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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
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Respuesta  Mensaje 1 de 13 en el tema 
De: Matilda  (Mensaje original) Enviado: 11/10/2010 16:51
Socialismo y moral revolucionaria: Ernesto Che Guevara

 
Emilio Corbière
 
En el 42º aniversario de la muerte de Ernesto 'Che' Guevara, reproducimos el perfil escrito por el periodista Emilio J. Corbière, en el cual se refiere a su significación ético-política. Más allá del mito, como personalidad de nuestra época.

Ernesto Guevara no es sólo el quijote revolucionario, el teórico de la construcción socialista, es algo mucho más importante: es el ejemplo moral.
 
Este recuerdo podrá parecer poco materialista, 
 
se podrá decir que se trata de una apreciación subjetiva. Pero me apresuro a responder que no es así, porque la moral revolucionaria integra, en un lugar principal, la cosmovisión que del hombre y la sociedad tiene el marxismo.
 
Guevara fue eso: un ejemplo militante de moral firme. Internacionalista, vibró ante el ataque criminal de los norteamericanos contra la Guatemala de Jacobo Arbenz. Eso, y otras razones políticas e ideológicas, le determinaron a unirse al grupo de patriotas cubanos, encabezados por Fidel Castro, para liberar a Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista.
 
¿Qué hizo a Guevara abandonarlo todo: familia, fortuna personal, carrera profesional, para unirse a ese puñado de luchadores? ¿Qué fuerza lo movió a afincarse en la isla del Caribe, lejos de su patria de nacimiento? ¿ Porqué el Che, después del triunfo de la Revolución, y cuando ésta se consolidaba, ocupando altos cargos y responsabilidades ministeriales, abandonó esa seguridad y partió hacia Bolivia para enfrentar a los militares gorilas y los 'rangers' entrenados en los Estados Unidos?.
 
Esa fuerza no tenía nada de misterioso, ni había caído del cielo. Nació de su conciencia -individual y social- y se llama moral revolucionaria.
 
Fueron las mismas convicciones por las que el escritor norteamericano John Reed peleó en la Revolución de Octubre junto a los obreros y campesinos rusos. Fue el mismo idealismo que movilizó al médico Norman Bethune, quien en representación de la izquierda de Estados Unidos y Canadá, se unió a los revolucionarios comunistas chinos y se distinguió por su valor y sus conocimientos científicos en el 8° Ejército, donde murió a raíz de una infección, mientras curaba heridos.
 
Era el mismo espíritu moral de los brigadistas internacionales, muchos de ellos argentinos, que convergieron en 1936, a la España Republicana para luchar contra el fascismo. Y como estas hay muchos otros ejemplos.
 
Desde luego que el Che no rechazaba a quienes, desde la caída de Batista, se dieron a la ciclópea tarea de construir la nueva Cuba. El mismo fue ministro y funcionario. Pero en un momento de inflexión de su vida, creyó que debía continuar la lucha junto a otros pueblos latinoamericanos en su largo y empinado camino hacia la liberación. Y así partió a Bolivia.
 
Como Francisco de Miranda
 
Puede compararse a Guevara con Francisco de Miranda. Guevara era del mismo metal humano que el de Miranda. El venezolano, precursor de la Independencia, había combatido, como voluntario en las Revoluciones Norteamericanas de 1776, en la Revolución Francesa de 1789, y retornó a su América Latina, cuando llegó la hora de combatir por la emancipación de las colonias hispanoamericanas. Los españoles lo apresaron, lo encerraron en un calabozo bajo tierra, y al morir en cautiverio, cremaron sus restos, al parecer, para no dejar rastro de su vida. En el museo histórico de Caracas, junto al lugar donde reposan los restos del Libertador Bolívar y otros patriotas venezolanos, puede verse, aún, un féretro abierto, que como símbolo espera los restos de Miranda.
 
Los imperialistas de ayer y de hoy, se ensañan con los cuerpos de los revolucionarios, recurren al crimen, la tortura, la eliminación, y también al ocultamiento de los despojos de los caídos en combate.
 
Esa es la moral hipócrita de las clases dominantes. No saben que el ejemplo de revolucionarios como es el caso de Ernesto Guevara, su vida, sus ideas, su práctica social, trasciende a su propia persona para transformarse en un arma mucho más potente que las armas convencionales: la voluntad colectiva despliega en todos los sentidos la conciencia de la revolución y de la transformación.
 
En una entrevista realizada por el periodista Jean Daniel, en Argel, en Julio de 1963, para la revista L'Express, el Che decía: 'El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero luchamos al mismo tiempo contra la alienación. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es eliminar el interés, el factor 'interés individual' y el lucro de las motivaciones psicológicas. Marx se preocupa tanto de los factores económicos como de su repercusión en el espíritu. Llamaba a esto 'hecho de conciencia'. Si el comunismo se desinteresa de los hechos de conciencia, podrá ser un método de distribución, pero no será jamás una moral revolucionaria.'
 
Etica y libertad
 
Guevara era un idealista, pero el suyo era un idealismo ético, que no debe confundirse con el llamado idealismo filosófico. Por el contrario, el moralismo de las clases dominantes, en realidad, su inmoralidad, siempre protege la ausencia de libertad, la desigualdad, la explotación, ni bien se determinan ásperos antagonismos de clase.
 
El contenido del nuevo ideal moral deriva de una profunda necesidad social, de una cálida aspiración, de una enérgica voluntad de algo distinto, de algo opuesto a lo que existe. En pocas palabras. El ideal moral es el conjunto de deseos y aspiraciones que provoca el antagonismo con el estado de cosas existente.
 
El ideal moral así entendido es un medio de reunir e incitar a las fuerzas transformadoras en la lucha contra el ordenamiento existente y se constituye en una palanca poderosa para superar ese estado de cosas.
 
La moral revolucionaria, entonces, no es sólo negación, contradicción, sino medio para reunir e impulsar a las fuerzas de las clases oprimidas. Surge de las 
 
condiciones económico-sociales, del desarrollo tecnológico de cada sociedad nacional, y del desarrollo cultural y al igual que el instinto social, el ideal moral no es un fin, sino una fuerza, o bien un arma en la lucha social por la existencia; el ideal moral es un arma particular en la particular situación de la lucha de clases, en la lucha por la liberación nacional.
 
Los héroes de que hablaban los historiadores burgueses, como Guizot, Michelet, Carlyle, eran 'iniciadores', 'grandes', que parecían generarse respecto de su época. El hombre nuevo del que habla el socialismo, no es aquel quimérico héroe de los clásicos o de la historiografía liberal-reaccionaria del Siglo XIX.
 
El viejo Jorge Plejanov decía que las particularidades individuales de las personalidades eminentes determinan el aspecto individual de los acontecimientos históricos, y el elemento casual, desempeña siempre cierto papel en el curso de estos acontecimientos, cuya orientación está determinada, en última instancia, por las llamadas causas generales, es decir, por el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones mutuas entre los hombres en el proceso económico-social de la producción, que aquel determina. Pero hay en realidad una interdeterminación, una interrelación entre persona y medio, que no es mecánica sino que se transforma dialécticamente en creación. Lo dijo Mariátegui, el socialismo es 'creación heroica'.
 
Guevara reflexionó en forma creadora sobre este tema de la moral revolucionaria, sobre el rol del individuo y de las masas en una sociedad en la sociedad.
 
Sostenía que hay una estrecha unidad dialéctica entre el individuo y la masa, y que esta como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.
 
En cuanto a individuo, Guevara señalaba que como producto no acabado, los aspectos negativos del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual, y que para erradicar esa falsa conciencia, debía realizarse un trabajo continuo.
 
