fotos/Luis Felipe Rojas
Se trata de
José Cano Fuentes, uno de los más activos defensores de los derechos humanos en Guantánamo. Su filiación a la Alianza Democrática Oriental lo ha llevado a estar en medio de las más sonadas represiones de las últimas semanas.
El miércoles 7 de julio, cuando regresaba de solidarizarse con otra golpeada y humillada, Idalmis Núñez Reinosa, en Santiago de Cuba, fue interceptado en la Terminal intermunicipal Calle 4. el jefe de Sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) lo condujo hasta las celdas de la 3ra Unidad (Patrullas). Allí adentro donde nadie ve, ni oye, ni puede servir como testigo fue golpeado otra vez, y dice Cano Fuentes que gracias a la intervención de un capitán, no lo molieron a palos en el piso.
Horas más tarde, maltrecho y adolorido lo liberaron.
Cuenta Cano, que regresó a Guantánamo y parece que los policías de Guantánamo se dieron cuenta de que la dosis de Santiago de Cuba pertenecía a la otra provincia y que Cano no había recibido la del Guaso. Lo atraparon en plena calle. Lo llevaron al infierno policial que es la unidad Parque 24, el cuartel general del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI). Tampoco hubo testigos de lo que recibió su cuerpo allí adentro. Queda lo que el cuenta, su voz y su rostro como acta de denuncia. Lo mantuvieron hasta el otro día, en que fue liberado sin cargos, pero también sin disculpas de los militares. El 14 de julio lo volvieron a apresar cuando aún conservaba las huellas de la golpiza anterior. Esa vez no hubo golpes solo advertencias para que no saliera del poblado.
El 14 de julio también corrieron las malas noticias. Francisco Luis Manzanet Ortiz fue obligado a volver a su Baracoa natal. Le negaron, sin una explicación, el derecho a visitar Guantánamo. Maiky Martorell Mayans, de Manatí, Las Tunas y Asdrúbal Delgado Pérez, de Chaparra, en la misma provincia fueron llevados a los calabozos policiales. También recibieron advertencias policiales de que no podían viajar a Holguín y en caso de hacerlo los encerrarían por días en calabozos.
Entiendo muy bien la preocupación de las autoridades autoritarias de mi país. En el momento en que el gobierno de La Habana se maquilla el rostro y se lava las manos desterrando a prisioneros políticos de la Primavera Negra de 2003, el G-2 en el oriente cubano controla reprime y convierte las casas de nosotros en prisiones temporales.
¿Qué los lleva a violar constantemente el derecho ciudadano a viajar, reunirse y expresarse públicamente? ¿Qué lleva a otros a aplaudirlos todo el tiempo? ¿Qué hace que tanta gente se tape el rostro ante las violaciones de Derechos Humanos que cometen los gobernantes cubanos?
Yo no tengo una sola respuesta. Tengo varias.