Para Isabella Pérez, su decisión de irse a vivir de La Habana a Cancún fue fácil de tomar.
A diferencia de Estados Unidos, México nunca ha limitado la frecuencia con que los cubanos que viven allí pueden visitar a sus familias. El pasaje en avión a Cuba, a sólo 140 millas de distancia, cuesta apenas $300 y el idioma y el clima son los mismos.
Y, a diferencia de Cuba, es fácil encontrar trabajos bien pagados en este próspero centro turístico caribeño, uno de los municipios de más rápido crecimiento de México.
"Aquí uno puede vivir de los frutos de su trabajo', afirmó Pérez, quien tiene cerca de 30 años, estudió Economía y Mercadotecnia en La Habana y ahora trabaja aquí en promociones comerciales, y a veces como modelo.
Pérez no es la única.
Más de 6,000 cubanos estaban registrados como residentes legales en Cancún y el estado Quintana Roo en el 2005, y hay miles más viviendo ilegalmente o con permisos de trabajo temporales.
"Dondequiera que uno va se encuentra con un cubano', afirmó Yoandry González, un músico de 26 años de La Habana que se mantiene bien ocupado tocando lo que él llamó ‘‘música de Buena Vista' en los hoteles de lujo que bordean las playas de Cancún.
Cancún era un pueblo pequeño cuando fue afitrión de la Cumbre Norte-Sur de 1981, en la que se reunieron dos docenas de jefes de Estado de países ricos y pobres, entre ellos el entonces presidente Ronald Reagan, para discutir asuntos relacionados con el desarrollo.
Hoy es una vasta ciudad con un Costco y un Sam's Club, Office Depot, agencias de venta de autos Cadillac, Audi y BMW, un terreno de paintball y un Hooters, un Hard Rock Cafe y un Jimmy Buffett's Margaritaville.
La vieja torre de control del aeropuerto, una estructura de acero corroído de unos cinco pisos de alto, está en una esquina del centro comercial de la ciudad. Un cartel en el aeropuerto se jacta de que la nueva torre es la más alta de América Latina.
Y aunque la violencia causada por el narcotráfico ha dejado un saldo de miles de muertos en el norte de México, Quintana Roo ocupa el lugar 23 o 24 en índice de delincuencia entre los 32 estados del país, afirmó el ex alcalde Francisco Alor Quezada.
El municipio Benito Juárez, que incluye a Cancún, tiene más de 700,000 habitantes, añadió Alor. El censo del 2005 mostró que tenía 572,973 habitantes en ese entonces, entre ellos 429,389 que apenas cinco años antes vivían en otra parte.
Entre los nuevos vecinos de la zona hay muchos norteamericanos, canadienses y europeos, como rusos y húngaros, que trabajan con los grupos de turistas procedentes de esas áreas, dijeron funcionarios de turismo.
Pero son los cubanos quienes parecen dominar la comunidad de expatriados en estos momentos, trabajando en la recepción de los hoteles, tocando música en hoteles turísticos y gerenciando varios restaurantes con nombres como El Mojito.
Hace cinco años las autoridades de inmigración sólo tenían contados 893 cubanos inscritos legalmente como habitantes de Quintana Roo.
Pero cuando el Servicio Guardacostas de Estados Unidos aumentó el patrullaje en el Estrecho de la Florida, más cubanos empezaron a escapar a través de Cancún, algunos en yates de contrabandistas procedentes de puertos mexicanos.
La abrumadora mayoría siguió por tierra hacia la frontera con Estados Unidos, pagando un promedio de $10,000 por el viaje de La Habana a Miami. Otros legalizaron su estancia en México, consiguieron empleo o abrieron pequeños negocios aquí.
Muchos más empezaron a llegar después del 2008, cuando el entonces alcalde de Cancún, Gregorio Sánchez, firmó con La Habana un acuerdo de "intercambio cultural' que permitió a los cubanos conseguir empleo fácilmente en Cancún con contratos de trabajo por períodos renovables por un máximo de 180 días.
Sánchez fue arrestado en mayo bajo acusaciones de lavado de dinero y tráfico de drogas. El y su esposa cubana son objeto de una investigación debido a alegaciones de que ayudaron a pasar ilegalmente por Cancún a cubanos, rusos y chinos. Los dos han negado todos los cargos.
"La presencia cubana creció por los intercambios culturales. Antes nunca se había visto con semejante magnitud', declaró a El Nuevo Herald Alor Quezada, procurador general de Quintana Roo.
Pérez dijo que se mudó a España en el 2005 y obtuvo residencia en ese país, pero no pudo resistir los fríos inviernos de España y regresó a Cuba un año después. Se estableció en Cancún con sus documentos españoles en el 2006, cuando las normas estadounidenses limitaban a los cubanoamericanos a un viaje a la isla cada tres años.
Pérez habla ahora español con un leve acento y mucho argot mexicano, y planea abrir su propia empresa de mercadotecnia y "seguir adelante'.
Tema anterior
Primer 