Persona y autoeducación
 
Un proceso doble, donde actúa, por un lado la sociedad con la educación directa e indirecta, y en donde el individuo se somete también a un proceso de formación o autoeducación.
 
En los momentos revolucionarios es fácil potenciar los estímulos morales, pero para mantener esa nueva conciencia que se forja con el desarrollo de la nueva sociedad es necesario desarrollar una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas, y para ello, decía el Che, 'la sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela'.
 
En el período de construcción del socialismo, señalaba Guevara, 'podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas'.
 
El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, dirigentes y masas se separan. Para lograr los cauces que permitan un crecimiento armónico y creativo, es necesario crear los mecanismos, las instituciones revolucionarias que permitan la 'identificación -decía el Che- entre el gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa'.
 
Advertía Guevara que es preciso acentuar la participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y producción y ligarlos a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo éstos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. 'Así logrará -decía el Che- la total conciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas las cadenas de la enajenación'.
 
Agregaba que 'esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana través de la cultura y el arte'.
 
Sin dogmas ni teoremas
 
Guevara no creía que el socialismo, su construcción, fuera un dogma o un teorema. Tampoco una forma de capitalismo de Estado. Por eso reflexionaba diciendo que 'el socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesaria para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y sufren de la influencia de la sociedad que los creó. La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben.'
 
Es por eso que pensaba que la lucha contra el dogmatismo y la superficialidad, era una tarea de todo momento en la construcción del socialismo.
 
En su carta a 'Marcha' de Montevideo, publicada por el semanario el 12 de marzo de 1965, titulada 'El socialismo y el hombre en Cuba', Guevara concluye de la siguiente manera:
 
'Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres' y agrega después: 'el camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos. Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica. La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta'.
 
Las nuevas generaciones
 
Esta era la moral revolucionaria de la que hablaba el Che, es su gran legado a las nuevas generaciones latinoamericanas. El Che era férreo mojón del hombre nuevo, y así los testimonió con su propia vida, con su propio desinterés, con su abnegación. Como en los casos de John Reed o Norman Bethune, y en el de tantos otros.
 
Hay muchos temas para recordar en la vida polifacética de ese hombre que murió a los 39 años, cuando todavía se podía esperar lo mejor de su preclara inteligencia. Pero lo que se debe aprender de él, antes que nada, es su mensaje de libertad para los oprimidos, para todos los hombres y mujeres de esta América latina sufriente y para todos los pueblos y naciones oprimidas.
 
Foto: Ernesto “Che” Guevara. / Autor: Alberto Korda


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Respuesta  Mensaje 2 de 13 en el tema 
De: cronos29 Enviado: 11/10/2010 17:20
yo no soy comunista pero mi pais de origen rumania esta sufriendo gravemente por la culpa de los capitalistas occidentales he llegado a creer en una dictadura de la ley y de la moralidad que puede salvar a rumania  basta ya con el capitalismo salvaje que empobrecio rumania desde  diciembre 1989 hasta ahora la industria esta destruida la agricultura aruinada han  migrado ya 4 miliones de rumanos en europa occidental america latina o america del norte 4 miliones de  gente joven y sin esperanza de vivir mejor en su proprio pais de origen yo estoy uno de los 4 miliones que ha huido de su pais por la culpa del capitalismo salvaje  ahora en 2010  han quitado 25% de los sueldos y quitaran en breve 16% de las pensiones el sueldo en rumania es de 200 euros y los precios de los alimentos y de los utilidades llegaron ser igual que en espana y en  espana el sueldo minimo es de 800 euros pues fijense como puede  vivir el pueblo rumano con menos de 200 euros mensual y con los precios del a utilidades y de los alimentos igual como en espana nos queren matar nos queren destruir como nacion los capitalistas europeos y americanos esto lo hacen y lo voy a decir en alto porque es la VERDAD  nos queren destruir como  nacion la clase politica rumana es corrupta y sirviente a los capitalistas occidentales  han endeudado rumania con milles de miliones de euros al fondo monetario internacional y le banco mundial y donde se han ido  estos dinero?  seguramente no para nosotros los rumanos pobres que somos 80% sino a los 20% de la poblacion rumana rica corrupta y bajo el mando  de los capitalistas occidentales  esto ocuure en rumania y no me da miedo decir la verdad

Respuesta  Mensaje 3 de 13 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 11/10/2010 17:21

La máquina de matar: El Che Guevara,de agitador comunista a marca capitalista
11/7/2005
Alvaro Vargas Llosa

 

http://www.mnr-ps.com.ar/contenido/efemerides/fotos/che_guevara.jpg

ERNESTO GUEVARA " EL CHE GUEVARA "

( 1928 -1967 )

http://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Guevara

 

El Che Guevara, quien hizo tanto (¿o tan poco?) por destruir al capitalismo, es en la actualidad la quintaesencia de una marca capitalista. Su semblante adorna jarros de café, caperuzas, encendedores, llaveros, billeteras, gorras de béisbol, tocados, bandadas, musculosas, camisetas deportivas, carteras finas, jeans de denim, té de hierbas, y por supuesto esas omnipresentes remeras con la fotografía, tomada por Alberto Korda, del galán socialista luciendo su boina durante los primeros años de la revolución, en el instante en que el Che de casualidad se introdujo en el visor del fotógrafo—y en la imagen que, treinta y ocho años después de su muerte, constituye aún el logotipo del revolucionario (¿o del capitalista?) “chic”. Sean O'Hagan sostuvo en The Observer que existe incluso un jabón en polvo con el eslogan "El Che lava más blanco."

 

Los productos del Che son comercializados por grandes corporaciones y por pequeñas empresas, tales como la Burlington Coat Factory, la cual difundió un comercial televisivo presentando a un joven en pantalones de fajina luciendo una remera del Che, o la Flamingo's Boutique en Union City, Nueva Jersey, cuyo propietario respondió a la furia de los exiliados cubanos locales con este argumento devastador: "Yo vendo lo que la gente desea comprar." Los revolucionarios también se unieron a este frenesí de productos—desde "The Che Store", que vende provisiones, hasta el sitio que atiende "todas sus necesidades revolucionarias" en Internet, y el escritor italiano Gianni Minà, quien le vendió a Robert Redford los derechos cinematográficos del diario del Che sobre su juvenil viaje alrededor de América del Sur en el año 1952 a cambio de poder acceder al rodaje del film Diarios de Motocicleta y de que Minà pudiese producir su propio documental. Para no mencionar a Alberto Granado, quien acompañó al Che en su viaje de juventud y ahora asesora documentalistas, y que se quejaba hace poco en Madrid, según el diario El País, ante un Rioja y un magret de pato, de que el embargo estadounidense contra Cuba le dificulta el cobro de las regalías. Para llevar a la ironía más lejos: el edificio en el cual nació Guevara en la ciudad de Rosario, Argentina, un espléndido inmueble de comienzos del siglo veinte sito en la esquina de las calles Urquiza y Entre Ríos, se encontraba hasta hace poco ocupado por la administradora de fondos de jubilaciones y pensiones privada Máxima AFJP, una hija de la privatización de la seguridad social argentina en la década de 1990.

 

La metamorfosis del Che Guevara en una marca capitalista no es nueva, pero la marca viene experimentando un renacimiento—un renacimiento especialmente destacable, dado que el mismo tiene lugar años después del colapso político e ideológico de todo lo que Guevara representaba. Esta suerte inesperada se debe sustancialmente a Diarios de Motocicleta, la película producida por Robert Redford y dirigida por Walter Salles. (Es una de las tres películas más importantes sobre el Che ya realizadas o actualmente en rodaje en los últimos dos años; las otras dos han sido dirigidas por Josh Evans y Steven Soderbergh.) Hermosamente rodada en paisajes que claramente han eludido los efectos erosivos de la polución capitalista, el film exhibe al joven en un viaje de auto-descubrimiento a medida que su conciencia social en ciernes tropieza con la explotación social y económica, lo que va preparando el terreno para la reinvención del hombre a quien Sartre llamara alguna vez el ser humano más completo de nuestra era.

