Rolando frente a la impunidad en Guantánamo.
Hace meses estoy evitando escribir este post. Mi cercanía a Rolando Rodríguez Lobaina puede lastrar la objetividad de la alerta que quiero dar al mundo. Aún así, el deber que tengo ante la verdad y la justicia se impone.
A este muchacho, un ingeniero informático graduado en las universidades habaneras de los años ’90, la policía política le tiene medida una cacería pública, desde el cuartel general del G2. Su propensión a la desobediencia civil, la capacidad para liderar una treintena de activistas de los más recónditos lugares del oriente cubano (Banes, San Germán, Contramaestre, Songo-La Maya, Baracoa, Manatí, Moa, Velazco, Antilla) y llevarlos hasta el Camagüey donde agonizaba Orlando Zapata Tamayo probó su valía, pero le ha puesto los cañones sobre la frente. No hay casualidad en el más de un centenar de detenciones transitorias en los dos últimos años.
Al aparato represivo de mi país no le hacen falta pretextos para encarcelar a nadie. Aplican el puzle jurídico. En los últimos meses se sucedieron uno tras otros los ataques a Rolando, tanto desde la plataforma digital de ultra
izquierda “Rebelión” como de altos oficiales de la Contrainteligencia Militar enviados desde La Habana hasta el Oriente Cubano, dicen que: “expresamente para detener la subversión en Oriente”. Desde su humilde bohío en Baracoa hasta los diferentes lugares en que ha tenido que vivir, ha pasado evitando ser apresado innecesariamente para que no aborten una actividad pacífica. Ha liderado las más altas notas de protesta pública en los últimos diez meses en seis provincias orientales pero la filosofía siempre ha sido “Unirnos más, unir es la palabra de orden”.
La decisión de las autoridades de mi país, de poner un bando policial en cada pueblo para que si aparece por allí lo deporten de inmediato hacia Guantánamo es prueba de la más absoluta arbitrariedad que se pueda cometer sobre un ciudadano. Aún así a Rolando no le basta. El valor, y la temeridad son banderas que lleva expuesta al viento para tratar de ganar la libertad de Cuba. Dirige el boletín clandestino Porvenir y es coautor del blog colectivo
Palenque Cubano. Desde este último intenta fijar la atención sobre las torturas y arbitrariedades que se cometen en el oriente de la isla. Los castigos y condenas por intento de salida del país, la peligrosidad social y el desacato son figuras delictivas que se aplican a miles de jóvenes de la región oriental, y que Rolando ha denunciado en infinidad de ocasiones. De ahí la furia de quienes detentan el poder. Su último encarcelamiento por 24 días fue una ficha jugada para escarmiento y atemorizar a la nueva generación de libertarios cubanos.
Mientras tanto Rolando, un desobediente incurable, mueve los pequeños motores de la desobediencia civil, un
purgante que los gorilas de verdeolivo no tragan fácilmente.