El disidente cubano Alfredo Pulido llegó ayer a Jerez. Lo hizo a las cuatro de la tarde, de forma puntual, a bordo del tren Alvia que le trajo desde Madrid. Este médico estomatólogo que ha pasado los últimos ocho años en la cárcel por sus ideas llegó acompañado de su padre y su mujer, Rebeca Rodríguez, cuyos familiares en Jerez les brindaron una emocionada bienvenida en la estación de Renfe. El súbdito cubano, deportado a España tras haber pasado siete años en prisión por el simple de hecho de no comulgar con las ideas del régimen castrista, llegó a Jerez con tres familiares (su esposa, su padre y su hijo de 22 años). Junto a ellos viajó otra pareja de deportados que se alojará en un hostal del centro de la ciudad a la espera de que se les busque un piso de alquiler.
Estos exiliados forzosos fueron recibidos, además de por sus familiares, por un amplio dispositivo de voluntarios de Cruz Roja Española dirigido por el coordinador provincial de esta institución, Javier Gil. Será Cruz Roja quien a partir de ahora se haga cargo del seguimiento de estas personas de cara a poner en marcha el protocolo de atención humanitaria que se incluye dentro del convenio suscrito con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Según Gil, “en un primer momento se estará atento a que sus necesidades básicas quedan cubiertas, tales como el alojamiento y la comida, y más adelante realizaremos un seguimiento psicosocial acerca de su adaptación”.
Alfredo Pulido —un dentista que curiosamente llegó a perder casi la mitad de sus dientes por las paupérrimas condiciones de la prisión de la Habana en la que cumplió la mitad de su condena— y su esposa fueron recibidos en la estación por la tía y la prima de su esposa, Olga Ramírez y Aliuska Vázquez, las cuales no pudieron contener las lágrimas al ver de cerca, al fin, a sus seres queridos. Olga Ramírez destacaba, minutos antes de que el tren llegara a la estación, la fuerte relación que mantienen Alfredo Pulido y su esposa Rebeca, unidos desde hace 23 años. Durante ocho años no vio esta mujer al doctor Pulido, ya que hasta que no recaló en España el último contacto visual que tuvo con él fue en torno a 2003, cuando se celebró el juicio en el que se le condenó a 14 años de prisión por “atentados contra la independencia y la soberanía nacionales”.
La desesperación ha sido una dura compañera de viaje desde entonces. “Cuando nos enteramos que Moratinos iba a viajar a Cuba para intentar su liberación pensamos que el esfuerzo iba a ser inútil, que no iba a conseguir absolutamente nada”. Pero sucedió justamente lo contrario: el ministro español logró un gesto del régimen dictatorial de los hermanos Castro y se anunció su excarcelación y deportación a España. “Se dio la circunstancia —narraron Olga y su hija Aliuska— de que no llegaron al aeropuerto de Barajas en el vuelo que debían, lo que provocó que lloráramos de desesperación al pensar que el régimen nos había engañado de nuevo”. Pero afortunadamente no fue así. Poco después llegaron sus familiares procedentes de La Habana en otro avión. “¿Cuál ha sido su delito?”, se les preguntó. “Pues tan sólo escribir lo que pensaba y pensar diferente al resto”, respondieron. Algo que parece simple pero que sigue siendo un riesgo en muchísimos países del mundo.
Alfredo Pulido fue recibido por sus familiares con banderas cubanas. Instantes después hacía pública su alegría de estar al fin “en un país libre como España, una patria con la que compartimos las raíces”. Preguntado por Cuba señaló que “lo que he dejado atrás es un régimen dictatorial que desde hace 50 años desarrolla una labor represiva que niega los ciudadanos cualquier tipo de libertad, como la de prensa, reunión o la de opinión”. Sobre la población reclusa de la que formó parte durante siete años y cuatro meses sentenció que “además de perder la libertad los presos en Cuba pierden hasta la dignidad, no tienen derecho a nada, ni siquiera a una radio o a la computación (ordenador) en sus celdas”. Igualmente, recordó que ha habido disidentes que pudieron haber salido de las cárceles cubanas “han preferido seguir allí encarcelados, lo que es una actitud dignísima”, manifestó.