 

Pero para ser más preciso, el actual renacimiento del Che se inició en 1997, en el trigésimo aniversario de su muerte, cuando cinco biografías abrumaron las librerías y sus restos fueron descubiertos cerca de una pista de aterrizaje en el aeropuerto de Vallegrande, en Bolivia, después de que un general boliviano retirado, en una revelación espectacularmente oportuna, indicara la ubicación exacta. El aniversario volvió a centrar la atención en la famosa fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che tendido sobre una mesa, escorzado, muerto y romántico, luciendo como Cristo en un cuadro de Mantegna.

 

Es usual que los seguidores de un culto no conozcan la verdadera historia de su héroe. (Muchos rastafaris renunciarían a Haile Selassie si tuviesen alguna idea de quien fue en realidad.) No sorprende que los seguidores contemporáneos de Guevara, sus nuevos admiradores post-comunistas, también se engañen a sí mismos al aferrarse a un mito—excepto los jóvenes argentinos que corean una expresión de rima perfecta: "Tengo una remera del Che y no sé por qué."

 

Considérese a algunos de los individuos que recientemente han blandido o invocado el retrato de Guevara como un emblema de justicia y rebelión contra el abuso de poder. En el Líbano, unos manifestantes que protestaban en contra de Siria ante la tumba del ex primer ministro Rafiq Hariri portaban la imagen del Che. Thierry Henry, un jugador de fútbol francés que juega para el Arsenal, en Inglaterra, se apareció en una importante velada de gala organizada por la FIFA, el organismo del fútbol mundial, vistiendo una remera roja y negra del Che. En una reciente reseña publicada en The New York TimesLand of the Dead de George A. Romero, Manohla Dargis destacaba que "el mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario," y agregó: "Creo que el Che en verdad vive, después de todo." sobre

 

El héroe del fútbol Maradona ostentó el emblemático tatuaje del Che en su brazo derecho durante un viaje en el que se reunió con Hugo Chávez en Venezuela. En Stavropol, al sur de Rusia, unos manifestantes que reclamaban los pagos en efectivo de los beneficios del bienestar social tomaron la plaza central con banderas del Che. En San Francisco, City Lights Books, el legendario hogar de la literatura beat, invita a los visitantes a una sección dedicada a América Latina en la cual la mitad de los estantes se encuentra ocupada por libros del Che. José Luis Montoya, un oficial de policía mexicano que combate el crimen relacionado con las drogas en Mexicali luce una vincha del Che porque ella lo hace sentirse más fuerte. En el campo de refugiados de Dheisheh, en la margen occidental del río Jordán, los afiches del Che adornan un muro que le rinde tributo a la Intifada. Una revista dominical dedicada a la vida social en Sydney, Australia, enumera a los tres invitados ideales en una cena: Alvar Aalto, Richard Branson, y el Che Guevara. Leung Kwok-hung, el rebelde elegido a la junta legislativa de Hong Kong, desafía a Beijing al vestir una remera del Che. En Brasil, Frei Betto, consejero del Presidente Lula da Silva y encargado del programa de alto perfil "Hambre Cero," afirma que "deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara." Y lo más estupendo de todo, en la ceremonia de este año de los Premios de la Academia, Carlos Santana y Antonio Banderas interpretaron la canción principal del film Diarios de Motocicleta: Santana se presentó luciendo una remera del Che y un crucifijo. Las manifestaciones del nuevo culto del Che están por todas partes. Una vez más el mito está apasionando a individuos cuyas causas en su mayor parte representan exactamente lo opuesto de lo que era Guevara.

 

Ningún hombre carece de algunas cualidades atenuantes. En el caso del Che Guevara, esas cualidades pueden ayudarnos a medir el abismo que separa a la realidad del mito. Su honestidad (quiero decir: honestidad parcial) significa que dejó testimonio escrito de sus crueldades, incluido lo muy malo, aunque no lo peor. Su coraje—que Castro describió como "su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas"—significa que no vivió para asumir la plena responsabilidad por el infierno de Cuba. El mito puede decir tanto acerca de una época como la verdad. Y es así que gracias a los propios testimonios que el Che brinda de sus pensamientos y de sus actos, y gracias también a su prematura desaparición, podemos saber exactamente cuan engañados están muchos de nuestros contemporáneos respecto de muchas cosas.

 

Guevara puede haberse enamorado de su propia muerte, pero estaba mucho más enamorado de la muerte ajena. En abril de 1967, hablando por experiencia, resumió su idea homicida de la justicia en su "Mensaje a la Tricontinental": “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”. Sus primeros escritos se encuentran también sazonados con esta violencia retórica e ideológica. A pesar de que su ex novia Chichina Ferreyra duda de que la versión original de los diarios de su viaje en motocicleta contenga la observación de "siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo," Guevara compartió con Granado en esa temprana edad esta exclamación: "¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco." En otras ocasiones el joven bohemio parecía incapaz de distinguir entre la frivolidad de la muerte como un espectáculo y la tragedia de las victimas de una revolución. En una carta a su madre en 1954, escrita en Guatemala, donde fue testigo del derrocamiento del gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz, escribió: “Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía”.

 

La disposición de Guevara cuando viajaba con Castro desde México a Cuba a bordo del Granma es capturada en una frase de una carta a su esposa que redactó el 28 de enero de 1957, no mucho después de desembarcar, publicada en su libro Ernesto: Una Biografía del Che Guevara en Sierra Maestra: “Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”. Esta mentalidad había sido reforzada por su convicción de que Arbenz había perdido el poder debido a que había fallado en ejecutar a sus potenciales enemigos. En una carta anterior a su ex novia Tita Infante había observado que “Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”. No sorprende que durante la lucha armada contra Batista, y luego tras el ingreso triunfal en La Habana, Guevara asesinara o supervisara las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

 

En enero de 1957, tal como lo indica su diario desde la Sierra Maestra, Guevara le disparó a Eutimio Guerra porque sospechaba que aquel se encontraba pasando información: “Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder”. Más tarde mató a tiros a Aristidio, un campesino que expresó el deseo de irse cuando los rebeldes siguieran su camino. Mientras se preguntaba si esta victima en particular "era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte," no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados: "Tenía que pagar el precio." En otros momentos simularía ejecuciones sin llevarlas a cabo, como un método de tortura psicológica.

 

Luis Guardia y Pedro Corzo, dos investigadores que se encuentran trabajando en Florida en un documental sobre Guevara, han obtenido el testimonio de Jaime Costa Vázquez, un ex comandante del ejército revolucionario conocido como "El Catalán," quien sostiene que muchas de las ejecuciones atribuidas a Ramiro Valdés (futuro ministro del interior de Cuba) fueron responsabilidad directa de Guevara, debido a que Valdés se encontraba bajo sus ordenes en las montañas. “Ante la duda, mátalo” fueron las instrucciones del Che. En vísperas de la victoria, según Costa, el Che ordenó la ejecución de un par de docenas de personas en Santa Clara, en Cuba central, hacia donde había marchado su columna como parte de un asalto final contra la isla. Algunos de ellos fueron muertos en un hotel, como ha escrito Marcelo Fernándes-Zayas, otro ex revolucionario que después se convertiría en periodista (agregando que entre los ejecutados había campesinos conocidos como casquitos que se habían unido al ejército simplemente para escapar del desempleo).

