A falta de pan, casabe, dicen los abuelos. Yo digo que a falta de un twit, un post.
Pude poner una nota en twitter antes de salir para el cuartel de San Germán el pasado lunes 23 porque solo me quedaba dinero en mi tarjeta para un “twit”. Dejé el teléfono en las manos de mi esposa antes de partir para que atendiera a los interesados durante el tiempo que me tuvieran en esa farsa cubana que se llama detención y en la que no media ningún trámite oficial.
No faltaron solidarios que desde otras latitudes enseguida acudieron a la recarga para que les pudiera dejar saber de mi situación, sin embargo, voces desconocidas luego de un interrogatorio le aclararon al oído de Exilda que no permitirían recargas. Luego supe que al otro lado de las alambradas mis amigos solidarios recibieron igual información: no recargas permitidas.
Ahora como siempre le dicto a dos inquietos muchachones de FIU esto mismo que acabas de leer.
Después le agrego que mis inquietos y solidarios chicos del más allá tendrán que volver al viejo método de enviar dinero por vías extrañas para que yo pueda comprar la tarjeta y seguirles “twiteando” mi isla en 140 caracteres.
El lunes fui liberado seis horas después y viví la misma historia del lunes anterior: mis denuncias, el blog, mi uso diario de la libertad de expresión y movimiento, en fin…el último lunes la penitencia fue más corta. Agradezco a todos la preocupación pero como no pude hacerlo en 140 caracteres no me queda más opción que este dictado.