Por Lydia Gil. Yupi Internet.
Nueva York, 19 dic (EFE).- El nuevo libro del escritor y periodista estadounidense Ben Corbett, "This is Cuba" (Esta es Cuba) explora la realidad cubana desde adentro, mostrando un retrato complejo y contradictorio que no se conforma con la retórica política o la nostalgia del reportaje turístico.
Tras 3 intensos años de largas estadías en Cuba, Corbett ha logrado comprender las sutilezas del mecanismo ecónomico que opera en la isla.
El autor describe aspectos de la vida diaria de los cubanos a los cuales no tiene acceso el periodista o turista ocasional.
Corbett expone cómo el sistema obliga al cubano a involucrarse en operaciones clandestinas con el simple fin de sobrevivir.
"En Cuba, todo se consigue en bolsa negra", explica el autor.
"Los cubanos no tienen ninguna opción, es cuestión de sobrevivir. Si el gobierno cubano quisiera hacer valer todas las reglas que tiene, la población entera de la isla iría a dar a la cárcel".
Corbett lo cuenta con numerosos ejemplos, desde el vendedor de chorizos hasta el que le consigue la leña para ahumarlos.
¿BOLSA NEGRA O CAPITALISMO SUBTERRANEO? Armando es un vendedor de jugos naturales cuya bebida de mango es codiciada por todo el que ha tenido la dicha de probarla.
Según Corbett, si Armando adquiriese una licencia para vender sus productos oficialmente, el dinero no le alcanzaría para sobrevivir.
Este es, según Corbett, un dilema común a todos los empresarios de Cuba.
"Si un cubano quiere operar una pequeña empresa en Cuba, debe primero solicitar una licencia especial del gobierno que cuesta entre los 1.000 y 1.500 pesos al mes, dependiendo del mercado", explica Corbett, añadiendo que a esta suma le sigue una inspección del Ministerio de Salud Pública y otras inspecciones periódicas sin aviso previo.
Corbett advierte que toda empresa cubana, por pequeña que sea, está a la merced de los inspectores públicos, muchos de los cuales operan exclusivamente en base a sobornos.
"En Cuba, los inspectores del estado son el enemigo público número uno", escribe.
El mismo Armando le sirve de ejemplo. Antes de su actual negocio, Armando operaba un pequeño restaurante desde su casa.
"Servíamos pollo, arroz, pizza, sándwiches de lechón, de todo", dice. "Hasta que un día el estado decidió abrir su propio puesto de sándwiches a dos casas de la nuestra".
Desde entonces, según Armando, comenzaron las visitas diarias de los inspectores.
"Una vez nos multaron porque vieron a mi esposa cocinar con el aro de matrimonio puesto... así que nos siguieron inspeccionando hasta que tuvimos que cerrar el negocio".
Su negocio actual va viento en popa, a pesar de operar clandestinamente.
Según Corbett, además del incentivo económico, de los negocios clandestinos se desprende un gran sentido de empresa, competencia y orgullo en la elaboración de los productos o servicios que se comercian, lo cual está totalmente ausente de las empresas oficiales.
Dice que los cubanos están conscientes de que los productos de primera calidad están exclusivamente destinados a la exportación.
Sin embargo, en lugar de quejarse contínuamente de la situación, la gran mayoría se las arregla con lo que hay, haciendo gala de su inagotable iniciativa.
El libro parece proveer una respuesta a la perplejidad de los cubanos del exilio ante la aparente pasividad de sus compatriotas, ignorando que lo que les permite perseverar bajo el sistema actual es precisamente el mismo espíritu emprendedor que los ha hecho triunfar a ellos en el exilio.
Esa misma mezcla de orgullo por su independencia y sobrevivencia es lo que quizás explique la enorme paciencia del pueblo cubano con los frutos de la Revolución que cada día parecen más y más lejanos.
(Corbett, Ben. "This is Cuba: An Outlaw Culture Survives". Boulder: Westview Press, 2002).
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