 

Pero la "fría máquina de matar" no dio muestra de todo su rigor hasta que, inmediatamente después del colapso del régimen de Batista, Castro lo pusiera a cargo de la prisión de La Cabaña. (Castro tenía un buen ojo clínico para escoger a la persona perfecta para proteger a la revolución contra la infección.) San Carlos de La Cabaña es una fortaleza de piedra que fue utilizada para defender a La Habana contra los piratas ingleses en el siglo dieciocho; más tarde se convirtió en un cuartel militar. De una manera que evoca al escalofriante Lavrenti Beria, Guevara presidió durante la primera mitad de 1959 uno de los periodos más oscuros de la revolución. José Vilasuso, abogado y profesor en la Universidad Interamericana de Bayamón en Puerto Rico, quien pertenecía al grupo encargado del proceso judicial sumario en La Cabaña, me dijo recientemente que

“El Che dirigió la Comisión Depuradora. El proceso se regía por la ley de la sierra: tribunal militar de hecho y no jurídico, y el Che nos recomendaba guiarnos por la convicción. Esto es: “Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario”. Miguel Duque Estrada era mi jefe inmediato. Mi función era de instructor. Es decir legalizar profesionalmente la causa y pasarla al ministerio fiscal, sin juicio propio alguno. Se fusilaba de lunes a viernes. Las ejecuciones se llevaban a cabo de madrugada, poco después de dictar sentencia y declarar sin lugar (de oficio) la apelación. La noche más siniestra que recuerdo se ejecutaron siete hombres”.

Javier Arzuaga, el capellán vasco que les brindaba consuelo a aquellos condenados a morir y que presenció personalmente docenas de ejecuciones, habló conmigo recientemente desde su casa en Puerto Rico. Ex sacerdote católico de setenta y cinco años de edad, quien se describe como "más cercano a Leonardo Boff y a la Teología de la Liberación que al ex cardenal Cardinal Ratzinger," Arzuaga recuerda que

“La cárcel de La Cabaña se mantuvo llena a rebosar. Sobre 800 hombres hacinados en un espacio pensado para no más de 300: militares batistianos o miembros de algunos de los cuerpos de la policía, algunos “chivatos”, periodistas, empresarios o comerciantes. El juez no tenía por qué ser hombre de leyes; sí, en cambio, pertenecer al ejército rebelde, al igual que los compañeros que ocupaban con él la mesa del tribunal. Casi todas las vistas de apelación estuvieron presididas por el Che Guevara. No recuerdo ningún caso cuya sentencia fuera revocada en esas vistas. Todos los días yo visitaba la “galera de la muerte”, donde permanecían los prisioneros desde que eran sentenciados a muerte. Corrió la voz de que yo hipnotizaba a los condenados antes de salir para el paredón y que por eso se daban tan fáciles las cosas, sin escenas desagradables, y el Che Guevara dio orden de que nadie fuera conducido al paredón sin que yo estuviera presente. Yo asistí a 55 fusilamientos hasta el mes de mayo, cuando me fui. Eso no quiere decir que no se siguiera fusilando. Herman Marks era un americano, se decía que era prófugo de la justicia. Lo llamábamos “el carnicero” porque gozaba gritando “pelotón, atención, preparen, apunten, fuego”. Conversé varias veces con el Che con el fin de interceder por determinadas personas. Recuerdo muy bien el caso de Ariel Lima que era menor de edad, pero fue inflexible. Lo mismo puedo decir de Fidel Castro, a quien acudí también en dos ocasiones con igual propósito. Sufrí un trauma. A finales de mayo me sentía mal y se me recomendó abandonar la parroquia de Casa Blanca, dentro de cuyos límites se encontraba La Cabaña y que yo había atendido en los últimos tres años. Me fui a México para un tratamiento. Cuando nos despedíamos, el Che Guevara me dijo que nos habíamos llevado bien, tratando los dos de sacar el otro de su campo para atraerlo al de uno. “Hemos fracasado los dos. Cuando nos quitemos las caretas que hemos llevado puestas, seremos enemigos frente a frente”.



Respuesta  Mensaje 4 de 13 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 11/10/2010 17:22

¿Cuánta gente fue asesinada en La Cabaña? Pedro Corzo ofrece una cifra de unos doscientos, similar a la proporcionada por Armando Lago, un profesor de economía retirado que ha compilado una lista de 179 nombres como parte de un estudio de ocho años sobre las ejecuciones en Cuba. Vilasuso me dijo que cuatrocientas personas fueron ejecutadas entre el mes de enero y fines de junio de 1959 (fecha en el que el Che dejó de estar a cargo de La Cabaña). Los cables secretos enviados por la Embajada de los Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado en Washington hablan de "más de 500." Según Jorge Castañeda, uno de los biógrafos de Guevara, un católico vasco simpatizante de la revolución, el fallecido Padre Iñaki de Aspiazú, hablaba de setecientas victimas. Félix Rodríguez, un agente de la CIA quien fue parte del equipo a cargo de la captura de Guevara en Bolivia, me dijo que él encaró al Che después de su captura respecto de "las dos mil y pico" ejecuciones por las que fue responsable durante su vida. "Dijo que todos eran agentes de la CIA y no se refirió a la cifra," recuerda Rodríguez. Las cifras más altas pueden incluir ejecuciones que tuvieron lugar en los meses posteriores a la fecha en que el Che dejó de estar a cargo de la prisión.

 

Lo cual nos trae de regreso a Carlos Santana y a su elegante indumentaria del Che. En una carta abierta publicada en El Nuevo Herald el 31 de marzo de este año, el gran músico de jazz Paquito D'Rivera reprochó a Santana su vestuario en la ceremonia de los Premios Oscar, y agregó: “Uno de esos cubanos fue mi primo Bebo, preso allí precisamente por ser cristiano. El me cuenta siempre con amargura cómo escuchaba desde su celda en la madrugada los fusilamientos sin juicio de mucho que morían gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

 

El ansia de poder del Che tenía otras maneras de expresarse además del asesinato. La contradicción entre su pasión por viajar—una especie de protesta contra las limitaciones del estado-nación—y su impulso por convertirse en un estado esclavizante en relación a otras personas es patético. Al escribir acerca de Pedro Valdivia, el conquistador de Chile, Guevara reflexionaba: "Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural." Podría haber estado describiéndose así mismo. En cada etapa de su vida adulta, sus megalomanía se manifestaba en el impulso depredador por apoderarse de las vidas y de la propiedad de otras personas, y de abolir su libre voluntad.

 

En 1958, después de tomar la ciudad de Sancti Spiritus, Guevara intento sin éxito imponer una especie de sharia, regulando las relaciones entre los hombres y las mujeres, el uso del alcohol, y el juego informal—un puritanismo que no caracterizaba precisamente su propia forma de vida. Les ordenó también a sus hombres que asaltaran bancos, una decisión que justificó en una carta a Enrique Oltuski, un subordinado, en noviembre de ese año: "Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos." Esta idea de la revolución como una licencia para reasignar la propiedad según le conviniese condujo al puritano marxista a apoderarse de la mansión de un emigrante tras el triunfo de la revolución.

 

El impulso de desposeer a los demás de su propiedad y de reclamar la propiedad del territorio de otros fue central a la política opresiva de Guevara. En sus memorias, el líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó cuántas personas habían abandonado su país debido a la reforma agraria. Cuando Nasser replicó que ninguna, el Che contestó enojado que la manera de medir la profundidad del cambio es a través del número de individuos "que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad." Este instinto depredador alcanzó un apoteosis en 1965, cuando empezó a hablar, como Dios, acerca del "Hombre Nuevo" que él y su revolución crearían.