El doctor Alfredo Pulido no descarta volver a ejercer la medicina en España, derecho que también le fue retirado por el régimen castrista tras ser detenido y encarcelado hace ya casi ocho años. “Me han dicho que es posible la convalidación de los estudios. Ya veremos”, dijo.
El doctor y su familia disfrutan desde ayer por la tarde de un merecido descenso en la casa de sus familiares, en la calle Fontana, en pleno centro de Jerez
Estos exiliados forzosos fueron recibidos, además de por sus familiares, por un amplio dispositivo de voluntarios de Cruz Roja Española dirigido por el coordinador provincial de esta institución, Javier Gil. Será Cruz Roja quien a partir de ahora se haga cargo del seguimiento de estas personas de cara a poner en marcha el protocolo de atención humanitaria que se incluye dentro del convenio suscrito con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Según Gil, “en un primer momento se estará atento a que sus necesidades básicas quedan cubiertas, tales como el alojamiento y la comida, y más adelante realizaremos un seguimiento psicosocial acerca de su adaptación”.
Alfredo Pulido —un dentista que curiosamente llegó a perder casi la mitad de sus dientes por las paupérrimas condiciones de la prisión de la Habana en la que cumplió la mitad de su condena— y su esposa fueron recibidos en la estación por la tía y la prima de su esposa, Olga Ramírez y Aliuska Vázquez, las cuales no pudieron contener las lágrimas al ver de cerca, al fin, a sus seres queridos. Olga Ramírez destacaba, minutos antes de que el tren llegara a la estación, la fuerte relación que mantienen Alfredo Pulido y su esposa Rebeca, unidos desde hace 23 años. Durante ocho años no vio esta mujer al doctor Pulido, ya que hasta que no recaló en España el último contacto visual que tuvo con él fue en torno a 2003, cuando se celebró el juicio en el que se le condenó a 14 años de prisión por “atentados contra la independencia y la soberanía nacionales”.
La desesperación ha sido una dura compañera de viaje desde entonces. “Cuando nos enteramos que Moratinos iba a viajar a Cuba para intentar su liberación pensamos que el esfuerzo iba a ser inútil, que no iba a conseguir absolutamente nada”. Pero sucedió justamente lo contrario: el ministro español logró un gesto del régimen dictatorial de los hermanos Castro y se anunció su excarcelación y deportación a España. “Se dio la circunstancia —narraron Olga y su hija Aliuska— de que no llegaron al aeropuerto de Barajas en el vuelo que debían, lo que provocó que lloráramos de desesperación al pensar que el régimen nos había engañado de nuevo”. Pero afortunadamente no fue así. Poco después llegaron sus familiares procedentes de La Habana en otro avión. “¿Cuál ha sido su delito?”, se les preguntó. “Pues tan sólo escribir lo que pensaba y pensar diferente al resto”, respondieron. Algo que parece simple pero que sigue siendo un riesgo en muchísimos países del mundo.
Alfredo Pulido fue recibido por sus familiares con banderas cubanas. Instantes después hacía pública su alegría de estar al fin “en un país libre como España, una patria con la que compartimos las raíces”. Preguntado por Cuba señaló que “lo que he dejado atrás es un régimen dictatorial que desde hace 50 años desarrolla una labor represiva que niega los ciudadanos cualquier tipo de libertad, como la de prensa, reunión o la de opinión”. Sobre la población reclusa de la que formó parte durante siete años y cuatro meses sentenció que “además de perder la libertad los presos en Cuba pierden hasta la dignidad, no tienen derecho a nada, ni siquiera a una radio o a la computación (ordenador) en sus celdas”. Igualmente, recordó que ha habido disidentes que pudieron haber salido de las cárceles cubanas “han preferido seguir allí encarcelados, lo que es una actitud dignísima”, manifestó.
El doctor Alfredo Pulido no descarta volver a ejercer la medicina en España, derecho que también le fue retirado por el régimen castrista tras ser detenido y encarcelado hace ya casi ocho años. “Me han dicho que es posible la convalidación de los estudios. Ya veremos”, dijo.
El doctor y su familia disfrutan desde ayer por la tarde de un merecido descenso en la casa de sus familiares, en la calle Fontana, en pleno centro de Jerez