones públicas por temor a una baja en las mediciones. Otro factor que influyó en la distancia que tomó Juan Manuel Santos con respecto a Antanas Mockus puede relacionarse con la expectativa que se había creado en torno al voto de jóvenes primivotantes, es decir, los que votan por primera vez. Al parecer su presencia en las urnas no fue la que se esperaba, entre otras razones debido a procedimientos de inscripciones de cédulas, que debieron efectuarse con mucha anterioridad y que para entonces no se había producido la irrupción en el panorama de Antanas Mockus como candidato presidencial. 

Ya vendrán los análisis detallados sobre el desarrollo del proceso electoral, donde se destacan aspectos como el retroceso de la izquierda, que luego de obtener dos millones quinientos mil votos en las elecciones presidenciales del 2006, esta vez solo obtuvo un millón quinientos, o la baja votación de la candidata conservadora quien en 1998 obtuvo casi tres millones de votantes, en contraste con los 890 mil de hoy, lo cual sepulta su carrera política. 
De momento, debe destacarse el efecto demoledor que los resultados electorales tienen sobre el destino del país. Una vez mas la maquinaria clientelista electoral se impone en Colombia, con el agravante de que mantiene el poder político en cabeza del “legitimo heredero del presidente Álvaro Uribe Vélez” según el mismo se ha catalogado y decimos agravante porque el uribismo no ha podido desligarse de las acusaciones que lo relacionan con sectores paramilitares y narcotraficantes, sin olvidar las interceptaciones telefónicas ilegales, así como los seguimientos a magistrados de la Corte Suprema de justicia, a senadores de la oposición a periodistas y a defensores de derechos humanos entre otros.

Desde el propio órgano de inteligencia de la Presidencia de la República, el Departamento Administrativo de Seguridad, Das, se entregaba a grupos paramilitares los nombres y direcciones de muchos ciudadanos colombianos que luego fueron asesinados por estos grupos criminales. La anterior afirmación no es ni mucho menos especulativa, es tal la evidencia en este sentido que la propia Fiscalía General de la Nación, puso bajo arresto al director de ese organismo Jorge Noguera Cotes, quien había sido nombrado directamente por el presidente Uribe Vélez. Difícilmente la segunda vuelta pueda poner al candidato Antanas Mockus en el poder, a pesar de los 3 millones y medio de colombianos que votaron por él animados en el propósito de manifestarse contra estos poderes absolutos y poner fin a estos ocho años de vergüenza, durante los cuales se ha desatado la corrupción pública y se ha comprobado el asesinato sistemático de jóvenes a manos de la fuerza pública colombiana, para ser presentados como guerrilleros, auténticos crímenes de Estado. Con la continuidad de estos sectores en el poder político, el presidente Uribe garantiza protección a sus aliados, vinculados a procesos penales. Garantía de impunidad para los criminales de este país. En Colombia el Crimen paga.