 

La obsesión del Che con el control colectivista lo llevó a colaborar en la formación del aparato de seguridad que fue establecido para subyugar a seis millones y medio de cubanos. A comienzos de 1959, una serie de reuniones secretas tuvo lugar en Tarará, cerca de La Habana, en la mansión a la cual el Che temporalmente se retiró para recuperarse de una enfermedad. Allí fue donde los líderes principales, incluido Castro, diseñaron al estado policíaco cubano. Ramiro Valdés, subordinado del Che durante la guerra de guerrillas, fue puesto al mando del G-2, un cuerpo inspirado en la Cheka. Angel Ciutah, un veterano de la Guerra Civil española enviado por los soviéticos que había estado muy cerca de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y que más tarde entablaría amistad con el Che, desempeñó un papel fundamental en la organización del sistema, junto con Luis Alberto Lavandeira, quien había servido al jefe en La Cabaña. El propio Guevara se hizo cargo del G-6, el grupo al que se le encomendó el adoctrinamiento ideológico de las fuerzas armadas. La invasión respaldada por los EE.UU. de Bahía de Cochinos en abril de 1961 se convirtió en la ocasión perfecta para consolidar al nuevo estado policíaco, con el acorralamiento de decenas de miles de cubanos y una nueva serie de ejecuciones. Como el mismo Guevara le expresó al embajador soviético Sergei Kudriavtsev, los contrarrevolucionarios nunca "volverían a levantar su cabeza."

 

"Contrarrevolucionario" es el término que se le aplicaba a cualquiera que se apartara del dogma. Era el equivalente comunista de "hereje." Los campos de concentración eran una forma en la cual el poder dogmático era empleado para suprimir el disenso. La historia le atribuye al general español Valeriano Weyler, el capitán general de Cuba a finales del siglo diecinueve, haber empleado por vez primera a la palabra "concentración" para describir la política de cercar a las masas de potenciales opositores—en su caso a los simpatizantes del movimiento independentista cubano—con alambre de púas y empalizadas. Qué irónico (y apropiado) que los revolucionarios de Cuba más de medio siglo después continuasen con esta tradición local. Al principio, la revolución movilizó a voluntarios para construir escuelas y para trabajar en los puertos, plantaciones, y fábricas—todas ellas exquisitas oportunidades fotográficas para el Che el estibador, el Che el cortador de caña, el Che el fabricante de telas. No pasó mucho tiempo antes de que el trabajo voluntario se volviese un poco menos voluntario: el primer campamento de trabajos forzados, Guanahacabibes, fue establecido en Cuba occidental hacia el final de 1960. Así es como el Che explicaba la función desempeñada por este método de confinamiento: “A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”.

 

Este campamento fue el precursor del confinamiento sistemático, a partir de 1965 en la provincia de Camagüey, de disidentes, homosexuales, victimas del SIDA, católicos, Testigos de Jehová, sacerdotes afro-cubanos, y otras escorias por el estilo, bajo la bandera de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Hacinados en autobuses y camiones, los "desadaptados" serían transportados a punta de pistola a los campos de concentración organizados sobre la base del modelo de Guanahacabibes. Algunos nunca regresarían; otros serían violados, golpeados, o mutilados; y la mayoría quedarían traumatizados de por vida, como el sobrecogedor documental de Néstor Almendros Conducta Impropia se lo mostrara al mundo un par de décadas atrás.

 

De esta manera, la revista Time parece haber errado en agosto de 1960 cuando describió a la división del trabajo de la revolución con una nota de tapa presentando al Che Guevara como el "cerebro," a Fidel Castro como el "corazón" y a Raúl Castro como el "puño." Pero la percepción revelaba el papel crucial de Guevara en hacer de Cuba un bastión del totalitarismo. El Che era de alguna manera un candidato improbable para la pureza ideológica, dado su espíritu bohemio, pero durante los años de entrenamiento en México y en el periodo resultante de la lucha armada en Cuba emergió como el ideólogo comunista locamente enamorado de la Unión Soviética, en gran medida para molestia de Castro y de otros que eran esencialmente oportunistas dispuestos a utilizar cualquier medio necesario para ganar poder. Cuando los aspirantes a revolucionarios fueron arrestados en México en 1956, Guevara fue el único que admitió que era un comunista y que estaba estudiando ruso. (Habló abiertamente de su relación con Nikolai Leonov de la Embajada Soviética.) Durante la lucha armada en Cuba, forjó una férrea alianza con el Partido Socialista Popular (el partido comunista de la isla) y con Carlos Rafael Rodríguez, un jugador importante en la conversión del régimen de Castro al comunismo.

 

Esta fanática disposición convirtió al Che en una parte esencial de la "sovietización" de la revolución que se había jactado reiteradamente de su carácter independiente. Muy poco después de que los barbudos llegaran al poder, Guevara participó de negociaciones con Anastas Mikoyan, el vice primer ministro soviético, quien visitó Cuba. Le fue confiada la misión de promover las negociaciones soviético-cubanas durante una visita a Moscú a finales de 1960. (La misma fue parte de un largo viaje en el cual la Corea del Norte de Kim Il Sung fue el país que “más” le impresionó.) El segundo viaje a Rusia de Guevara, en agosto de 1962, fue aún más significativo, en razón de que el mismo selló el acuerdo para convertir a Cuba en una cabeza de playa nuclear soviética. Se reunió con Khrushchev en Yalta para finalizar los detalles sobre una operación que ya se había iniciado y que involucraba la introducción en la isla de cuarenta y dos misiles soviéticos, la mitad de los cuales estaban armados con ojivas nucleares, así como también lanzadores y unos cuarenta y dos mil soldados. Tras presionar a sus aliados soviéticos sobre el peligro de que los Estados Unidos pudiesen descubrir lo que estaba aconteciendo, Guevara obtuvo garantías de que la marina soviética intervendría—en otras palabras, de que Moscú estaba preparada para ir a la guerra.

 

Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el revolucionario había alardeado que "su país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio." Apenas después de finalizada la crisis de los misiles cubanos—cuando Khrushchev renegó de la promesa hecha en Yalta y negoció un acuerdo con los Estados Unidos a espaldas de Castro que incluía la remoción de los misiles estadounidenses de Turquía—Guevara dijo a un periódico comunista británico: "Si los cohetes hubiesen permanecido, los hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión." Y un par de años más tarde, en las Naciones Unidas, fue leal a las formas: "Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los explotadores y el explotado."

 

Guevara se distanció de la Unión Soviética en los últimos años de su vida. Lo hizo por las razones equivocadas, culpando a Moscú por ser demasiado blando ideológica y diplomáticamente, y hacer demasiadas concesiones—a diferencia de la China maoísta, a la cual llegó a ver como un refugio de la ortodoxia. En octubre de 1964, un memo escrito por Oleg Daroussenkov, un funcionario soviético cercano a él, cita a Guevara diciendo: "Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo." En realidad, Guevara se resintió por el hecho de que Moscú le estaba solicitando a otros miembros del bloque comunista, incluida Cuba, algo a cambio de su colosal ayuda y de su apoyo político. Su ataque final contra Moscú llegó en Argelia, en febrero de 1965, en una conferencia internacional en la que acusó a los soviéticos de adoptar la "ley del valor," es decir, el capitalismo. Su ruptura con los soviéticos, en síntesis, no fue un grito en favor de la independencia. Fue un alarido al estilo de Enver Hoxha en aras de la total subordinación de la realidad a la ciega ortodoxia ideológica.

