El régimen castrista ha concedido el permiso de salida de Cuba a los opositores Óscar Espinosa Chepe, Miriam Leiva, Jorge Olivera Castillo, Margarito Broche, Carmelo Díaz Fernández y Roberto de Miranda. Detenidos en la Primavera Negra de 2003, fueron liberados al año siguiente de forma condicional por su precaria salud.
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Tanto Espinosa Chepe, economista independiente; su mujer, Miriam Leiva, periodista independiente y una de las fundadoras de las Damas de Blanco, como Olivera, también periodista independiente y escritor, han confirmado a ABC su negativa a aceptar un permiso de salida permanente del país. Jorge Olivera, por ejemplo, tiene concedida una beca en la Universidad de Harvard. “No queremos marcharnos para siempre, sí de forma temporal para recibir tratamiento médico en el exterior, visitar a familiares, dar conferencias... Así que vamos a seguir como hasta ahora, escribiendo y analizando la situación desde La Habana”, advirtió Leiva.
En cambio, Broche, Díaz y De Miranda sí han aceptado, según las fuentes consultadas. Margarito Broche, que preside el Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba, saldrá del país “en los próximos meses” debido a sus problemas de salud, aseguró otro responsable de la misma organización, Juan Carlos González Leiva.
La «tarjeta blanca»
Las autoridades de Inmigración que les citaron esta semana para informarles sobre la concesión de la llamada “tarjeta blanca” no les informaron, en cambio, qué sucedía con la licencia extrapenal concedida por razones de salud, que no anula la condena y significa que en cualquier momento pueden volver a la cárcel.
La familia de Orlando Zapata Tamayo, el disidente muerto en su celda el pasado 23 de febrero, también ha sido autorizada a viajar a EE.UU. esta semana. Sin embargo su madre, Reina Luisa Tamayo, se niega a dejar el país si no es “con los huesos o cenizas” del opositor fallecido después de 85 días de huelga de hambre.
Estos últimos permisos de salida permanente se producen en un momento marcado por la excarcelación de prisioneros de conciencia con la condición de que se marchen del país de forma inmediata. Como los 39 de los 52 presos políticos del “Grupo de los 75” que ya han viajado a España, tras la mediación de la Iglesia católica cubana. No son los primeros y no serán los últimos. “Es una limpieza política a fondo”, describe el disidente ciego Juan Carlos González Leiva.