 

El gran revolucionario tuvo una oportunidad de poner en práctica su visión económica—su idea de la justicia social—como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria a fines de 1959, y, desde principios de 1961, como ministro de industria. El periodo en el cual Guevara estuvo a cargo de la mayor parte de la economía cubana atestiguó el cuasi colapso de la producción de azúcar, el fracaso de la industrialización y la introducción del racionamiento—todo esto en el que había sido uno de los cuatros países económicamente más exitosos de América Latina desde antes de la dictadura de Batista.

 

Su tarea como director del Banco Nacional, durante la cual imprimió billetes que llevaban la firma "Che," ha sido sintetizada por su asistente, Ernesto Betancourt: “Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía”. Los poderes de percepción de Guevara respecto de la economía mundial fueron muy bien expresados en 1961, durante una conferencia hemisférica celebrada en Uruguay, donde predijo una tasa de crecimiento para Cuba del 10 por ciento "sin el menor temor," y, para 1980, un ingreso per capita mayor que el de "los EE.UU. en la actualidad." En verdad, hacia 1997, el trigésimo aniversario de su muerte, los cubanos se encontraban bajo una dieta consistente en una ración de cinco libras de arroz y una libra de frijoles por mes; cuatro onzas de carne dos veces al año; cuatro onzas de pasta de soja por semana; y cuatro huevos por mes.

 

La reforma agraria le quitó tierra al rico, pero se la dio a los burócratas, no a los campesinos. (El decreto fue redactado en la casa del Che.) En el nombre de la diversificación, el área cultivada fue reducida y la mano de obra disponible distraída hacia otras actividades. El resultado fue que entre 1961 y 1963, la cosecha se redujo a la mitad: apenas unos 3,8 millones de toneladas métricas. ¿Se justificaba este sacrificio por el fomento de la industrialización cubana? Desdichadamente, Cuba carecía de materias primas para la industria pesada, y, como una consecuencia de la redistribución revolucionaria, no contaba con una moneda sólida con la cual adquirirlas—o incluso adquirir los productos básicos. Para 1961, Guevara estaba teniendo que dar explicaciones embarazosas a los trabajadores en la oficina: "Nuestros camaradas técnicos en las compañías han producido una pasta dental... tan buena como la anterior; limpia exactamente lo mismo, a pesar de que después de un tiempo se vuelve una piedra." Para 1963, todas las esperanzas de industrializar a Cuba fueron abandonadas, y la revolución aceptó su rol de proveedora colonial de azúcar al bloque soviético a cambio de petróleo para cubrir sus necesidades y para revenderlo a otros países. Durante las tres décadas siguientes, Cuba sobreviviría en base a un subsidio soviético de más o menos entre $65 mil millones y $100 mil millones.

 

Habiendo fracasado como héroe de la justicia social, ¿merece Guevara un lugar en los libros de historia como un genio de la guerra de guerrillas? Su mayor logro militar en la lucha contra Batista—la toma de la ciudad de Santa Clara después de emboscar un tren con pesados refuerzos—es seriamente cuestionado. Numerosos testimonios indican que el conductor del tren se rindió de antemano, acaso tras aceptar sobornos. (Gutiérrez Menoyo, quien dirigía un grupo guerrillero diferente en esa área, está entre aquellos que han criticado la historia oficial de Cuba sobre la victoria de Guevara.) Inmediatamente después del triunfo de la revolución, Guevara organizó ejércitos guerrilleros en Nicaragua, la República Dominicana, Panamá, y Haití—todos los cuales fueron aplastados. En 1964, envió al revolucionario argentino Jorge Ricardo Masetti a su muerte al persuadirlo de que montase un ataque contra su país natal desde Bolivia, justo después de que la democracia representativa había sido restablecida en la Argentina.

 

Particularmente desastrosa fue la expedición al Congo en 1965. Guevara se alió con dos rebeldes—Pierre Mulele en el oeste y Laurent Kabila en el este—contra el desagradable gobierno congoleño, el cual era sostenido por los Estados Unido, por mercenarios sudafricanos y exiliados cubanos. Mulele había tomado posesión de Stanleyville antes de ser repelido. Durante su reinado de terror, tal como lo ha escrito V.S. Naipaul, asesinó a todos aquellos que podían leer y a todos los que vestían una corbata. Respecto del otro aliado de Guevara, Laurent Kabila, se trataba meramente de un perezoso y un corrupto por aquel entonces; pero el mundo descubriría en los años 90 que también él era una máquina de matar. En cualquier caso, Guevara se pasó gran parte de 1965 ayudando a los rebeldes en el este antes de abandonar el país de manera ignominiosa. Poco tiempo después, Mobutu llegó al poder e instaló una tiranía de décadas. (En los países latinoamericanos, de Argentina al Perú, las revoluciones inspiradas en el Che tuvieron el mismo resultado practico de reforzar el militarismo brutal durante muchos años.)

 

En Bolivia, el Che fue nuevamente derrotado, y por última vez. Malinterpretó la situación local. Una reforma agraria había tenido lugar unos años antes; el gobierno había respetado muchas de las instituciones de las comunidades campesinas; y el ejército era cercano a los Estados Unidos a pesar de su nacionalismo. "Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto" fue la melancólica conclusión de Guevara en su diario boliviano. Aún peor, Mario Monje, el líder comunista local, quien no tenía estómago para una guerra de guerrillas tras haber sido humillado en los comicios, condujo a Guevara hacia una ubicación vulnerable en el sudeste del país. Las circunstancias de la captura del Che en la quebrada del Yuro, poco después de reunirse con el intelectual francés Régis Debray y el pintor argentino Ciro Bustos, ambos arrestados cuando abandonaban el campamento, fueron, como gran parte de la expedición boliviana, cosa de aficionados.

 

Guevara fue ciertamente audaz y corajudo, y rápido para organizar la vida en base a principios militares en los territorios bajo su control, pero no era un General Giap. Su libro La Guerra de Guerrillas enseña que las fuerzas populares pueden vencer a un ejército, que no es necesario aguardar a que se den las condiciones necesarias ya que un focofocosfoquistas, y América Latina se ha vuelto urbana en un 70 por ciento en estas últimas cuatro décadas. Al respecto, también, el Che Guevara fue un cruel alucinado. guerrilleros, con la excepción de Nicaragua, terminaron todos en cenizas para los insurreccional puede provocarlos, y que el combate debe tener lugar principalmente en el campo. (En su receta para la guerra de guerrillas, reserva también para las mujeres el rol de cocineras y enfermeras.) Sin embargo, el ejército de Batista no era un ejército sino un corrupto manojo de matones carente de motivación y sin mucha organización; los

 

En las últimas décadas del siglo diecinueve, Argentina tenía la segunda tasa de crecimiento más grande del mundo. Hacia la década de 1890, el ingreso real de los trabajadores argentinos era superior al de los trabajadores suizos, alemanes, y franceses. Para 1928, ese país ocupaba el duodécimo lugar en el mundo en cuanto a su PBI per capita. Ese logro, que las siguientes generaciones arruinarían, se debió en gran medida a Juan Bautista Alberdi.

 

Al igual que Guevara, a Alberdi le gustaba viajar: caminó a través de las pampas y de los desiertos de norte a sur a los catorce años de edad, rumbo a Buenos Aires. Como Guevara, Alberdi se oponía a un tirano, Juan Manuel Rosas. Igual que Guevara, Alberdi tuvo la oportunidad de influir sobre un líder revolucionario en el poder—Justo José de Urquiza, quien derrocó a Rosas en 1852. Como Guevara, Alberdi representó al nuevo gobierno en giras mundiales, y murió en el exterior. Pero a diferencia del viejo y nuevo predilecto de la izquierda, Alberdi nunca mató una mosca. Su libro, Bases y puntos de partida para la organización de la República Argentina, fue la base de la Constitución de 1853 que limitó el Estado, abrió el comercio, alentó la inmigración y aseguró los derechos de propiedad, inaugurando de ese modo un periodo de setenta años de asombrosa prosperidad. No se entremetió en los asuntos de otras naciones, oponiéndose a la guerra de su país contra Paraguay. Su semblante no adorna el abdomen de Mike Tyson.

 

Este trabajo fue originalmente publicado en inglés por la revista The New Republic bajo el titulo de The Killing Machine: Che Guevara, from Communist Firebrand to Capitalist Brand, en sus ediciones del 11 y 18 de julio de 2005.

 

Traducido por Gabriel Gasave

http://www.independent.org/images/bios/gasave_gabriel.jpg


Alvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global en The Independent Institute y editor de Lessons from the Poor.

http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535

Respuesta  Mensaje 5 de 13 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 11/10/2010 17:22
FRASES CÉLEBRES RECOGIDAS EN EL ARTÍCULO ( Del Mito a la Verdad ) :

"Tengo una remera del Che y no sé por qué."
http://cms7.blogia.com/blogs/c/ce/cen/centroschilenos/upload/20071008195833-remera-che.jpg
JÓVENES ARGENTINOS


"Deberíamos prestarle menos atención a Trotsky y mucha más al Che Guevara."


Frei Betto . Consejero del Presidente Lula da Silva de Brasil y encargado del programa de alto perfil "Hambre Cero"


"El mayor impacto aquí puede ser el de la transformación de un zombi negro en un virtuoso líder revolucionario"

http://hollywood-elsewhere.com/images/column/3108/burrows.jpg
Manohla Dargis



"Su manera, en los momentos difíciles y peligrosos, de hacer las cosas más difíciles y peligrosas"


Fidel Castro


“Encontré en el Che una ignorancia absoluta de los principios más elementales de la economía”.

http://www.pbs.org/wgbh/amex/castro/sfeature/images/sf_experts_betancourt.jpg
Ernesto Betancourt


Ernesto Che Guevara . Del Mito a la Verdad ...

          

http://lacomunidad.elpais.com/blogfiles/sibyllanetcom/chegun.jpg


http://www.clarin.com/suplementos/zona/2005/10/30/thumb/t028dh02.jpg

“El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”


"Siento que mis orificios nasales se dilatan al saborear el amargo olor de la pólvora y de la sangre del enemigo"


"¿Revolución sin disparar un tiro? Estás loco."




“Aquí estuvo muy divertido con tiros, bombardeos, discursos y otros matices que cortaron la monotonía en que vivía”. ( CARTA A SU MADRE DESDE GUATEMALA )


“Estoy en la manigua cubana, vivo y sediento de sangre”




“Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver los golpes”


“Acabé con el problema dándole un tiro con una pistola del calibre 32 en la sien derecha, con orificio de salida en el temporal derecho...sus pertenencias pasaron a mi poder” ... "era en verdad lo suficientemente culpable como para merecer la muerte"


"Tenía que pagar el precio."(no vaciló en ordenar la muerte de Echevarría, el hermano de uno de sus camaradas, en razón de crímenes no especificados)


“Ante la duda, mátalo”(fueron las instrucciones del Che).



“Sabemos que todos son unos asesinos, luego proceder radicalmente es lo revolucionario”
( INSTRUCCIONES DEL CHE EN "LA CABAÑA" , el Penal-Prisión a "LA COMISIÓN DEPURADORA ") .


"Pertenecía a esa clase especial de hombres a los que la especie produce de vez en cuando, en quienes un anhelo por el poder ilimitado es tan extremo que cualquier sufrimiento para lograrlo parece natural." ( Reflexión sobre Pedro Valdivia , conquistador de Chile ) .


"Las masas que luchan están de acuerdo con asaltar a los bancos porque ninguno de ellos tiene un centavo en los mismos."( Orden de asaltar bancos ).



"Que sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad."( La forma de medir el verdadero alcance de una reforma agraria es por el número de individuduos ... De una pregunta hecha por Guevara al presidente egipcio Nasser )




“A Guanahacabibes se manda a la gente que no debe ir a la cárcel , la gente que ha cometido faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado...es trabajo duro, no trabajo bestial”.





"Mu país se encuentra deseoso de arriesgarlo todo en una guerra atómica de inimaginable capacidad destructiva para defender un principio."



"Si los cohetes hubiesen permanecido, los hubiésemos utilizado a todos y dirigido contra el mismo corazón de los Estados Unidos, incluida Nueva York, en nuestra defensa contra la agresión."




"Como marxistas hemos sostenido que la coexistencia pacífica entre las naciones no incluye a la coexistencia entre los explotadores y el explotado."( Mensaje de Cheguevara en la ONU)




"Les pedimos armas a los checoslovacos; y nos rechazaron. Luego se las pedimos a los chinos; dijeron que sí en pocos días, y ni siquiera nos cobraron, declarando que uno no le vende armas a un amigo."





"Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto"
( DIARIO BOLIVARIANO DEL CHE )



ADMITIENDO SU AUDACIA Y SU CORAJE , HEMOS DE CONCLUIR QUE :

"Che Guevara  fue un cruel alucinado ".

NOS QUEDA LA GRAN INCOGNITA :

¿ Qué hubiera opinado hoy el " Che " de la situación actual de Cuba y del rumbo que el país tomó con Fidel Castro , desde su muerte  en Bolivia ? .

CREO QUE FIDEL Y SU RÉGIMEN AL IGUAL QUE LA URSS TRAICIONARON SUS IDEALES

 
http://sinapsisintercambiodeideas.files.wordpress.com/2009/09/muerte-del-che2.jpg



http://www.avizora.com/publicaciones/biografias/textos/textos_g/images/guevara_ernesto_che_1.jpg


http://www.latinamericanstudies.org/che/dead-che-2.gif


Un judio muy especial lo dejo dicho hace más de 2000 años :

" Quien a hierro mata , a hierro muere". JESÚS DE NAZARETH

Respuesta  Mensaje 6 de 13 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 11/10/2010 17:23
EL MAS AUTENTICO RETRATO DE EL CHE
VICENTE ECHERRI

Un libro me ha caído en las manos, literalmente. De lo alto de una estantería se rueda y, al caer, deja un sensible rastro de polvo. Es un volumen en rústica de tapas gastadas que nunca he leído. Se titula ¡Yo soy el Che!, al parecer una biografía de Ernesto Guevara escrita hace más de 30 años —según puedo ver— por Luis Ortega, a quien muchos tienen por el mejor periodista cubano del último medio siglo.

 

No puedo recordar cómo este libro ha venido a dar a mi biblioteca, ni mucho menos por qué no lo he leído antes. Alguien debe habérmelo prestado hace mucho y luego me olvidé. Ahora, mientras empiezo a leerlo, aún de pie, caigo en cuenta de que es 7 de octubre, víspera de la muerte de Guevara, y el azar, que me parece de una sospechosa simetría, me lleva a acordarme de Borges, ese otro argentino que está en las antípodas del líder guerrillero.

 

Hasta ahora había creído que nadie nos había dado aún el auténtico retrato del Che Guevara, de su ineptitud política y de su naturaleza criminal, mezcladas con la arrogante ignorancia del estereotipo de un argentino intoxicado de lecturas marxistas de segunda mano. Este libro de Luis Ortega hace mucho que cumplió ese cometido, relevándonos de cualquier obligación moral sobre el tema.

 

Hasta ahora parecía que todas las biografías del Che, hasta las más neutrales, edulcoraban la figura del matarife (el hombre que, en poco más de un año, hizo fusilar a casi dos mil personas en la fortaleza de La Cabaña, en La Habana) y magnificaban la capacidad del político.

 

Ortega no comulga con esos mitos. En una prosa monda, libre de los típicos adornos que vician el castellano, va desdoblando su retrato:

 

``Desde que el Che entra en La Cabaña, la fortaleza se convierte en prisión. Y el Che, insensiblemente, va elaborando toda una teoría del terror.
``—Hay que trabajar de noche —le dice a Duque Estrada, un abogado joven que se le había incorporado en Santa Clara.
``Y agrega:
``—El hombre ofrece menos resistencia de noche que de día. En la calma nocturna la resistencia moral se debilita. Haz los interrogatorios de noche.
``—Sí, comandante.
``—No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es sí es necesario fusilarlo. Nada más.
``—Sí, comandante.
``—Mira, tenemos que establecer la pedagogía del paredón.
``—Sí, comandante.
`` Después se enreda en una complicada disquisición sobre el aspecto jurídico:
``Debe dársele siempre al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Y esto quiere decir, entiéndeme bien, que debe siempre fusilarse al reo, sin importar cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y debemos empezar por las garantías procesales mismas.’’

 

Pero el comandante no sólo es asesino, sino también torturador. ``Oscila entre el sentimentalismo y la crueldad. Y en la crueldad es refinado. Ya en la Sierra Maestra había inventado el procedimiento del fusilamiento simulado. Y en La Cabaña ese tipo de tortura se convierte en cosa corriente.’’

 

Y como tantos revolucionarios de su estirpe, detrás del asesino y del torturador hay un tipo con una visión transcendente de sí mismo que, de principio a fin, trata de cuidar su posteridad. Es un actor de su propia tragedia. ``El extremo cuidado con que pule las frases revela todo lo que hay de teatral en él’’, nos dice Ortega, quien agrega: ``Guevara disfruta sus propios funerales a la manera romántica. Toda su infelicidad, todo lo que hay en él de infantil, se vuelca en estos gestos finales enderezados a atraer la atención sobre su persona utilizando recursos de propaganda’’.

 

Los juicios con que Luis Ortega va componiendo la semblanza física y moral de Guevara son en extremo prolijos para poder citarlos extensamente aquí; basta apuntar que son tan poderosamente reveladores, y constituyen una contribución tan decisiva a la historia de Cuba, como para pasar por alto algunas opiniones recientes del autor que, según algunos, le han llevado a coincidir con posiciones del castrismo.

 

He aquí como él resume el retrato de quien lleva 34 años muerto para bien:
``Si se va a un análisis frío de Guevara, y si se quiere hasta cruel, se puede llegar a la conclusión de que estamos frente a un escritor. Un escritor que ha sido capaz de responsabilizarse con el fusilamiento de 1,892 seres humanos con tal de poder atraer la atención hacia su prosa. Capaz de morir con tal de lograr algunos lectores. Porque la prosa de Guevara no llega a tener valor literario. Esa prosa, por sí sola, no se mantiene. Cualquier observador un poco sagaz puede ver en ella el afán de imitar el tono patético de Martí, sobre todo el Martí de la inmolación. Pero no puede llegar nunca. El tono de Martí está respaldado por una conducta apostólica. Guevara, en cambio, ha dejado tras de sí un reguero de cadáveres.’’

 

© Echerri 2001 / El Nuevo Herald

 
 

EN LOS FOROS TENEMOS UNA NUTRIDA REPRESENTACION DE ELEMENTOS DE LA PEOR CALAÑA QUE SE HAN  AMAMANTADO CON LA DOCTRINA  DEL ODIO DEL CHE.

 

EL Odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar.” Y cuando, como vemos todos los días en este foro, no pueden eliminar físicamente a sus enemigos ideológicos, recorren entonces a la calumnia y a la difamación tratando de destruir a un exilio honrado y trabajador al que tanto envidian precisamente por haber sido tan exitoso en este país que les brindó libertad y oportunidades.

 

http://foro.univision.com/univision/board/message?board.id=cubanosenmiami&message.id=64971



Respuesta Ocultar Mensaje Eliminar Mensaje  Mensaje 8 de 9 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 21/03/2010 17:53

Enviado: 21/03/2010 17:49
wall007-1.jpg picture by lavastida
HABLA EL CHE ...
EL CHE DESDE EL INFIERNO..

Y ADEMAS FINALMENTE UN COBARDE .

CUANDO LO ATRAPARON EN BOLIVIA DECIA ... :

" NO DISPAREN SOY EL CHE Y VALGO MÁS VIVO QUE MUERTO "

UNO DE LOS ASESINOS MÁS CANALLAS DE LA HISTORIA , NECESITABA OLOR A SANGRE Y A PÓLVORA , APRETANDO EL MISMO EL GATILLO . SE ABURRÍA CUANDO NO MATABA Y POR ESO SE FUE DE CUBA A ANGOLA A BOLIVIA , DONDE PUDIERA MATAR Y ASESINAR A SU ANTOJO .

Respuesta  Mensaje 7 de 13 en el tema 
De: IGNACIOAL Enviado: 11/10/2010 17:24
De: residente Enviado: 15/06/2010 01:51


Respuesta  Mensaje 8 de 13 en el tema 
De: ELSANTANECO Enviado: 11/10/2010 19:17


Respuesta  Mensaje 9 de 13 en el tema 
De: residente Enviado: 11/10/2010 19:21
Santaneco mierda

Respuesta  Mensaje 10 de 13 en el tema 
De: ELSANTANECO Enviado: 11/10/2010 19:28
jejejej
RESI, ESTAS NERVIOSA O ME QUIERES DAR LAS NALGAS?

Respuesta  Mensaje 11 de 13 en el tema 
De: residente Enviado: 11/10/2010 20:13
General: Santaneco y Robin Hood
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: residente  (Mensaje original) Enviado: 11/10/2010 12:10
 
Santa idiota, que te paguen un sueldo mierda y que te den respeto y amor, en verdad que eres un pendejo
 
Robin Hood robaba a los ricos y lo que robaba se los repartía a los pobres, los socialistas hacen lo mismo, son ladrones, métete eso en tu cerebro de mosquito, ladrones.
 
Pinche buey descerebrado

Respuesta  Mensaje 12 de 13 en el tema 
De: residente Enviado: 11/10/2010 20:15
 
jejejej
RESI, ESTAS NERVIOSA O ME QUIERES DAR LAS NALGAS? Para adentro es para donde te estoy dando 

Respuesta  Mensaje 13 de 13 en el tema 
De: Matilda Enviado: 11/10/2010 21:11
Alvarito querrá hacer los deberes por un premio??Creerá que la inteligencia y el arte se heredan?

Álvaro Vargas Llosa (Lima, 1966) es un periodista, politólogo y ensayista peruano de tendencia liberal y antisocialista pero crítico del neoliberalismo latinoamericano de la década de los 90.[1] Actualmente, es Director

del Centro para la Prosperidad Global en el Independent Institute, columnista del Washington Post Writers Group y autor de varios libros. En 2007 fue nominado Joven Líder Global por el Foro Economico Mundial con sede en Davos, Suiza.

Hijo del novelista Mario Vargas Llosa y hermano de Gonzalo Vargas Llosa y Morgana Vargas Llosa. Es ciudadano peruano y español. Reside en Washington DC, con su esposa Susana Abad y sus dos hijos Leandro y Aitana. La cadena internacional National Geographic ha lanzado una serie de documentales en los que Alvaro Vargas Llosa, guionista, presentador y narrador de la serie, transmite a los televidentes de unos cien países su visión del continente americano.


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